7: 𝑀𝑜𝑣𝑖𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜 𝑖𝑛𝑒𝑠𝑝𝑒𝑟𝑎𝑑𝑜 𝑓𝑎𝑙𝑙𝑖𝑑𝑜

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Y aquí estamos ahora, viernes, última práctica de la semana con el equipo completo. Atsumu se va el lunes a su campamento de dos semanas.
Rintarō espera por mí en la puerta del salón mientras yo termino de guardar mis cosas lo más rápido que puedo para que no lleguemos tan tarde al gimnasio.

—Listo —digo mientras acomodo mi bolso y me acerco a él.

—Oh, ¿No quieres tardarte un poco más? De todos modos ya vamos tarde —dijo sarcásticamente.

—Ja Ja, no sabía que hoy estabas de bromista.

—Siempre lo estoy, el truco es saber ocultarlo.

—Sí, tu cara inexpresiva te ayuda mucho en eso —intenté aguantar mi risa, pero de todas formas él terminó desordenando mi cabello—. ¡Oye! Me tardé en hacer mi peinado  —tomé su mano para alejarla de mi cabeza. Debo admitir que me gusta tomar su mano, la diferencia de tamaño es increíble.

—Tu mano está fría ¿Debería pensar que eres una vampira? —no pude evitar reír ante su comentario, y él se limitó a sonreír.

—¿Qué hacen chicos? —Aome apareció de la nada detrás de nosotros. En estas semanas me he hecho amiga de ella, de hecho es la única amiga chica que tengo en esta escuela.  La mayoría cree que no lo noto, pero muchos me evitan y hablan sobre mí por ser amiga de los chicos del equipo de volleyball. Al menos sé que puedo confiar en Aome porque el primer día de prácticas con las chicas del equipo de gimnasia, y con las animadoras también, escuché a las chicas hablar sobre mí en los vestidores, una de ellas dijo que no entendía cómo podían los chicos del equipo juntarse conmigo si yo ni siquiera era lo suficientemente bonita para llamar la atención, otra mencionó que ni siquiera era lo suficientemente delgada. Yo solo iba a esperar a que se fueran para salir y actuar como si nada hubiera pasado. Pero Aome apareció y me defendió, sin siquiera saber que yo estaba ahí. Desde entonces siempre está intentando que las demás no me excluyan en las prácticas, ella no sabe que sé que me defendió y por eso la aprecio bastante.

—Nos dirigimos al gimnasio con el resto del equipo ¿Tú qué haces aquí? Creí que todos se habían ido —le dije.

—Molestar —susurró Rintarō y por fortuna solo yo alcancé a oírlo—. Auch! —presioné fuertemente su mano, aprovechando que aún estaba unida a la mía. Aunque sin querer mi uña se enterró en su piel.

—Sí, me quedé hasta ahora porque estaba en una reunión con el centro de estudiantes pero ya me voy a casa ¿Los acompaño al gimnasio? —nos respondió sonriente.

—Claro —dije yo, pero al mismo tiempo habló Rintarō.

—No, gracias —dijo tan inexpresivo como siempre.

—¿Qué pasa Sunarin? ¿Tienes miedo de no tener a Azumi para ti solo? —le dijo Aome. Me sorprende que le hable así, hasta donde sabía, ellos dos nunca se han hablado, a pesar que estemos todos en la misma clase.

—¿Ustedes se conocen? —me atreví a preguntar. Diría que, por lo incómodo que se ve Rintarō, y la atenta mirada que tiene Aome sobre él, deben de tener una historia, quizás fueron novios.

—Para nada, solo sé que me odia... Y creo saber sus razones —me respondió Rintarō, y por alguna razón sentí alivio con su respuesta.

—Claro que te detesto, por tu culpa he tenido que aguantar llantos e ineficiencias atléticas en las integrantes de mis clubes —la miré sin entender—. Este chico, ha roto el corazón de todas mis animadoras y gimnastas —esta vez me habló a mí—. Y definitivamente no te dejaré hacer lo mismo con Azumi, así que si puedo mantenerte alejado de ella, mejor —esta vez se dirigió a Rintarō.

Colors||Rintaro SunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora