ELLOS

1.6K 187 32
                                    


Sakura seguía sentada en la cama, estaba a unos segundos de romper a llorar por la desilusión, por sentir lo que sentía y no poder desprenderse de eso . El silencio de la Quinta sobre la situación, el hecho de no pudieran decirle que era mentira, estaba acabando con la última esperanza de Sakura. Para la jovencita, la escena seguía siendo real, más real que nunca. ¿Cómo es que el ninja pudo haber hecho así? ¿Cómo pudo olvidarlo durante tanto tiempo y por qué lo recordaba hasta ahora? En ese momento, como última esperanza, deseo no recordarlo, vivir en la ignorancia, seguir conservando la misma imagen de su sensei, de ese ninja impecable.

-Yo...- tartamudeó Sakura sin saber qué decir, desilusionada ante el silencio de su maestra. Intentando lidiar con el hecho de tener ese recuerdo -No lo quiero. Lo quiero lejos de mí.

Tsunade no sabía si se refería al recuerdo o a su sensei. Era el momento de tomar una decisión, y ver a su alumna sufrir de esa manera tan injusta, la hizo actuar. Ver que la imagen de un ninja que había sacrificado tanto, que ya había sufrido suficiente, fue la justificación que necesitaba.

-Es mentira, Sakura- la voz de la Sannin no tembló ni por un solo segundo, la misma seguridad de siempre, la mirada fija en los ojos de la jovencita -Eso es una ilusión, no un recuerdo.

-Pero...

-No sé quién intentó engañarte de esa forma hasta el punto de mostrarte algo así. Pero Kakashi se sentiría muy ofendido si lo creyeras, tú lo conoces, ha sido tu sensei durante años, te cuidó y protegió. Está dispuesto a dar su vida por ti, lo haría sin dudarlo, no puedes desconfiar de él sin ser una ingrata. Él es un ninja extraordinario, no es perfecto, ninguno de nosotros lo es; pero no puedes atreverte a dar crédito a esa ilusión. Fue un Genjutsu y sólo eso, no lo olvides porque sería olvidar cada lección que tu sensei te enseñó- la voz de la Quinta resonó en la habitación -Creíste que Sasuke podía cambiar a pesar de cada una de sus desafortunadas decisiones, lo menos que puedes hacer es darle una oportunidad a ese hombre, a tu sensei. ¡Si alguien la merece es él!

-Suficiente, Tsunade-sama- pidió Sakura completamente confundida. Las lágrimas se acomulaban en sus ojos y si oía algo más terminaría por perder la razón.

La Hokage asintió y salió de la habitación. Estaba consciente de haber sido demasiado dura con su alumna, su intención no era confundirla más; pero esa era la única forma en la que no dudaría de Kakashi. Debía arrancar cada duda en la jovencita, por lo menos hasta que el ninja volviera y decidiera qué hacer respecto a lo que su alumna sabía.

Le había mentido deliberadamente, estaba molesta con ella misma, pero no tuvo alternativa. No permitiría que ensuciaran de esa forma la imagen de un ninja que ya había sufrido suficiente, mucho menos poniéndolo en tela de juicio frente a su alumna que realmente lo admiraba y lo quería. No permitiría que destruyeran eso.

Sakura se quedó en la cama, analizando las palabras de la Quinta, intentando poner su mente en orden. Lo que veía parecía tan real, el dolor en su pecho, la desesperación, incluso hubo momento en que creyó odiarlo, el odio y resentimiento latieron con viveza, todavía los sentía. La médico se topó con la posibilidad del rencor hacia el ninja, no era una ira que reconociera, casi parecía no ser suya, pero ahí estaba. Sakura había revivido esa escena una y otra vez, sin descanso, el mismo final, los mismos sentimientos, no podían pedirle que simplemente se olvidara de todo. Fue como si lo estuviera repitiendo toda una vida, toda una vida atrapada en ese recuerdo sin que el dolor, la ira, el resentimiento o el miedo, disminuyeran ni una pizca.

Las palabras de su maestra le resonaron en la cabeza, pero había demasiadas preguntas que, aunque no lo deseaba, mantenían la duda. No podía ser una simple ilusión. De verdad quería creer que sí, lo intentaba, intentaba recordar cada momento en el que su sensei cuidó de ella, la delicadeza con la que la trataba; pero entonces esa imagen volvía, entonces eso era lo único que se mostraba como real.

LOS CAMINOS A TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora