Capítulo II

27 2 0
                                    

Una fría brisa pasaría cerca de la sutil piel de Julissa. Las puertas se abrieron en su delante dejando ver una habitación llena de silencio, en la que las paredes se alejaban, dejando un espacio a las personas que estaban adentro. Un pequeño vistazo hacia el lado derecho le hizo suponer que aquellas ventanas, sólidas e irrompibles, abrían paso a la escasa luz azulada. Presenció cada detalle, cada mueble, cada ser, cada movimiento. Julissa y su extraño compañero, aún protegido bajo el único escondite con el que llevaba a todos lados, darían un par de pasos hacia adelante. Su impresión fue notoria con la expresión que puso en rostro. Tal vez, él no lo había notado, pero Julissa suplicaba por esperar algo bueno; el miedo la estaba acompañando al presenciar a esos dos hombres que discutían al lado de una mesa. Ellos no parecían entenderse, varias de sus ideas discrepaban y eso los conllevaba a intentar a romper la mandíbula del contrario; se peleaban por un papel lleno de garabatos, figuras redondas y rectilíneas: era un mapa de una zona, pero no alguno que fuera de territorio americano. A un lado, un hombre sin cabello, de mirada seca pero astuta, con gafas rectangulares, observaba indiferente la discusión del otro lado; le parecía normal aquella pelea que estaba presenciando.

Las puertas chirriaban al hacer contacto con el suelo ya trapeado. La atención de un hombre viejo y amable se desvió hacia esas dos personas que entraban al extenso cuarto.

Anderson pasó por delante de Julissa, quien continuaba conteniéndose. La agente jamás imaginó alguna reunión secreta como esta; ella no sabía para qué la querían en ese lugar. El hombre, aún sin revelar su rostro, se puso a su lado izquierdo; quería darle pase a la mirada del director que ya estaba dirigiéndose a Julissa.

El hombre calvo también le llamó la atención la llegada de aquellas presencias familiares. En cambio, el tipo más serio e inexpresivo todavía pegaba su vista al mapa.

Julissa sentía como su piel se helaba ante el pánico reservado.

—Se la traje como usted ordenó, señor.—dijo sin expresar nada a cambio de una mirada satisfactoria del hombre anciano que se acercaba por un largo suelo, lejos de las puertas de madera pulidas.

—Está bien, Anderson—comentó de forma cortés.—.¿Cómo está, agente Cleveland?, ¿qué tal el clima allá afuera?

El hombre esvelto del fondo, del cual su rostro sin ánimo predominaba, dio una vista momentánea a la gente: aquella mirada se bañó en desprecio, y nuevamente la alejó hacia la pared de su izquierda.

El director de la agencia le dio la mano a Julissa, quien se vio forzada, por su propia conciencia, a aceptar un apretón de manos a un ser que ella veía como un guía para una organización, cuyo fin era proteger la democracia mundial.

—Estoy bien, señor Richard—comentó dejando en libertad sus palabras por el momento—. Hace un poco de frío en el exterior.—terminó con devolverle una sonrisa sin garantía en durar por unos segundos más.

Mientras tanto, el hombre del fondo, acariciando su grisácea y corta barba, continuaba revisando los puntos clave del mapa con tal de no prestar atención a la conversación del otro. Pudo sentir el rostro del que estaba sentado al frente acercándose.

—Ulises, ¿tú crees que ella sea la indicada para esta misión?—preguntó dudosamente.

—No.

—Disculpe, señor Richard, podría saber si puedo retirarme.—dijo Anderson sacándose de una vez el sombrero que ocultaba su rostro en las sombras. Lucía joven, pero algunas arrugas delataban su edad; el color del iris de sus ojos lo llevaba a tener cierto vínculo familiar con Julissa; no sufría de sobrepeso, a comparación del director; la posición de sus hombros se mantenía lineal, al igual que su cadera: no cabe duda de que su torso rectangular también se asemejaba al de ella; su cara era pequeña y tenía la misma forma que la de un diamante; su bigote piramidal caracterizaba su seriedad en la agencia; y su peinado elegante café lo hacía ver una persona que cuidaba de su apariencia.

LOS TRES IMPERIOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora