—Creo que eso es algo que tendremos que discutir más tarde —mentó sin entrar en detalles pero por su tono intuí que no.

—¿Es que voy a ser una prisionera en palacio? —pregunté arqueando la ceja y frenando en seco mi paso.

—Por supuesto que no, de hecho me encantaría que te sintieras lo más cómoda posible todo el tiempo que estés aquí, pero debemos ser cautos. Se supone que alguien como nosotros no hace turismo en la ciudad, aunque enfocado de la manera correcta podrás hacer lo que quieras.

—¿Alguien como nosotros? —insistí.

—Creo que aún no eres consciente que a todos los efectos eres la reina consorte de Bélgica te guste o no, Adriana.

Mierda.

Mierda. Mierda. Mierda.

—Pero yo no he pedido serlo —respondí sin perder la compostura

«Raro en mi»

—No se trata de que lo hayas pedido o no, es nuestra situación por el momento y aunque sé que te estoy pidiendo demasiado, de hecho no puedo obligarte a hacerlo, te agradecería que intentaras estar a la altura.

En ese momento me llevé las manos a la frente exasperada y traté de conservar la calma.

—Imagino que puedo olvidarme de tener una aventura con algún belga también, ¿no? —decreté dando por sentado que iba a tener que guardar celibato los próximos cinco meses.

«Probablemente cuando salga de palacio como una mujer divorciada voy a estar más salida que el pico de una plancha»

La cara de estupefacción de Alexandre era digna de mención.

—Supongo que si, aunque si te sirve de consuelo yo también estaré en la misma posición —comentó como si quisiera compartir mi desgracia.

—Estoy empezando a reconsiderar lo de quedarme con la mitad de tu patrimonio —alegué con una leve sonrisa y eso provocó que riera como si le resultara gracioso—. ¡Eres imposible! Te digo que te voy a dejar pobre y tu te ríes...

—Después de lo que vas a pasar los próximos meses, no me extrañaría que intentaras arrebatarme hasta el palacio entero, por suerte no me pertenece a mi, sino al título que ostento.

La interrupción del tal Herald que al parecer había venido a buscarnos tras no llegar al despacho de Alexandre hizo que nuestra conversación finalizara.

Si creía que mi mundo se había vuelto patas arriba tras la aparición de ese adonis belga en mi puerta, estaba muy equivocada.

En aquel despacho estaba la mujer que a partir de ahora se convertiría en mi sombra día y noche, mi supuesta ayudante o porque no decirlo niñera, vigilante, supervisora, dictadora y seguramente tirana al mismo tiempo ya que me miraba de reojo con cara de espanto por mi atuendo.

«Evidentemente le importaba bien poco que me cayera bien»

Se llamaba Helia y parecía helá porque no movía un músculo de su cara durante todo el tiempo.

Helia comenzó a decir la ingesta cantidad de cosas que tenía pendiente por hacer, sinceramente me perdí en la cuarta pero oí algo de depilación, sesión de fisioterapia, baño de no se que turco y desconecté cuando llegó las fases del protocolo.

¡A tope de diversión!

—Mañana saldrá este periódico a primera hora y después habrá que dar una rueda de prensa, ya está previsto —mencionó Alexandre acercándose a mi y ofreciéndome el ejemplar.

No tenía foto, cosa que agradecía, pero el titular decía; Rey de Bélgica casado en secreto con la hermana de la reina de Liechtenstein

«Mi hermana me va a matar»

El rey de Bélgica Alexandre Leopold III de Sajonia, contrajo matrimonio en secreto hace cinco años con la joven Adriana Abrantes hermana menor de la actual reina de Liechtenstein. La joven de origen español como su majestad es once años menor que el monarca y según fuentes cercanas a la pareja, habrían ocultado el matrimonio públicamente por ser ésta menor de edad cuando formalizaron su enlace tras la ceremonia de los reyes de Liechtenstein.

Al parecer la joven pareja sufrió un fuerte flechazo y no pudieron esperar para dar el sí quiero frente al altar de forma secreta ocultándolo al mundo entero. Según parece, decidieron esperar a dar la noticia hasta que la reina Adriana finalizara sus estudios y tuviera una edad más apropiada. Ahora que ha concluido su carrera parece estar preparada para asumir sus funciones como le corresponde.

«Menuda trola» pensé sin decirlo en voz alta.

—¿De verdad creéis que esto se lo va a tragar alguien? —exclamé soltando el periódico sobre la mesa.

—En cuanto sus majestades hagan una presentación pública en la que ambos aparezcan juntos, no habrá duda alguna —soltó la tal Helia y pensé que tal vez podríamos engañar a miles de personas, pero dudaba que mi familia se lo creyera.

—En estos momentos mi primo Bohdan y tu hermana deben haber recibido una copia del periódico —agregó Alexandre y eso atrajo mi atención.

—Me va a matar..., ¡Celeste me va a matar! —exclamé realmente aterrada estirándome hacia atrás el pelo como si mi cabeza estallara.

________________________

Pues de momento dicho encuentro entre hermanas no procederá, pero os aseguro que Celeste y Bohdan en esta historia saldrán jejejeje


Pues de momento dicho encuentro entre hermanas no procederá, pero os aseguro que Celeste y Bohdan en esta historia saldrán jejejeje

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
De Plebeya a Reina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora