CAPÍTULO 9

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Saint sintió que su corazón estaba siendo arrancado de su pecho. De hecho, tenía dolor en el pecho. Tenía la absurda necesidad de frotar su pecho y hacer que el dolor desapareciera, pero no creía que fuera a ayudar.

Zee había reclamado a Perth, justo como Saint había planeado. Sólo, que él no se dio cuenta de lo mucho que dolería ser testigo de la unión entre los dos hombres hasta que lo vio por sí mismo. Era como un hilo invisible entre ellos, uno que vibraba con vida. Saint estaba bastante seguro de que si extendía su mano, podría sentir el vínculo entre Zee y Perth.

Parecía que su plan había funcionado demasiado bien. El único problema con su plan era que Saint no había pensado en realidad ver a la pareja felizmente acoplada de pie frente a él.

Por supuesto, estaba feliz por Perth. Su amante había trabajado tan duro a lo largo de los años para mantener a salvo a Saint. Se merecía un poco de felicidad. Tal vez con Zee a su lado, aquellos que habían levantado sus narices a Perth no lo harían nunca más.

Pero, a pesar de todo eso, Saint todavía no podía evitar sentir lástima de sí mismo. Sus fantasías de tener tanto a su amante y a su compañero por siempre a su lado tendrían que permanecer como fantasías. Ya sea que tuviera diabetes o fuera un vampiro, él no encajaba en sus vidas.

Y eso lo dejaba demasiado solo.

Saint suspiró y se dio la vuelta cuando Perth se acercó a Zee. Sabía que los dos hombres serían felices juntos, y eso era todo lo que quería para ellos. Sólo deseaba que hubiera habido alguna manera de que pudiera haber sido incluido en ese pequeño círculo de dos.

Un fuerte, muy impropio grito para un hombre escapó de los labios de Saint cuando lo agarraron de repente y le dieron la vuelta. Sus ojos se abrieron, una astilla de miedo se disparó a través de él cuando lo agarraron por los brazos y lo sacudieron.

—Estoy jodidamente cansado de que no me consultes cuando decides algo que cambia mi vida, Saint. —Zee le dio a Saint otra sacudida, una lo bastante dura para hacer repiquetear sus dientes—. Estaba tratando de salvarlos a ambos, a ti y a Perth, tratando de mantenerte a salvo, pero tus acciones cambiaron eso y ahora no seré apartado como si yo no importara.

—¡Zee qu... aahhh! —Saint gritó cuando Zee tomó un puñado del pelo de Saint, le echó la cabeza hacia un lado y se inclinó para hundir sus dientes en el cuello de Saint. El dolor agudo fue instantáneo, pero también lo fue el placer que se llevó el dolor de los dientes de Zee hundiéndose en su carne.

Saint pasó de aterrado y confundido a más caliente de lo que había estado alguna vez en su vida, en una fracción de segundo. No habría sabido qué hacer si no hubiese sentido la pierna de Zee empujar entre sus muslos, presionando contra la polla increíblemente dura que de repente tenía.

Saint gimió y comenzó a empujar sus caderas hacia delante, montando la pierna de Zee como si su vida dependiera de ello. Y tal vez lo hacía. Sentía como si su cabeza fuese a girar saliéndose directamente de sus hombros cuando el placer lo inundó. Se estremeció mientras su polla se sentía como si de repente explotara, disparando semen por todo el interior de sus pantalones.

Sintió los brazos de Zee apretarse alrededor de él mientras su cuerpo se derretía, llegando a ser casi líquido. Saint enterró su cara en la camisa de Zee negándose a mirar a las otras personas en la habitación. Él estaba tan condenadamente avergonzado. Tenía semen en sus pantalones, en una sala llena de gente mirándolo. Nunca sería capaz de mirar a ninguno de ellos a la cara de nuevo.

Saint incluso se negó a mirar hacia arriba cuando sintió a Zee retirar los dientes y lamer la nueva marca de mordedura en su cuello.

—Mío —gruñó Zee en su oído mientras lentamente levantó la cabeza.

ʜᴏᴍʙʀᴇ ᴇɴ ᴇʟ ᴍᴇᴅɪᴏ//𝒁𝒆𝒆𝑷𝒆𝒓𝒕𝒉𝑺𝒂𝒊𝒏𝒕Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin