Comienza una nueva etapa de cambios en la relación de Leon y Jessie.
Todo comienza con las deforestaciones, por lo que la familia de Leon se ve obligada a alejarse de su tribu para mudarse a la ciudad de Súper City.
A Leon le aterra mucho el hecho e...
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Las brillantes estrellas y la luna alumbraban aquella noche tan tranquila. No había nada más que paz en aquel instante, ningún sonido se emitía en aquel momento, nada más que un par de sonidos de grillos y de la brisa pasando por dónde se encontraba nuestra pareja favorita.
Leon y Jessie sentían el frío abrazador del viento, pero no fue lo suficiente para incomodarlos, con sólo verse ya se sentían lo suficientemente bien.
Jessie cerraba los ojos para sentir el aire frío posar por su rostro.
Leon se había quitado la parte superior de su sudadera para mirar a su dulce pelirroja con un pequeño sonrojo. Verla con la luz de la luna iluminar su bello rostro lo ponía bastante nervioso.
Sin duda estaba enamorado de la chica de sus sueños.
—No cierres los ojos —pidió sereno— Quiero verlos más tiempo.
—¿U-uh? —Jessie miró a su pareja con un rubor en sus mejillas. No se esperaba para nada tal comentario del chico.
—L-lo siento... —Leon levemente apartó su mirada con un sonrojo más notorio— N-no debí haber dicho eso.
—N-no... —Jessie lo tomó de ambas manos— Fue muy dulce lo que dijiste —agregó una pequeña sonrisa para hacerlo sentir más cómodo.
Jessie no sabía que hacer o decir al respecto, se sentía tan nerviosa a pesar de que no se notará tanto.
Leon estaba en las mismas.
—¿E-enserio? —agregó una pequeña sonrisa eufórica.
Mierda, esa sonrisa.
Esa dulce sonrisa.
Y esos ojos.
Esos malditos ojos.
Mierda.
Sin duda esos nervios incrementaron en Jessie.
El corazón de la chica empezaba a latir de una forma rápida, sentía cada pulso pasar por su cuerpo.
Estaba tan nerviosa, pero eso le encantaba.
Le encantaba sentir esos nervios por Leon.
Tener a su amado tan cerca, sintiendo su respiración.
Sabía que el momento había llegado para los dos. Era la noche perfecta para hacerlo y Jessie estaba segura de eso.
Necesitaba sentir sus labios ahora.
La pelirroja sentía el roce de la mano de Leon en su cálida pierna provocándole más la desesperación de un beso suyo.
Sentía miedo pero emoción también.
Leon estaba en las mismas; jamás había mantenido tanto contacto visual y físico con ella.
—S-sabes... —Jessie decidió dar el siguiente paso apartando con cuidado el fleco del chico para verlo mejor a los ojos.
Recordemos que Leon se había quitado la capucha para poder ver las estrellas con más claridad.
—¿S-si? —Leon miraba los labios de la contraria con deseo, pero intentaba disimularlo.
—Aunque no me ganaste el peluche, igual puedo darte algo a cambio por el esfuerzo.
—¿Q-qué piensas darme? —preguntó aunque ya estaba claro el que le iba a dar.
Jessie rió a lo bajo unos instantes. —Esto... —Jessie tomó a Leon de la mejilla y lo acerco a su rostro dándole un pequeño beso.
No sabía de dónde y cómo había agarrado el valor, pero lo hizo.
Sencillamente lo hizo.
Tomó el valor suficiente para dar el siguiente paso.
Leon claramente correspondió al beso, acercando el cuerpo de su novia tomándola por la cintura.
Jessie soltó un pequeño quejido de los nervios, sin embargo rápidamente correspondió tomándolo de ambas mejillas. Le había impresionado aquella acción de Leon, no suele ser de mucho contacto físico pero parece que hoy se atrevió a sorprenderla.
Después de unos pocos segundos se separaron.
Ambos sintieron las respiraciones agitadas en sus labios.
Y se miraron a los ojos en silencio.
Observaron con detalles sus leves sonrojos. Estaban congelados por la situación.
—Entonces tengo razón~ —habló juguetona.
—¿R-razón de qué? —preguntó nervioso.
Leon estaba confundido por la actitud tan repentina de su novia.
Pero le gustaba.
—Tus labios saben igual a la paleta que siempre tienes en la boca~ —Le susurró agregando una pequeña risa— ¿Es de cereza, acaso?
—S-si... —contestó él con cierta timidez— ¿Quieres una? Siempre llevo en mi bolsillo por si las llegó a necesitar —dijo tratando de buscar la golosina que tenía en su sudadera
—Mh...no —Se negó.
Leon se detuvó en seco. —¿Ah? ¿No?
—Mejor lo pruebo directamente del dueño —Jessie nuevamente lo agarro de la mejilla y le dió otro beso en los labios.
Ambos cerraron los ojos dejándose llevar por las emociones.
Después empezaron con pequeños besos.
Y con otro más.
Y otro más.
Se dieron besos hasta que sus respiraciones les dejasen.
Unos besos eran más cortos que otros, pero si eran suaves.
Estuvieron así un par de minutos, ¿tal vez horas? No lo sé.
El tiempo fue pasando tan rápido que simplemente no lo sintieron.
