Al ver salir corriendo a Peter, sabía que la charla con Zayn no había resultado como debía. Esa noche regresarían una vez más al bar irlandés. Y por alguna razón, eso hacía que no pensara en otra cosa.
Se peinó el cabello, algo raro en él. Un hopo algo raquítico, le quedaba bien y lo hacía más adulto. Se puso una remera blanca con una inscripción y unos chupines. Llevaba una sudadera y un abrigo encima. No es que fuera el outfit correcto para ver a alguien que te gusta, pero si era el indicado para que Louis sintiera confianza consigo mismo.
Comió algo antes de salir dirigiéndose a casa de su aventurero amigo. Llegó unos minutos antes de lo indicado, es que era tal el entusiasmo que no podía aguardar ni siquiera un segundo. Zayn lo recibió con esa cara que acostumbra poner cuando es Louis el que esta afuera aguardando que abra.
El moreno no estaba de humor. Puede que Zayn sea una persona que suela estar de malas constantemente, pero su estado no era el de siempre. Dejó caer un vaso con agua y al ir a limpiarlo casi cae. Louis reprimió la risa al notar su situación. Cuando por fin Zayn dijo que subieran de una vez, Louis se levantó de su asiento de prisa.
Subió por esas horribles escaleras detrás del dueño de casa. Al ver que Lou se quedó quieto en un escalón Zayn retrocedió un poco y lo miró entrecerrando los ojos, queriendo saber que tramaba.
-¿Qué haces?- Dijo dándose por vencido.
-Imaginaba que las escaleras se movían.- Una mueca de repulsión se asomó por la cara de Zayn, seguida de una sonrisa. –Ya sabes, como las de Hogwarts.
-No le veo el sentido a tu estupidez.
-Es que estamos a punto de vivir algo mágico, esto de los viajes en el tiempo es realmente algo increíble, y quería fingir que estábamos…
-¿En Narnia?- Lo interrumpió.
-No.- A Lou le exasperaba que su amigo no tuviera un poco de conocimiento. –No importa, vámonos.
Terminaron de subir, y el asombro de Louis fue encontrarse con el cachorro acostado en el suelo. Se arrodilló junto a él, y como todo amante de los animales, lo acarició y lo frotó, repitiendo frases como “¿quién es un lindo perrito?” o “¡ay! Que cosita bonita eres”. El psicólogo profesional no dejaba de rodar los ojos, agotado del cariño que Lou podía llegar a tener, sufriendo pena por el perro. Luego de una sesión de mimos impartida por quien se hacía llamar profesor, llegaron al desván. La alergia que sentía cada vez que entraba en esa habitación lo hizo estornudar, y no solo a él. Zayn tuvo que sonarse la nariz. Debían dedicar una noche a limpiar ese desorden.
Se metieron por la puertecita tomados de las manos, eso ya era un ritual de la buena suerte, más que un signo de seguridad. Aparecieron en aquél callejón, haciendo que todos los intentos de Louis por verse bien quedaran en el 2015.
Su pelo estaba enredado una vez más y su ropa hecha girones. Zayn, apenado por su amigo que lucía pálido y arrepentido de su esfuerzo, le entregó una beanie gris para que cubriera su cabeza. Le agradeció y continuaron dirigiéndose al bar. Los chicos esa noche no la dedicaban para sus prácticas deportivas, quien sabe que harían a esas horas unos niños.
Entraron en el local y lo primero que vieron fue a Niall mirarlos con furia.
-¿Tienes idea de que día es hoy?- Le preguntó a Louis con el enojo reflejado en sus ojos celestes. Lou solo tartamudeó. -16 de diciembre, amigo. ¡16!
Ninguno de los recién llegados comprendía de que se trataba esa reprimenda, así que decidieron callarse y oir los gritos de un rubio muy enfadado.
-Tuve que mentirle a Harry y decirle que de seguro tenían asuntos importantes de policías que atender y por eso no vinieron.
Por suerte el negocio estaba vacío, ninguno quería que se enteraran que eran unos farsantes agentes federales. Se disculparon con Niall por no haber podido venir los anteriores dos días, y mintieron una vez más diciendo que si tenían asuntos policiales. El irritado dueño fue a buscar al cantinero que estaba en la cocina. Salió con una sonrisa medio triste, y en sus ojos reflejando lágrimas. Louis se sintió fatal por eso.
-Hola.- Saludó mientras los chicos se sentaban en su lugar habitual. –Temo que tendré que cobrarte el doble, Louis.- Que no le dijera “bonito” le dolió en el alma, y no pudo ocultar ese sentimiento gracias a un movimiento que hizo con su pecho.
-¿Y eso porqué?- Preguntó Zayn, una vez que pudo quitar los ojos de encima del rubio que barría el salón.
-Les dije que no les cobraría en tanto vuelvan al otro día, no vinieron. Les cobraré por hoy y por el otro día.
Se alejó a servir unas cervezas, agarrando las de peor sabor. Era típico de Harry. Él era muy vengativo, le gustaba que la gente que lo hace sufrir, sufra también. Claro que unas cervezas feas no se comparan a lo que Harry había sentido al no ver llegar a Lou dos noches atrás.
Pero mientras, algo dentro de la cabeza del moreno se estaba gestando. Quizás haya sido culpa de que Peter le metió ahí dentro la idea de invitar a cenar a Niall. O quizás porque Niall se veía realmente muy lindo con unos jeans ajustados.
Se paró de pronto, antes que Harold alcanzara sus cervezas, y se dirigió a su lado. Apoyó su mano en una mesa y lo miró fijamente hacer su trabajo.
-¿Qué?- Dijo Niall. Aun su mal estar no se había ido, pero empezaba a irse. Era como esas madres que les gusta que intenten hacerle sonreir mientras está limpiando.
-No lo haces bien.- ¿No lo haces bien? ¿En serio, Zayn? ¿Es lo mejor que se te puede ocurrir? –Déjame ayudarte. –Tomó la escoba dejando una sonrisa a cambio en el rostro de Niall. ¿Zayn con una escoba? No era algo que se viera todos los días. Ni siquiera limpiaba su desván y quería limpiar eso. Revoleó la escoba, alejándola de ambos. –Así es como se hace.- Si, ese era el típico Zayn. -¿Vamos a cenar?
Louis y Harry miraban atentos la escena, pero en cuanto Niall desvió sus ojos hacia ellos, se dieron vuelta e hicieron que no estaban enterados de lo que estaba ocurriendo ahí.
-Em… Tengo trabajo.
-Mmm… Me recuerda a mi cuando no pude venir a verte porque tenía trabajo…
-¡Touche!- Dijo Niall entre risas.
-¿Entonces?
-No, lo siento.
Louis se tapó la boca para no reir, Harry al notar eso le lanzó un trapo a la cabeza y con señas le dijo que ni se le ocurriera.
-¿Porqué no? Vamos, no voy a hacerte nada, soy policía, quien mejor que yo para asegurarse que estés a salvo.
-Soy casado, ¿ves?- Le enseñó el anillo en su dedo. Una joya de oro muy simple. Casi como un estímulo nervioso, Louis se fijó en el dedo de Harry. Otra vez no vio su anillo.
-Por favor, Niall. ¿Crees que esto es solo para ligar contigo?
-Es que tengo que atender el local.- Zayn dedicó una mirada sarcástica a las mesas vacías y luego alzó una ceja, desafiándolo. –No puedo dejar solo a Hazz.
-Descuida estaré bien.- Respondió su amigo al oir su nombre. Si, Harry Styles no era ningún idiota. Niall lo miró con odio, y bajando su rostro aceptó, no teniendo más escusas que poner.
Zayn le guiñó un ojo a Lou y luego salió acompañado de Niall que le enseñó el dedo medio a su mejor amigo antes de irse. Ambos soltaron una carcajada cuando por fin quedaron solos.
-Creo que quedamos tu y yo, bonito.- Dijo Harry, y de nuevo el rubor apareció en sus mejillas.
-Supongo que tendrás que beberte la cerveza de Zayn.- Se encogió de hombros.
-¡Oh por Dios, no! No bebas eso. Llevan años aquí guardadas, y deben saber horrible.- Le quitó el vaso de las manos y lo dejó junto al fregadero. Le sirvió algo más apetecible, y se fue a ordenar las mesas.
Ojala Louis fuera más impulsivo, no tanto como Zayn que no temió hacer el ridículo, solo un poco le faltaba. Se quedó en silencio bebiendo lo que fuera que Harry le había dado.
-Te diré que haremos.- Dijo Harry de pronto, parado en medio del lugar, apoyando su brazo en la escoba que acababa de recoger. –Tu fingirás ofrecerme un trago. Yo fingiré que me niego. Insistirás, de manera falsa, obviamente. Y por fin, aceptaré.
-Pero yo elijo el trago.- Harry asintió creyendo ingenuamente que Louis era de esos que te embriagan para llevarte a la cama. -Te invito a que pruebes esas cervezas.- Sonrió, sintiéndose un genio malévolo. El rizado no se intimidó ante esa propuesta. Agarró uno de los vasos con boca ancha y bebió sin detenerse si quiera a respirar. Sorprendido, Louis aplaudió.
-Parte de mi trabajo es beber.- Dijo Harry dejando el vaso en la mesa, vacío.
Si tuviéramos que señalar un defecto físico en Harry difícilmente lo encontraríamos. Él era jodidamente perfecto. En cuanto al aspecto se hablaba.
Era alcohólico, pero se hallaba en recuperación. Siempre había tenido problemas con la bebida desde que había empezado su amistad con el dueño de la taberna. Desde los 18, para ser exactos, empezó a beber de manera habitual gracias a que era mayor de edad y no correría riesgos. Y todo se incrementó cuando se hicieron socios para atender el negocio. Pero había prometido en el nacimiento de Darcy, su hija de un año, dejar de beber. Parte obligado, en parte por voluntad propia. Se le hacía muy difícil cumplir esa promesa, sin embargo.
¿Se preguntaban la razón de las peleas con su esposa? Ahí la tienen. Harry aun no había superado su alcoholismo y solía llegar ebrio y tarde a veces a su casa.
Louis seguía impresionado, aunque creía que en realidad el contenido de ese vaso no era tan feo. Le pidió a Harry el otro tarro, para saber si estaba tan mal como pensaba. Se equivocaba. La levadura característica de esos tragos hacía que su lengua picara y sintiera unas grandes ganas de escupir. Y eso hizo. Harold largó una carcajada al ver su rostro de asco con su nariz arruga y su lengua afuera.
-Bonito y tonto.- Dijo él negando con la cabeza. -Suelen ser los peores.
-Estoy seguro que la tuya sabía mejor que la mia y por eso la soportaste.
-¿Quieres probar?- Levantando las cejas lo desafió, la mirada de Louis se volvió dura y fija en los ojos verdes del cantinero. Se rió fuerte no podiendo soportar una postura seria. 
-¿Cómo voy a probar si te acabaste toda la tuya?- Preguntó aun con la risa entre sus dientes. 
-Si que eres tonto.- Harry se dio la vuelta  fue a lavar los vasos usados. 
Le daba la espalda y lo ignoraba, y eso a Louis lo ponía tenso y nervioso. No dejaba de recorrer el cuerpo del morocho con su vista, mordiéndose el labio inferior sin siquiera percatarse de aquello. Tenía áncias de preguntarle porqué no cargaba con el anillo de casados, pero se suponía que él no debía saber nada acerca de Harry.
Se mordió las uñas al notar que su labio había comenzado a sangrar un poco por culpa de sus dientes. Por el cuerpo le recorría una energía extraña, haciéndolo temblar. Se preguntó cuanto tardaría Zayn en volver. Por su experiencia conociendo a su amigo, podría tardarse largas horas. Y si, Zayn intentaría pasar la mayor cantidad de tiempo posible con el rubio. Pero a él no le molestaba quedarse a solas con Harry. Le fascinaba, solo deseaba que le hablara pronto.
Tenía la intensión de interrogarlo usando como escusa su trabajo falso de policía. Igualmente le costaba formular preguntas interesantes.
No entendía la razón de su falta de lenguaje, siendo él profesor de Lenguas. Casualmente no le atraían los libros de policiales. Los únicos, que gracias a su famoso desempeño, habían atraído su interés eran los de Sherlock Holmes y Hercule Poirot, y no los consideraba de sus favoritos. Lo romántico no era su género, mucho menos el drama. Adoraba los de aventura y ciencia ficción. Pero él era un maestro ejemplar así que conocía toda clase de textos.
El interés repentino en saber más sobre aquél individuo de gran estatura y dos bellos ojos verdes lo extrañó. Sabría que debería esperar mucho tiempo el regreso de su amigo, y quería pasar ese tiempo entretenido en algo. 
-¿Harry?
-Dime.
-¿Podría preguntarte algo?
-Claro, lo que quieras, bonito.
-Tienes hijos, ¿verdad?- El otro asintió. -¿Estás casado?- Volvió a mover la cabeza ondeando sus bucles en un si suave. -¿Y porqué no llevas anillo?
-Mi mujer murió.
-¡Ay, por favor Harold! No me voy a tragar tus mentiras. Se que tienes tres hijos, llamados James, Peter y Darcy. Y tu esposa se llama Abby y no está muerta. Estoy seguro que pasas por una dificultad matrimonial y por eso no cargas la joya.
-¡Wow! Acertaste en todo menos una cosa. James no es mi hijo. Él es solo el hijo de Abby con otro hombre. ¿Cómo sabes todo eso? Me asustas Lou. 
-Soy policía.- Dijo encogiéndose de hombros.
-¿Me investigaste?
-Pero solo un poco. Prefiero conocerte en persona.- Sus labios, curvados tímidamente, hicieron que el cantinero de rulos se acercara a él.
-¿Qué quieres saber de mi, bonito? Haz tus preguntas y te responderé todas.- El tono seductor de sus palabras provocó escalofríos en todas las extremidades del cuerpo delgado de Louis. Si bien la voz del menor solía ser algo intensa y grave, esa vez había sido mucho más profunda.
-¿Qué clase de problemas tienes con tu mujer?
