10: ꒰Un millón de plumas.꒱

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Piensa que eres una persona maravillosa y que tienes ni más, ni menos, diez minutos para demostrarlo en frente de cualquiera. Si con solo pensarlo te da escalofríos procura entender que debes hacerlo mientras estas lleno de emociones, cansado y herido por todas las experiencias del pasado. Inténtalo, mientras tanto me voy a orinar sobre la llama eterna del estereotipo.

Me senté en la sala y chequé mis correos electrónicos, hacía mucho tiempo desde que ya no tenía una entrada al tribunal. Últimamente solo trabajaba como una sombra para mis abogados novatos. No podía correr el riesgo de perder algún caso, así que era mejor vigilar a todos los abogados de mi empresa en lugar de asfixiarme en un caso mío en particular, de todos modos no había nada que me podría interesar en ese momento. Todos los casos eran de una banalidad impresionante.
                     
«¿Qué mierda?»
  
Un correo en especial, uno que llegó del instituto de protección de niños logró captarme la atención. Últimamente elegí a que todos mis abogados hagan casos de caridad porque odiaba ver como el dinero decidía la justicia o como las personas con dinero lograban tener un buen abogado y como los menos afortunados tenían que resignarse con un imbècil de abogado que definitivamente iba meterlos más en ruinas.
                     
El teléfono empezó a vibrar, lo miré por un momento y sentí cómo me acapararon los demonios. Miyeon. Rechacé su llamada y cuando estuve listo para dejarlo en la mesa, me detuve. Sonreí y busqué el numero de mi juguetón. Me quedé pensativo por unos segundos en que tal vez no era el momento indicado para llamarlo teniendo en cuenta que en ese preciso momento en mi casa se encontraba otro chico, o que no era la hora adecuada—«¡Un demonio! Nunca era la hora indicada con él.»—al final opté por un mensaje corto y conciso.

«¿Qué tan caliente es tu piel ahora?», envíe el mensaje y me acomodé en la silla esperando su respuesta. En ese momento sólo quería ver el mundo arder.

Lo miré de arriba para abajo encantado. Mi camisa cubría una gran parte de su cuerpo pero dejaba libre la piel de sus piernas y de su cuello, incluso observé su fina clavícula. Levantó su rostro angélical haciendo que la sombra que proyectaba dibuje un bonito  trayecto sensual por la tentadora piel de su clavícula y cuello. Sus ojos color esmeralda me miraban a mi, sus pestañas largas intensificaron su mirada y su boca... «¡No!»

—¿Qué?—soltó una carcajada dejando el teléfono sobre el bar—Este hombre es un... —lo interrumpí sin deslizar mis ojos de su cara.

—¡Exacto!—abrió los ojos y se rió como un niño pequeño.

—Espero que no me va a llegar ningún hombre furioso en la puerta—levanté una ceja esperando una respuesta.

—Creo que sabemos los dos que esto es algo imposible—contestó con sinceridad.

—No veo porque esto sería algo imposible. —repliqué mirándolo—Eres un chico encantador.

—Con pasado. —aclaró cortante.

—Ven acá—lo miré fijamente mientras caminaba hacia mi con pasos lentos, igual a unas plumas que caen despacio en el suelo.

Una vez a mi lado, rodeé su cintura con mi brazo y lo acerque hacia mi, haciéndolo sentarse sobre mi pierna. Su estado se puso incómodo pero aún así seguía mirándome a los ojos.

—¿Qué vamos a comer?—deslicé la mirada de él para mirar hacia  la ventana, molesto por el ruido que provenía desde afuera. La tormenta era más agresiva que antes.

—¿Ensalada?—se encogió los hombros.

—No me mires así—negó con la cabeza levantándose y depositando sus manos en su cintura—¿Entonces ensalada?

 ゚᩿ ⪩  MILLIONARIE ⪨ 𓈒 ˚𝗖𝗛𝗔𝗡𝗚𝗝𝗜𝗡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora