El animador de fiestas

Capítulo 18

La situación me sobrepasa, no sé cómo actuar ante lo que descubrí, no me quedaré al margen pero necesito que alguien me dé una mirada femenina del asunto y me ayude a saber qué hacer y esa es mi hermana.

Entré a su apartamento con la copia que tengo de sus llaves y me quedé esperando que saliera de trabajar, me dijo que llegaría hace treinta minutos pero por lo visto su reloj funciona mal porque aún no llega y sé que si se demora mucho más no podremos hablar porque debe ir a cursar. 

Como el buen hermano que soy decido adelantar sus tareas para sacarle un peso de encima. Reviso su heladera en busca de algunos ingredientes y me pongo a cocinarle su comida favorita, pollo frito. Tengo práctica en la cocina porque de chicos siempre que a mamá le tocaba una jornada de trabajo completa, ella es enfermera jubilada, me encargaba de cocinar para mí y para Lola.

Repito la receta que ya me sé de memoria y una vez que tengo todo listo, sirvo las porciones en un plato y le coloco una tapa encima para que no se enfríe. El olor me tienta pero me contengo para que comamos juntos.

Me paseo por su apartamento recogiendo todo lo que ella dejó tirado para llenar el tiempo. Paso una escoba con especial énfasis debajo de los muebles porque allí es donde se junta más polvo. ¡Ya sé, tengo alma de abuelita!

Justo cuando voy a repetir el proceso en su habitación, veo unos papeles sobre su cama, intento contenerme de invadir su privacidad y sigo con la limpieza fisgándolos cada tanto.

***

Las agujas del reloj no dejan de correr, ya todo está limpio, mi hermana no llega y mi curiosidad va en aumento, decido culminar con esta intriga y voy en búsqueda de aquellos folios y los agarro.

Somos hermanos, de chiquitos no nos guardábamos ningún secreto, ¿por qué ahora sería diferente? Me autoconvenzo al acercarme a los mismos. Noto que es un estudio clínico, eso me preocupa y no dudo más en abrirlos y leer hasta la letra chica.

La idea general es que mi hermana es estéril. No es una sorpresa, eso lo descubrió hace algunos años, la pregunta que me carcome es: ¿Por qué volvió a realizárselos?

El sonido de la puerta me asusta y hace que tire los papeles. Salgo de la habitación y veo a mi hermana corriendo al baño, antes de entrar me grita:

— ¡Hola Simón, ya te saludo, me estoy haciendo pis!

Me quedo estático esperando a que salga y cuando lo hace se me queda mirando.

— ¡Ey! ¿Qué te pasó? Estás raro.

Sacudo mi cabeza de un lado a otro para concentrarme y le ofrezco mi mejor sonrisa para tranquilizarla, no voy a presionarla: si ella no me contó nada fue por algo.

Nos sentamos a la mesa, comemos y empezamos a hablar de trivialidades como el estudio y el trabajo.

— ¿Podes creer que me pusieron dos parciales en la misma semana? Los profesores nos quieren matar —exclama con la boca llena.

— Sí, es todo un tema —le respondo sin haberle prestado mucha atención.

— Aún peor es que los alienígenas quieran invadir la ciudad.

— Es terrible —murmuro mientras juego con la comida de la cual aún no probé bocado.

— Bueno, ya entendí que no me estás escuchando, ¿se puede saber qué te pasa? No comiste nada, no me hablas y ni siquiera sonreíste y eso que sos el risueño de la familia —me pregunta preocupada haciendo que levante la mirada hacia ella.

Inhalo suavemente intentando hallar las palabras para no invadir su espacio.

— ¿Viste que te preparé tu comida favorita?

— Sí, ¿acaso te enojaste porque no te lo agradecí? —Interfiere con el ceño fruncido.

— No, no es eso, también ordené tus cosas —digo haciendo un circulo en el aire con mi dedo para abarcar toda la casa—. Y puede que me haya topado con unos papeles, más concretamente con un estudio médico.

La miro a los ojos con miedo de que se enoje conmigo, me puedo pelear con todo el mundo y no me importará, pero no soportaré que ella se enfade y se distancie de mí.

— ¿Era eso? —Pregunta restándole importancia.

— Sí... Bueno... Es que sé que no debía leerlo —admito con la cabeza gacha—. Pero ¿por qué ahora? ¿Por qué te hiciste los estudios de nuevo?

Ella se sonroja y la veo dudar entre hablar o no, pero al final lo hace:

— Quiero contarle la verdad a Thiago, quiero que sepa que era mentira que tenía una aventura con mi jefe y que... —deja la frase inconclusa.

— Que lo dejaste cuando te enteraste que eras estéril porque crees que eso te resta feminidad y hará que él te vea con otros ojos —concluyo por ella.

— Sí —admite avergonzada mientras una lágrima rueda por su mejilla.

Me levanto de mi asiento para girar alrededor de la mesa y quedarme a su lado abrazándola y acariciándole el pelo como el día en que cometió la que para mí fue la peor estupidez de su vida: engañar a Thiago haciéndole creer cualquier cosa para evitarse una mirada de lástima que él nunca le daría.

— Es que aquel día de febrero en el que teníamos que interrumpir la boda de Enrique, tuve que ponerme una panza falsa y fingir que estaba embarazada, al quedarnos a solas Thiago me insinuó que le gustó como me veía y que un hijo de ambos sería muy lindo.

— Él está enamorado de vos, y nada cambiará eso —la tranquilizo.

— Ya veremos, le pedí vernos mañana para decirle de una vez por todas lo que tanto carcome mi cabeza.

Holiiis mis pequeños animadores, este fue un capítulo fuerte, y me gustaría leer sus opiniones respecto el mismo y sobre la concepción pasada de moda que dice que "las mujeres deben darle un hijo a sus parejas para poder formar una familia".

Por suerte, ahora eso está quedando en el pasado y cada quien es libre de hacer lo que quiera y cuando quiera, pero como soy chusma les tengo una pregunta: ¿Les gustaría tener hijos?

¡Los espero en el capítulo 19! ¿Cuento con vos?