Hagrid

1.4K 148 56
                                    


-¡Potter¡Despierta!

Harry se acurrucó más en la cama.

Malfoy lo miró enfadado y le quitó la almohada para ponérsela en la cara. Se le sentó encima.

Harry abrió los ojos y pataleó intentando respirar. Por fin el rubio le apartó la almohada de la cara.

-¡Malfoy!¡Qué coño te crees que haces!

-Ahogarte.

-¡Eres imbécil!- dijo Harry mirándole furioso. Se palpó el cuello. Malfoy se levantó de la cama y arrastró a Harry hacia la silla que tenía su ropa colgada.

-Vamos, no tengo todo el día.- dijo señalando su ropa.

Harry lo miró incrédulo.

-¿Pretendes que me vista de inmediato, porque tú lo digas, Malfoy?

-Sí.- Malfoy se miraba las uñas con languidez.

-¿Después de intentar asfixiarme con la almohada?

-Lamento muchísimo que no haya sido un dulce despertar, pero no te levantabas.

-¡Eso no es excusa para intentarlo matándome de un susto!- Harry estaba rojo.

-Oh, por Merlín, Potter,¿quieres vestirte de una vez?

-¡No!¡No pienso vestirme!- Harry se cruzó de brazos, moviendo uno de Draco, y se quedó mirando fijamente a Malfoy. Sólo tenía esa actitud cuando se enfrentaba a los Dursley, pero Malfoy no era un Dursley. El rubio levantó la varita y le apuntó con ella.

-Desvisttio. Desvanesco.

Harry se quedó completamente desnudo... y sin sábanas.

Ahora era Malfoy quien estaba cruzado de brazos.

-¿Vas a dejar de hacer el imbécil ya, Potter?

Harry le miró rojo y apretó los labios.

-No pienso moverme de aquí.- dijo.

Malfoy levantó una ceja, pero se encogió de hombros. Se aclaró la garganta.

-¡Pansyyyy!

Los ojos de Harry se abrieron como platos al imaginar a la Slytherin entrar y verle desnudo.

Se vistió rápidamente.

Draco lo miró por última vez y le arregló la corbata. Después miró con asco su cabeza.

-Podrías peinarte un poco.

-Podrías dejar de usar gomina.

Draco le miró impasible.

-El día que tu pelo se doblegue.

Harry bufó.

Hacía frío. Las mañanas en Inglaterra siempre eran frías...pero a las siete de la mañana, cuando el sol aún estaba intentando colarse por entre esas interminables nubes grises, si no llevabas un buen abrigo, corrías el riesgo de quedarte congelado en el sitio.

Dos pares de pies, unos más raudos que otros, recorrían la hierba mojada y fresca por el rocío. Sus pisadas rompían el silencio de la mañana del sábado.

El propietario de una de las huellas, que estaba tiritando porque no se le había ocurrido coger un abrigo, al fin rompió el silencio.

-Vale ya, Malfoy. ¿Por qué estamos aquí?¿Por qué todos los sábados, en vez de quedarnos calentitos en la cama, tenemos que salir afuera, ¿eh? ¡Tengo frío!

JuntosWhere stories live. Discover now