Colegas // Daniel Ribba

Veintitrés: ¿son novios?

Los minutos se hacen horas interminables, algo que me desespera por completo. Los chicos me vieron salir corriendo del boliche y vinieron corriendo atrás mío sin importar que.

Me removí incomoda en el asiento, se sentaron todos y justo me tocó al lado de la persona que sinceramente era alguien que me repugnaba con tan solo verlo en estos momentos.

Hace mas o menos dos horas que estamos esperando a que nos den alguna noticia, pero aun así no pasa nada, nadie nos dice nada.

Veo que los chicos se pararon para hacer no se que cosa, todos menos él. Mierda.

Me dijeron que se iban a la cafetería que tiene el hospital, ya que se estaban durmiendo y no querían.

—Roma...

—No es el momento— lo corté.

—Sabes que no quise decir lo que dije, me puse celoso cuando te vi hablando con ese tipo que...— suspiró cuando se dió cuenta que lo estaba ignorando.

—Estas borracho, y estamos en un hospital. Además como vos me dijiste, no tenés por que darme explicaciones por que no somos nada.

—Roma, te amo.— me agarró la cara con sus manos, acunando mi rostro. Solté algunas lágrimas—Mas que nada a este mundo, perdoname sabes que no quise decir eso.

—Andate a tu casa, no estamos en condiciones de hablar ninguno de los dos— me separé de él.

Y en cierta parte tenia razón, en estos momentos estoy emocionalmente inestable, y el borracho.

Odio estas actitudes de "hombres", él lo sabe, no por que hable con un chico (que encima estaba tratando de sacármelo de encima ya que era un molesto) tiene que ponerse celoso.

—No. No me voy a ir— negó.

—Daniel, estoy hablando en serio. No estoy jugando— lo miré serio.

—Cuando nos hicimos mejores amigos que ibamos a estar en las buenas, malas y en las peores. Enojate, llora, patalea. Pero no me pienso mover de acá— se cruzó de brazos. Defecto de ambos: somos muy caprichosos.

Pero obviamente ninguno lo iba a admitir en voz alta.

—Quiero que Jackson viva conmigo— hablé en el silencio.

—No. ¿por que te lo querés llevar?.

—Por que es MI perro y me lo regalaste a mi— suspiró — aparte creo que nos adelantamos en lo que "no teníamos"— él me miró suplicándome con la mirada.

—Roma, por el amor de Dios— se agarró la cabeza levantándose de la silla.

—¿Que, es mi culpa?— hablé bajito, ya que no se permitía gritar en el hospital.

—No te estoy diciendo eso, solamente que me perdones, creo que el hecho de perderte me mata. El saber que sos una persona tan bonita y única, que hay chicos mucho mejores que yo, que te pueden dar mejores cosas, que sean mas demostrativos, que te sepan amar en la forma que vos necesitas, me mata— me miró con sus ojitos llorosos, me acerqué y le seque las lágrimas que se habían escapado por ahí— te amo y el hecho que encuentres a alguien mejor que yo me duele, por que no soy la persona perfecta para vos, capaz que ni sos mi media naranja— se rió ante su comentario. Lo agarré de la cara para que me mire fijamente.