-¿Qué clase de policía eres? ¿Y qué clase de pregunta es esa?- Dijo, atrayendo la atención de la mirada de Louis a sus labios. Carnosos y gruesos, tan contrastantes con los finos y delicados de Lou.
-Uno sin paciencia. Respóndeme Styles.
-No estamos pasando un buen momento. Lo lamento, Louis, pero eso es algo de lo que no quiero hablar.- Su mirada triste apenó al falso agente e hizo que aumentara su intriga, pero no volvería a preguntar aquello. Al menos no esa noche.
-Te entiendo. Si te hago otra pregunta, ¿vas a contestar esta vez?- Harry asintió, teniendo temor por lo que pudiera ser. -¿Estás coqueteando conmigo? ¿O solo es lo que acostumbran a hacer en los bares hoy en día?- Harold largó una carcajada, lo que sonó como una melodía algo funesta en los oídos del castaño.
-Estás en un bar gay, bonito.
-¿¡En serio!? No me había dado cuenta.- Miró hacia todos lados, buscando una señal que indicará que eso era cierto, pero los posters de equipos de football lo desconcertaron. -¿Tienen esas fotos ahí porqué piensan que esos jugadores son hots? ¿O es una forma de despistar a los heterosexuales haciéndoles creer que es un bar deportivo?- De nuevo esa extraña risa subida de volumen.
-Solo bromeo contigo, tonto. No es un bar gay. Es un bar común y corriente.
-Donde los que atienden coquetean con los clientes.
-No, eso es algo que solo reservo para ti.
Louis llegó a una conclusión algo errónea respecto a los problemas maritales de Harry. Y con sus mejillas de un matiz poco común en invierno supuso que Abby había hecho la atrocidad de matarlo por sus incesantes coquetéos con completos extraños. 
Volvió a recorrer el bar con la vista, escudriñando sus ojos y haciendo que se le formaran unas pequeñas arrugas en el contorno de estos. Un gesto que le pareció demasiado tierno a Harry. El televisor era de los más antiguos que Louis haya visto, colgado justo a un costado de la puerta de entrada, y bien arriba de una estantería con algunas especias. Había otra tele (más moderna) sobre la rebarba tallada con formas oblicuas de la pared. Dos piezas adoveladas dividiendo las zonas del bar, colocadas en una cimbra y con un pequeño adorno hecho en mampostería de piedras diminutas. El techo, cubierto por completo de artesones de madera, dándole más aspecto irlandés del necesario. Un reloj que no marcaba la hora correcta justo encima de las cientas de botellas de alcohol ordenadas por colores, formas y tamaños en unos estantes de vidrio. La luz con su propio regulador de tensión haciendo que todo este más tenue. Una escalera al lado de un barril (también de madera, como todo en ese lugar) que llevaba hacia los baños, las distintas columnas cubiertas de fotos de famosos, y banderines pequeños y grandes adornando los distintos rincones. El típico aspecto de bar irlandés, ochentoso. Pero algo le faltaba, y eran las decoraciones dignas de esa fecha del año. Se acercaba navidad y no había siquiera unas luces insignificantes. Louis no se molestó en preguntar la razón de la falta de árbol de navidad.
De pronto, sin notarlo gracias a su estado absorto y fijo en la inmensidad de la taberna, Niall y Zayn entraron por la puerta. Ambos estaban mojados y llevaban una gran sonrisa, dejando ver sus dientes. Se reían y se empujaban como dos bobos que acaban de terminar de jugar un partido amistoso. Sintió ganas de preguntar que tal había sido la cita, pero Harry le ganó de mano.
-Bien, supongo.- Dijo Niall sin borrar esa torpe mueca de felicidad de su cara. Ya era momento de irse. Louis miró el gran reloj para ver la hora, pero sus agujas no se movían. Se levantó y se despidió de Harry con un simpático beso en la mejilla. Lo que produjo electricidad y estática recorriéndole por todo su frágil cuerpo. -¿Quieren llevarse el paraguas?- No tenía idea de que llovía afuera, pero a juzgar por el aspecto húmedo de su amigo, la lluvia parecería ser torrencial. Aceptaron el paraguas amarillo que les ofreció el rubio.
-¡Louis!- Llamó Harry una vez más antes de que se fueran. -¿Cuál es tu apellido?
-Bonito...- Dijo Zayn susurrando bien bajo para que solo el castaño pudiera escucharlo.
-Tomlinson.
Salieron del lugar y abrieron el paraguas, se colocaron debajo, pegando sus cuerpos para darse más calor. Caminaron en la noche lluviosa, rumbo a Mayfair una vez más. 
-¿Y bien?- Preguntó Louis, sabiendo que Niall no había querido contar toda la verdad del asunto.
-Es maravilloso.- Su sonrisa no se borraría en días, tal vez semanas. 

TIMING (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora