Frustración muggle (parte II)

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<Narrador normal>

Los días fueron pasando con lentitud, y mientras más segundos pasaba en la casa de Weasley, más se dió cuenta que el padre de éste tenía razón: era un chico muy servicial. No la dejaba limpiar nada, no la dejaba colaborar mucho con la casa porque "trabajas todo el día como una muggle limpiando ¿y te voy a hacer seguir limpiándo la casa? Claro que no."

Lo único que la dejaba hacer, aunque con un poco de ayuda de él, era cocinar de forma muggle, a la chica se le daba fatal y necesitaba practicar para el trabajo.

En cuanto al trabajo, a Draco lo hacían repartir comida por unas cuantas habitaciones, cosa que la ilusionaba a la chica, ya que podría encontrarse con algún mortífago, pero éste volvía con cara de frustración y bandejas vacías y sucias que limpiar.

Ya habían pasado tres semanas desde que vivía con Fred, y además de Draco, él era la única persona con la que mantenía una conversación, por lo tanto se convirtió en su amigo, aunque ella seguía siendo un poco frívola con respecto a las charlas.

Se despertó una mañana fría de diciembre, decidida a ir a trabajar, tuvo el mal presentimiento de que ése día sería más frustrante de lo normal, empezando por el echo de que Fred no podía llevarla esa mañana porque el auto se había descompuesto el día anterior. Aunque el pelirrojo se ofreció a acompañarla, ella se negó rotunda y testarudamente.

Llegó a las cocinas y se puso su uniforme y empezó a revolver hollas sin mucha convicción, hasta que llegó el jefe, que por lo que vió y escuchó, se llamaba Luka, era un hombre demasiado intimidante.

-Cryton, hoy tengo un trabajo nuevo para tí.-le tendió otro uniforme de color negro junto con un delantal.-Hoy sales de mesera.-no podría haber sido algo peor que eso, no le gustaba congeniar con gente y era muy mala con el dinero muggle.

Pero lo pudo llevar muy bien para ser la primera vez que lo hacía, sus ánimos empezaban a subirse y se sentía un poco más a gusto platicando con las personas que llegaban al restaurante del hotel para saber sus pedidos y anotándolos.

Hasta que llegó un señor, de bastante edad, quizás uno 60. Se acercó con paso decidido a él.

-Señor-carraspeó, el hombre tenía un aspecto que le daba asco. Miró a su al rededor y se tranquilizó un poco de ver a Draco cerca, él estaba de mesero hace un par de días.-¿qué va a pedir?-el señor la miró de arriba a abajo, algo que le causó un escalofrío asqueroso.

-Un café con whisky, preciosa.-ella anotó decidida.-Y... si puede ser también me gustaría pedirte a tí, pero no creo que estés en venta, princesa.-ella no se inmutó en escucharlo y se dió media vuelta, dándole la espalda. Sus mejillas enrojecieron cuando sintió que le dió una palmada fuerte en el trasero. Se dió media vuelta y casi sacó su varita del pantalón, hasta que llegó Draco y se la llevó hasta la barra, donde debía dejar el pedido.

-No uses magia, no la uses.-le repitió en un susurro.-Maldito viejo asqueroso.-y se fué a seguir con sus pedidos. Cuando entregó el pedido, una chica castaña y con pintura roja en los labios se le acercó, trabajaban juntas.

-Oye, Jennifer, tú dejales que te toquen, quizás te dan más propina, y fijate si quiere llevarte al baño...-dijo mirándo al señor de reojo. Lawler frunció el ceño con asco, ¿qué clase de persona se rebajaría a eso? Solo las muggles expertas en felaciones, claro está.

Cuando regresó con el señor, para entregarle lo pedido, éste volvió a darle asco con sus comentarios.

-Oye, preciosa, ¿te gustaría que te lleve a algún lugar un día de estos? O podría pedirte que me lleves comida a mi habitación, podríamos jugar un rato.-le acarició la pierna, su cuerpo se tensó al máximo.

You're Always On My Mind (Fred Weasley Fanfic)जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें