No lo mires a él. (Levi x Lectora x Eren)

Capítulo 28: "Demora"

Seguí a Eren quien daba trotes largos con sus torneadas piernas largas, que se me hacía imposible alcanzarlo si no corría. Él me tomaba de la mano para no soltarme y tenerme en todo momento a su vista, fue un gesto demasiado lindo de su parte.

Sin duda alguna este edificio era un completo laberinto del que Eren conocía de pies a cabeza, lo cual era sospechoso debido a que no creía que se pasara tanto tiempo en este lugar. Muy probablemente conocía lugares inhóspitos para llevar a las chicas y tener encuentros casuales con ellas. Sentí celos al pensar en la posibilidad. Traté de sacar esa nociva idea de mi mente de la que no debería sentirme así, a fin de cuentas era el pasado y no éramos nada más que compañeros de clases.

Era un completo tour por la biblioteca, me llevó hasta una sección de columnas que detrás de ellas se encontraban unas escaleras. No cualquiera a simple vista notaría esto. Las subimos rápidamente y sin tratar de hacer ruido. A diferencia de las escaleras convencionales que eran rectas y con dos lados, estas eran en espiral, incluso más divertido.

—¿Hasta dónde subiremos? —le pregunté curiosa.

—Al último piso, allí nunca hay personas, para mayor comodidad —me respondió.

Abrí los ojos como platos, todo lo que me estaba imaginando hacer con ese hombre en ese preciso instante no era para nada sano, incluso pensé en comenzar a tocarlo en esas mismas escaleras.

—¡Oye, espera! —dije un poco cansada, Eren paró a la mitad de las escaleras.

—¿Ocurre algo? —me preguntó.

Su rostro era precioso, sus labios carnudos esbozaban una hermosa sonrisa. Quería a ese hombre ya. No podía creer que me provocara tanta pasión carnal de repente.

Lo besé sin dudar, nuestros labios se tocaron. Al no recibir respuesta alguna de su parte como por ejemplo este tomándome en sus brazos o moviendo sus labios, dejé de hacerlo.

—Lo siento —dije avergonzada, me quería esfumar.

—¿Por qué te disculpas? —dijo sorprendido después de tal hazaña.

—Porque se nota que no querías.

Se acercó hacia mí, imponente, sin quitarme su mirada de mis labios. Apenada, di varios pasos hacia atrás, chocando levemente contra la pared. Mi corazón estaba a mil. Este llegó hasta mí, estando a tan solo milímetros de distancia de mi rostro, su fornido cuerpo rozaba el mío, queriendo más de este, conocer cada centímetro del mismo.

—¿Puedo tocarte? —me preguntó mientras tiraba los libros al piso sin importarle qué pasara con estos.

—Todo lo que quieras y como quieras —dije agitada.

Mis palabras fueron extasiantes para él, tanto que sentí un bulto entre sus piernas tocando mi cadera, quería tocarlo. Alzó su mano tocando cada curva de mi cuerpo por encima de la ropa comenzando con las piernas, cadera, la cintura y rozando mis pechos de lado, luego subió a mi clavícula hasta llegar a mi cuello. Su mano se quedó allí, generando presión sobre el mismo, esto hizo que me estremeciera por dentro. Mis piernas se juntaron debido a la repentina humedad generada en mi feminidad. No pude evitar soltar un pequeño gemido de placer.

—Sí quería —dijo bastante seductor en mi oído con su hermosa voz grave—, es solo que me impresioné —se apartó volviéndome a mirar a los ojos—, nunca imaginé que volvería a tenerte en mis brazos, a mi total disposición.

Mi piel se erizó automáticamente y con su otra mano acarició las comisuras de mis labios y cada milímetro posible. Apartó sus manos y empezó a besarme desenfrenadamente, desesperado por tenerme. Nuestras lenguas se unieron juntándose en una espiral de movimientos. Dejó de besarme para mirarme, él suspiraba levemente, eso me excitaba, y demasiado, quería escucharlo gemir y hacerlo llegar al orgasmo gracias a mí.