Atrapados

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"No intentes cambiar a Draco, no funcionará."

Harry parpadeó. ¿Por qué recordaba las palabras de Nott en ese momento? Hacía ya dos días...o más. Y Draco le había dicho que Nott era un estúpido. Harry también lo pensaba. Pero lo de cambiar a Draco... él no intentaba cambiarle. Bueno, sí. Quería que fuese como él, como Harry. Quería que fuese...mejor...mejor persona, más comprensivo, más... ¿Gryffindor? Así que al final tal vez Nott tuviese razón.

Después de todo, ¿quién era él, Harry Potter, para cambiar la personalidad de alguien? Porque, claro, algunas cosas que él pensaba que estaban mal, a lo mejor simplemente Draco las veía de otra forma y, entonces, entonces... ¿no era eso actuar de forma egoísta? Y acaso, ¿no le gustaba Draco precisamente por lo que era? Tal vez, tal vez no. La verdad era que no sabía exactamente por qué le gustaba. ¿Y si Nott decía la verdad? Podría ser que, como estaban atados, su inconsciente hubiese tomado las riendas y haber decidido que la mejor forma de convivir con alguien a quien odiabas era hacer que te enamoraras de él y así te dejaban en paz.

Harry sacudió la cabeza. No, eso era una auténtica gilipollez. Pero parecía lógico. Al menos...en su caso.

Suspiró y su aliento formó nubecillas de vapor en el frío de la noche. Miró hacia arriba, hacia las estrellas que se colaban por el agujero del techo de ese castillo en ruinas que habían encontrado. La noche era preciosa. Y le tocaba a él estar de guardia, así que pensaba disfrutarla. Aunque después de los nervios con lo de los acertijos, la verdad era que necesitaba echar una siestecita... al final habían acertado los dos, sin necesidad de la ayuda del otro. Harry había visto ya bastantes salamandras como para saber que eran de fuego y recordaba haber oído hablar una noche a Draco sobre las serpientes marinas. Si, esa parte se la había proporcionado Neville y decía que las serpientes no ponían huevos. Cuando le dijeron las respuestas, la esfinge había rugido tanto que las paredes de la cueva se tambalearon y Draco estuvo a punto de echarle una maldición. Pero al final la criatura sonrió y dejó que Harry le arrancara un pelo de la melena. Enseguida tuvieron de nuevo la sensación de traslación a otro lugar y esta vez habían aparecido en una especie de montaña boscosa con un castillo medio destruido en la cima. Y como no parecía haber nada más que ellos a kilómetros, subieron a refugiarse. Una vez allí buscaron la criatura que se suponía les tocaría hacer frente, pero el lugar estaba desierto por completo. Estuvieron explorando todo el lugar, durante el resto del día, pero ni siquiera encontraron de qué alimentarse. Mucho menos criaturas. A no ser que contaran las arañas que vivían en las enormes telarañas del techo. Pero nada. Ni un solo ser vivo, ni un solo ruido (y esto sí que era extraño). Y ya por fin, cuando las estrellas se podían vislumbrar, comenzaron a ver lo que parecían murciélagos, volando alrededor del castillo, que por lo demás, seguía igual de tranquilo.

Harry miró a su alrededor de nuevo. Al principio el sitio le había dado miedo (hasta que vio los enormes agujeros en la pared, y, por alguna razón, se tranquilizó) pero Draco había dicho que se parecía a su casa cuando los elfos domésticos estaban indispuestos (eso quiere decir cuando recibían tantas palizas que no podían avanzar ni un paso) Por supuesto, Harry sabía que lo decía solo para infundirse valor. Le había apretado la mano al entrar y tenía la varita en ristre, preparado para todo. Hasta que no hubieron explorado todo el lugar, no bajó la guardia. Y ahora dormía plácidamente a su lado, aún agarrado a su mano. Harry sonrió y se acercó a él, acariciándole la mejilla. Echaba de menos el dormitorio del slytherin, le habría gustado estar en la cama con él, abrazarlo.

-¿Mh?- Draco abrió los ojos. Harry retiró la mano, se había puesto colorado.
-Nada. Sigue durmiendo.
-¿Me has despertado por "nada"?

Harry suspiró.

-No pretendía despertarte. Tenías una telaraña en la cara. ¿Quieres callarte y volverte a dormir?

Pero en vez de eso, Draco se enderezó y se sentó contra la pared.

JuntosWhere stories live. Discover now