Día 6: Conociéndose de otra manera

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Otra mañana en la que Kirishima despertaba con mucho sueño y ganas de ya no vivir

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Otra mañana en la que Kirishima despertaba con mucho sueño y ganas de ya no vivir. Siempre había sido optimista y obstinado, pero al final nunca logra lo que se propone. Con pesar el joven de 9 años se levantó para ir a cambiarse. Se preparó el desayuno, un pan tostado, y se fue de su casa comiendo este. Kirishima no vivía con sus padres ya que su padre había muerto y su madre trabajaba todo el día, entonces no solía estar mucho en casa.
Llegó a el colegio y entró a su sala para empezar un nuevo día de clases.

– Niños hoy vendrá un alumno de intercambio, puedes pasar. – Dijo la profesora para que después ingresara al aula un chico rubio cenizo, tenía ojos rojizos fuego y una altura parecida a la suya.

– Soy Bakugou Katsuki. – Dijo aquel chico de forma cortante y directa.

– Puedes sentarte allí, al lado de Kirishima. – Completó la profesora mientras señalaba el banco al lado suyo, el rubio pasó por todos los bancos hasta quedar frente al que la profesora le había señalado, le dió una fugaz mirada examinadora al pelirrojo y sin más se sentó.

                                *

Las horas pasaban y el joven Kirishima intentaba sacar algún tema de conversación con el recién llegado, pero no parecía querer hablar de nada. Él le preguntaba, ya sea algo de la tarea o cualquier otra cosa, y el otro respondía secamente o ni lo hacía. Finalmente la hora del receso se hizo presente y él se rindió en hablarle para ir a comprar su almuerzo. Mientras se iba de su asiento podía ver a todos sus compañeros acercarse al banco del nuevo rubio, no le interesó mucho saber que estaban diciendo, de todas formas era bastante seguro el hecho de que el rubio los mandara al diablo.
Compró un onigiri y un jugo y después se fue a un árbol alejado del colegio y el resto de los niños, solía almorzar ya que era un lugar tranquilo. Sus compañeros siempre lo habían visto mal, él siempre quiso convertirse en un héroe, pero su miedo nunca le permitió hacer nada al respecto, entonces siempre fue un blanco de burla. Dentro de ese último año no había tenido amigos, pero ya no era un objeto de burlas como en sus años pasados, simplemente era dejado de lado. Pese a su desafortunada vida él siempre había tenido un pasatiempo: dibujar. Amaba hacerlo, no era Picasso por obvias razones, pero también es algo en lo que es bueno. Siempre que dibujaba lo hacía en ese árbol, ya que nadie sabía de este gusto, y al ser alguien dejado de lado en su curso nunca lo molestaron haciéndolo. Como habitualmente sacó su libreta y su lápiz y empezó a hacer un boceto de lo que sea que se le ocurriera dibujar. En todo ese tiempo no se había percatado de la mirada curiosa que un rubio tenía sobre él.

                                *

Otro día más empezó y la rutina de Kirishima volvió a repetirse. Se dirigió al colegio y se sentó en su respectivo asiento, sacó su libreta y empezó a dibujar puesto a que nadie más que él estaba presente en el aula. Faltaba alrededor de media hora para que comenzaran las clases, nadie solía llegar más temprano que 15 minutos antes de que empiecen aparte de él, entonces estaba despreocupado haciendo, más o menos, lo que el quería. Aunque no se lo esperara una silueta de su estatura cruzó la puerta, el pelirrojo se sobresaltó y se puso a guardar su libreta pero en un mal movimiento debido al nerviosismo su libreta terminó en el piso justo en frente de el otro individuo en la sala. Kirishima por un momento sudó frío, no quería ser objeto de burla de nuevo, antes de pararse miró la cara del contrario para ver de quién se trataba, siendo para su sorpresa el rubio que inició las clases con ellos el día anterior.
El rubio agarró la libreta y sin más se la pasó al pelirrojo, luego ambos se sentaron es sus asientos.

– ¿Te gusta dibujar? – Preguntó algo vacilante el rubio.

– Sí. – Respondió algo tímido el otro.

– El otro día te vi solo en el receso dibujando, te debe gustar mucho cierto? –

– Ahm sí, es como un pasatiempo. – Dijo un poco más confiado.

– ¿Podrías mostrarme? – Kirishima repensó un poco si hacerlo o no ya que podría robarle la libreta como muchas otras personas habían hecho, pero por la actitud del rubio terminó cediendo.

– Está bien. – Dijo Eijirou para después agarrar su libreta y abrirla frente al otro. Esta estaba llena de bocetos sin terminar, pero tenía unos dibujos hermosos para que alguien de su corta edad alla hecho. A Bakugou le llamó más la atención un dibujo –al parecer el último que hizo– ya que era algo parecido a él. Este era un chico rubio con tez blanca como la suya, ojos de un rojo fuego y una triunfante y tierna sonrisa. Portaba una hermosa corona de flores y estaba rodeado de estas mismas.
Para cuando ambos se habían dado cuenta había gente que se aproximaba al salón, entonces Kirishima guardó su libreta en la mochila. Rato después sonó el timbre de inicio de clases.

                                *

El receso comenzó de nuevo y el pelirrojo estaba dispuesto a seguir con su rutina diaria pero una mano lo frenó en su camino.

– ¿Quieres almorzar conmigo? – Preguntó con cierta vergüenza el rubio.

– Oh, estás seguro? –

– Si no quieres está bien de todos modos.. –

– No no, vayamos juntos. – Dijo con una feliz sonrisa Kirishima.

Ambos pasaron ese receso entre risas y juegos. El resto del curso al ver a Bakugou jugar con el pelirrojo se desinteresó en demasía. Las tardes de juegos entre ambos se hicieron tan comunes que se volvieron rutina, pero un día ambos se acordaron que Bakugou era alumno de intercambio, entonces se tuvo que ir. Con toda la tristeza del mundo ambos se iban a despedir.

– Oi pelo pincho, nos vamos a reencontrar en el futuro cierto? –

– Es una promesa. – Dijo Kirishima extendiendo el meñique en forma de pacto y el otro lo imitó juntando sus dedos.

– Antes de que te vayas, toma. – Kirishima extendió ese hermoso dibujo que le había llamado la atención la primera vez que lo vio.

– Me alegra haber podido hacerlo realidad, adiós. – Terminó Eijirou saludándolo mientras el auto se alejaba. Katsuki pensó en las palabras de el otro y se dió cuenta que ese dibujo si se había hecho realidad.

Hace unos días mientras ambos jugaban en el receso Kirishima juntó varias flores e hizo una corona de estas. En una pequeña guerra de cosquillas logró ponerle la corona a el rubio, en ese momento Kirishima pudo ver una hermosa sonrisa de parte de su contrario, tenía el mismo panorama que el dibujo le brindaba y le hacía feliz verlo sonreír.

Bakugou al acordarse de esta escena sonrió mirando por la ventanilla y pensando cuando podría encontrarse al pelirrojo de nuevo.

Bakugou al acordarse de esta escena sonrió mirando por la ventanilla y pensando cuando podría encontrarse al pelirrojo de nuevo

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Perdón por subir el capítulo un día atrasado, puede que hoy suba el que corresponde y mañana ya se acaba T~T.

Solo como aclaración, esto habría pasado antes de que Kirishima conozca a Mina en la Escuela Media.

Gracias por leer y adiós~

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