ELLA

1.5K 184 28
                                    


Naruto y Sakura se pasaron el día entero juntos, en la habitación de la jovencita, hablando de cualquier cosa, sentados en la cama o mirando por la ventana, reconociendo algunos cambios significativos en el paisaje después de más de un año y medio de ausencia. Era tan difícil reconocerse, no actuaban de la misma forma, ella solía golpearlo a la primera provocación y él actuaba tan inmaduro en algunas ocasiones que en ocasiones sí se merecía los continuos regaños de su compañera. Ahora ya no había bromas inmaduras, o golpes de improvisto; quizá por la situación, porque Naruto estaba seguro de que algo sucedía, y porque Sakura estaba demasiado cansada como para regañar a su amigo por sus travesuras durante el entrenamiento.

-Deberías reportarte con Tsunade-sama, seguro que querrá verte.

-No, Ero-sannin dijo que estaba bien, que él se encargaría de todo- dijo Naruto tomando su mano y con sonrisa tan radiante que a Sakura le dieron ganas de llorar. Estaba demasiado sensible últimamente, a flor de piel.

-Entonces por qué no damos una vuelta por la Aldea, podemos ir a comer con Ichiraku, muero de hambre y no recuerdo la última vez que fui.

-Me encantaría, también tengo hambre, mucho en realidad. Apuesto a que el viejo Ichiraku no podrá reconocerme, de veras que no ¡Vamos ahora mismo, Sakura-chan!

-Primero necesito que salgas para que pueda caminarme, espérame abajo.

Naruto salió por la ventana y, como le pidió su compañera, esperó, aunque no dejaba de ver a su alrededor, alerta. Estaba feliz por haber regresado, pero no podía pasar por alto la situación, ni mostrarse radiante cuando era evidente que algo pasaba.

Debía hablar con Sakura, mostrarle que no estaba sola y que todo mejoraría ahora que estaban juntos. La extrañó mucho, su compañía, las misiones, todo sobre ella, incluso los golpes por su comportamiento inmaduro. Ya era momento de seguir adelante, y por primera vez, en mucho tiempo, dejó de pensar en Sasuke para concentrarse en Sakura, en esa jovencita que se mostraba asustadiza y tímida, el amor por ella era mucho más grande que la incertidumbre por su compañero. Simplemente había cosas más importantes, quizá la separación les recordó lo verdaderamente significativo, aunque sólo quedaron ellos dos.

Saura salió vestida con una falda rosa y una camisa roja con mangas y el sello de su clan en la espalda, tenía unas botas largas que llegaban hasta la rodilla y su melena rosa caía más abajo que sus hombros. Era como si el tiempo no hubiera pasado. Recordó que cuando llegó de su entrenamiento con Naruto, le dijo a Sakura que no había cambiado, después Jiraiya le explicó la situación y que eso no era precisamente un halago. Ahora le causaba mucha gracia ser tan despistado.

-Luces hermosa, Sakura-chan.

-Gracias, pero en realidad sólo es un simple atuendo de todos los días- le fue imposible no sonrojarse ligeramente.

Caminaron por las calles como en los viejos tiempos, el día estaba cayendo y los últimos rayos de sol se escondían entre algunas nubes llenando el cielo de una gama de colores hermosa, rojo, anaranjado, rosa, tenues amarillos contrastaban con lo azul que se suponía debía ser. Pero la ansiedad de Sakura comenzó a aflorar, pronto anochecería y entonces dormiría y el mismo sueño de siempre la acosaría. No era tonta, intentó mantenerse despierta durante la noche, pero no lo lograba, estaba segura de caer dormida minutos después de entrar a su habitación a pesar de que por la tarde estaba segura de no dejarse vencer por el sueño. No importaba cuanto lo intentara, dormía como si quisiera hacerlo, eso era lo más frustrante.

-¿Todo está bien, Sakura-chan?

-Sí. Me preguntaba dónde están todos, pensé que veríamos a Ino o a Shikamaru por aquí, acostumbran salir a estar hora. Hinata parecía muy emocionada con tu regreso.

LOS CAMINOS A TIWhere stories live. Discover now