1: ꒰Envuélveme en la oscuridad꒱

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1868 palabras

Hwang Hyunjin

Una cara fría, calculadora y furiosa me devolvió la mirada, reflejada en la ventana. Un rostro desconocido que me asustó incluso a mí mismo, mientras observaba mi mano, que sostenía el vaso lleno de hielo y Whisky.

Odiaba esa situación, odiaba perder el control y odiviaba encontrarme lejos del lugar en el que estaba físicamente, consumiéndome por cosas sin importancia.

Dos meses, una semana, cuatro días, treinta y dos horas, doce minutos y cincuenta segundos lejos de Los Ángeles, y de lo que realmente me importaba. Entonces regresé y los problemas me agobiaron nuevamente.

Estaba harto de que todos se interesen en mi vida, sin importarles más que mi estado económico, harto de ver la hipocresía y la superficialidad. De mirar hacia adelante y tan solo alcanzar a visualizar el pasado, nada más. Harto de los prejuicios y las mentes cerradas.

A mis treinta años cumplidos, llevo más de veinte perdidos en el trabajo, en estudios y preocupaciones –por más que durante mucho tiempo estuve intentando convencerme de que eran años invertidos, no tirados por la borda–. Todo empezó en una universidad de derecho, seguida por un prestigioso bufete de abogados y al final un puesto político en la categoría de derechos.

Además estaba ese título de soltero más deseado salido de la noche a la mañana y un amor que se consumió antes de que pudiesa siquiera empezar.

Noches perdidas en ficción, mentiras y engaños. Orgasmos fingidos y muchas otras cosas, hojas enteras, nunca hubiese acabado de hablar si ponía a enumerar punto por punto.

Al fin y al cabo era irónico que me llamaran mujeriego cuando las mujeres y hombres entraban por la fuerza en mi habitación y se metían en mi cama como si fuese un maldito trofeo.

Pero claro, nadie mencionaba nunca que el hombre podía ser mucho más peligroso siempre que se lo propusiera. Ustedes, las mujeres, nos sonríen en la cara mientras en sus mentes ya piensan en como castigarnos. Son más inteligentes, lo admito y lo admiro, por Dios, no podría hablar mal de una mujer, nací de una.

Suspiré y tomé otro trago, sintiendo cómo el líquido amargo quemaba mi garganta. Saqué mi mano del bolsillo del pantalón una vez con el teléfono, miré la hora. Tenía que llegar de un momento a otro.

¿Por qué había decidido pasar una noche con un hombre a quién debía pagar cuando podía tenerlos gratis y fácil? No lo sabía, simplemente pasó. Tal vez es solo una experiencia que se debe vivir.

Escuché unos golpes tiernos en la puerta, pero no contesté, no sabía que tenía que hacer o decir. Dejé que todo tomara su curso. Sus pasos no se dejaron esperar, caminó con miedo, lentamente, hasta que su silueta delgada apareció reflejada en la ventana.

—Cierra la puerta con llave, por favor. —le dije antes de tomar el último sorbo de alcohol y dejar el vaso sobre la mesa a mi lado.

Intenté verlo mejor, pero la bruma de la noche me lo impidió. El permanecía inmóvil, llevaba una pequeña bolsa en la mano derecha y unos tacones, y para mi sorpresa llevaba también lencería debajo de un abrigo largo.

Mientras avanzaba hacia él, me quité la chaqueta, tirándola sobre el sillón, desanudando mi corbata. Con cada paso que daba sentía su olor, uno fino y discreto, alguna mezcla de flores, muy fresco.

—¿Estamos solos? —preguntó, dejando al fin que escuchase su voz: una de esas que destilan inocencia en todas direcciones, una dulce melodia.

Sonreí y me quedé de pie, detrás de él.

 ゚᩿ ⪩  MILLIONARIE ⪨ 𓈒 ˚𝗖𝗛𝗔𝗡𝗚𝗝𝗜𝗡Where stories live. Discover now