17 | Poder

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Capítulo diecisiete: "Poder"

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Capítulo diecisiete: "Poder"

—¿A dónde ha ido tu pelo rosa?

La cara de Meredith era un poema. Era la misma de todas y cada una de las personas que habían visto su nuevo color de cabello por primera vez. Rodó los ojos y se apoyó en el marco de la puerta de brazos cruzados.

—Buenas tardes a ti también. ¿Me dejas entrar?

—Depende. ¿Eres el verdadero Spencer o un clon que ha suplantado su identidad?

Le dio un golpe suave en el brazo y la pelirroja se hizo a un lado para dejarlo pasar. No pudo avanzar mucho, pues Tommy salió de la nada y empezó a abrazarlo. Spencer lo despeinó como siempre hacía y le regaló una sonrisa, pero el niño arrugó la nariz al fijarse en su nuevo color de pelo.

—¡¿Qué te has hecho?! —Sonó escandalizado.

—Cambiar de tinte. ¿No te gusta?

—Estás...raro.

—Vaya, gracias.

Pero él también lo pensaba. No es que estuviese raro, sino que se sentía raro. Era como si hubiese dejado de ser el Spencer al que todos estaban acostumbrados, el que él mismo se había empeñado en ser, y ahora fuese un simple humano que vagaba por el mundo sin tener la más mínima idea de quién era o qué propósitos tenía.

No podía volver a ser el Spencer del pasado porque ya estaba demasiado roto.

Se estaba perdiendo a sí mismo al punto en el que no estaba seguro de nada.

—¿A qué ha venido el cambio? —oyó decir a Meredith a lo lejos. Se sentó en el sofá del salón junto a Tommy mientras la pelirroja iba de aquí para allá y se encogió de hombros.

—La razón principal es que no quiero que los paparazzi me reconozcan con tanta facilidad.

—Pues haberte puesto un gorro, genio. —Llegó con tres tazas, dos llenas de café para ambos y una de batido de fresa para Tom. Las entregó con una sonrisa y se acomodó en el sillón de enfrente—. Como sea, te queda bien. Quiero decir, eres Spencer, te podrías poner una mierda en la cabeza y seguirías viéndote increíble.

—¡No se dicen palabrotas! —exclamó Tommy y su madre se tapó la boca con la mano.

—Cierto, perdón. A lo que iba: ¿cómo has estado estos últimos días? Me tienes abandonada.

Spencer bebió de la taza y casi se quemó la lengua con el café caliente, pero prefería eso a tener que responder con la verdad. Reflexionó por unos segundos y Meredith esperó paciente su respuesta.

—¿Prefieres la versión mala o la versión horrible? —Su amiga captó de inmediato la angustia en su voz y procedió a pedirle a Tommy que se marchase.

—Cariño, vete a jugar a tu cuarto.

—¡Pero quiero pasar tiempo con Spencer! —chilló mosqueado.

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