Capítulo 15

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Como cambia la vida... Hace unos meses me creía un superhéroe que alegraba la vida de los demás y ahora no soy más que un espía que intenta ganar lo suficiente para saldar deudas.

Los roles han cambiado, antes era la presa acosada por los periodistas y ahora soy el cazador que persigue las huellas de una mujer.

Ya perdí la cuenta del tiempo que llevo siguiendo a Brenda, su ex novio-casi marido me dio una planilla con todos sus horarios, me dijo que la persiga día y noche y logre que vuelvan a ser una pareja feliz.

Sinceramente, creo que nunca lo fueron. Por lo poco que sé, Brenda el día de la boda estaba aliviada de no tener que casarse y las actitudes de Segundo no parecen ser las de un hombre enamorado: en mi fiesta solo se acordó de su ex cuando ninguna otra mujer le prestó atención. Pero trabajo es trabajo y mientras no involucre matar a alguien voy a seguir adelante.

Si los cálculos no me fallan, llevo una semana persiguiéndola, y la mujer no hace más que ir de su casa al trabajo y del trabajo de nuevo a su casa. Empiezo a aburrirme, Segundo estaba seguro de que ella tenía un amante pero por lo que vi puedo decir que no, al menos que los informes que realiza cada día puedan considerarse de esa forma.

Lo único que me entretiene en este trabajo agotador es contemplarla desde las sombras... Ahora que lo pienso eso suena fatal, pero juro que mis intenciones no son malas.

En este tiempo que llevo detallándola siento que la conozco más que la palma de mi mano. Ella es bajita pero siempre lo disimula con unos tacos altos, tiene una tez muy pálida y las pecas resaltan en todo su cuerpo, en mi opinión la hacen ver muy tierna pero creo que ella no opina lo mismo porque siempre intenta cubrirlas con maquillaje. Su modo de vestir es formal pero sencillo, usa ropa suelta pero aun así se pueden distinguir las curvas de su cuerpo. Pero lo que más me gusta de ella son sus ojos, parece que tiene un universo en cada uno de ellos.

Estas son las cosas que pienso mientras sigo sus pasos, el día de hoy cambió su rumbo, en vez de ir directo a la oficina en la que trabaja como secretaria, se desvió para pasar por el centro comercial. Algunas bolsas adornan sus manos, pero al contrario de mi hermana que cada vez que sale de compras vuelve con una sonrisa de oreja a oreja, Brenda está seria, como si tuviese muchas preocupaciones que intenta olvidar en compras compulsivas, o al menos eso creo que son pues ¿quién se compra la misma camisa cuatro veces solo que con colores diferentes?

Mis pies me duelen, me hizo subir y bajar escaleras, no sé qué es lo que busca pero estoy dispuesto a ayudarla a encontrarlo con tal de que me deje descansar un segundo. Para colmo, me estoy calcinando por dentro, llevo puesta una campera negra larga porque no solo tengo que cuidarme de que ella no note que la persigo, sino que también tengo que pasar por desapercibido frente a los vendedores y su clientela para que no descubran mi identidad.

Casi como un milagro la veo detenerse en un puesto de accesorios y me tiro a la primera silla que encuentro para recuperar las fuerzas mientras ella se prueba indecisa algunos anteojos de sol frente a un espejo de cuerpo completo.

Sé que se va a demorar, porque tiene muchos pares de lentes apartados para probarse así que aprovecho para agarrar mi celular y pasarle el parte con todos los movimientos a Segundo. Él me escucha atentamente hasta que le explico todo lo que Brenda compró y en ese momento se larga a llorar como un niño al que le roban un caramelo. Ruedo mis ojos al escucharlo e intento que se calme.

— No es tan grave, no fueron prendas muy costosas.

— Vos no entendes, antes íbamos de compras juntos, era una de nuestras salidas más especiales, en las que ella compraba cosas para sí misma y para mí y luego terminábamos yendo a comer a un lindo restaurante.

— Ya volverán esos momen... —me interrumpo cuando me doy cuenta de algo—. Te llamo después —me apresuro a decirle antes de cortar.

Me levanto y empiezo a mirar hacia todas las direcciones. Brenda desapareció, me distraje con mi cliente y ahora no sé dónde se metió. Camino a pasos veloces por todos los locales vecinos buscando una melena rubia pero solo encuentro chicas teñidas cuyo color no se compara con el de Brenda.

¿Qué tan lejos puede ir en tan poco tiempo una persona que mide un metro cincuenta?


Pues como dice el dicho hasta al mejor cazador se le va la liebre, ¿a dónde se habrá metido Brenda? (Amo hacerme la misteriosa cuando sé muy bien lo que pasó por la mente de ella y de todos los personajes jeje)

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Pues como dice el dicho hasta al mejor cazador se le va la liebre, ¿a dónde se habrá metido Brenda? (Amo hacerme la misteriosa cuando sé muy bien lo que pasó por la mente de ella y de todos los personajes jeje)

Refranes sé muchos, lo que no sé son buenos chistes, ¿conoces alguno divertido?

¡Te espero en el capítulo 16!

El animador de fiestas Kde žijí příběhy. Začni objevovat