— ...

— Sabes perfectamente a qué me refiero. ¿Cuál fue el motivo detrás de tu amenaza? ¿Estás en tus días? ¿Hizo algo que te preocupó en sobremanera? ¿Alguien, o algo, te obligó a entrar en alerta?

Todas sus preguntas me hicieron bajar la cabeza, sonrojarme y apretar entre mis manos la tela de mi falda.

Porque si, ese día llevaba una falda delicada de color negro, acompañada de una camisa sencilla de color ámbar. Pero ese no era el punto, el punto de todo era que yo quería salir de ese coche a tomar aire, a calmarme, a pensar en que diría solo para seguir ocultando la verdad tras mi actuar.

Pero no podía.

Ni Luis se merecía eso, ni yo estaba en posición de seguir tentando mi seguridad por mera terquedad.

Nyx me había estado advirtiendo, yo solo había estado ignorando sus señales y alejando a quien más podía protegerme y más se arriesgaría por ello, solamente porque me aferraba a la nada que ese lugar podía ofrecerme.

Al menos preparada para el regaño que Luis y Milosh me soltarían, cada uno por su parte, por haber ocultado algo tan importante.

— Desde el domingo por la madrugada he estado sintiendo una presencia extraña en mi habitación, no hace nada, pero su mera presencia no me deja dormir. —comencé a contarle, aún cuando sabía que esa presencia venía de parte de Nyx, la diosa contraría de la noche, oscuridad y todos los males, ni Luis ni nadie sabían que yo tenía contacto con ella.

Que va, que ni yo misma sabía como invocarla o algo, pero ella siempre solía advertirme cuando había peligro sobre mi cabeza.

»Llegué a pensar que estaba relacionada con Milosh o alguno de ustedes, ya que Milosh y tú os habíais quedado, sin motivo alguno en mi habitación ese día, y que evitando que se acercaran a mí, la presencia se marcharía tal y como apareció.

Luis me escuchaba, con atención y sin despegar su vista de mi rostro. Yo estaba más que sonrojada, intentando que no me entraran nervios por estar hablando tanto de un tema tan importante y estar también ocultando lo de Nyx.

No me interrumpió aunque se veía a leguas que tenía mil preguntas que quería hacerme, aún cuando se notaba que quería regañarme por hacer de idiota.

Siguió mirándome, expectante, por lo que seguí contando lo que debía. Lo que podía sin exponerme o exponer mi secreto.

— La presencia no se fue, por ello siento que necesito a Milosh a mi alrededor, sé que es de esas personas en las que podría confiar para proteger mi vida aún por sobre la suya.

El tráfico avanzó un poco, nosotros también lo hicimos, pero en completo silencio. Luis se quedó mirando hacia el frente, casi haciendo imposible el que yo le viera los ojos, pero lo hacía, y allí había seriedad, mucha seriedad, la misma que fugazmente se fue, pues sus orbes se desenfocaron, para cuando volvieron a ser normales, no hubo en su expresión nada más que desconcierto.

¿Una visión?

Debía ser eso.

¿Sobre qué?

Solo él y Nyx lo sabrían y, para mí desgracia, no es como si Luis me contara todo lo que veía o Nyx todo lo que acontecía.

Maldita sea.

— ¿Hay algo más?

No respondí, guardé silencio, volviendo a mirar hacia mis manos, las mismas que seguían apresando la tela de mi falda. Mis uñas cortas, mis manos pálidas y femeninas, las pequeñas cicatrices por usar dagas y estacas...

Perfect Blood: Lo que ocultan los CaídosWhere stories live. Discover now