Genshin Impact x Reader.

Razor x reader - Protección.

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Caminar por el bosque sola, no era buena idea, y más estando en, precisamente, el Reino de los Lobos. Pero en tu caso era necesaria, cada día marchabas a la arboleda a buscar suministros de supervivencia básica, cazabas, recolectabas algunos minerales, vegetales, varias cosas más. ¿La causa de esa soltura a tan temprana edad? Tu padre. Vivía en Aguaclara pero se pasaba la vida en Mondstadt, bebiendo hasta perder la consciencia, por tanto los días los pasabas fuera de casa para no lidiar con él y su resaca, y por las noches, cuando se iba a los bares, tú volvías a casa, dormías y al amanecer volvías a salir.

Estabas algo cansada así que además hacías encargos para conseguir dinero y poder independizarte o por lo menos residir en una posada de alquiler, de hecho, dudabas de si tu padre sabía que seguías viva.

Hoy no era un día especial, ya conocías el bosque al dedillo (o eso pensabas), así que sabías exactamente dónde cazar, dónde había mejor agua y mejores frutos. Lo sabías todo. Pero esta vez querías ir un poco más allá, ampliar tus horizontes. Así que ahora estabas en un lugar nuevo, el Reino de los Lobos. Según leyendas habita un enorme lobo de hielo, con pelaje azul y blanco, con unos ojos celestes brillantes capaces de leer tu alma. Pero no era la única historia. Habías oído a varios habitantes de la aldea hablar sobre un chico joven, de ojos como rubíes y cabello platinado y largo. La gente decía que era un niño criado por lobos o el espíritu de uno tomando la forma de un humano.

Realmente parte del motivo de tu estadía allí eran aquellas historias, sentías curiosidad por la zona, sentías curiosidad y deseo de conocer era mirada bermellón de las habladurías de Aguaclara, así que mantuviste los ojos muy abiertos y el oído atento.

Tan atento que a lo lejos escuchaste un quejido. No sonaba humano, más bien sonaba animal. Siguiendo la fuente del sonido llegaste a un pequeño claro entre árboles sin hojas y grandes, con algunos troncos huecos caídos. El centro del Reino de los Lobos. Allí yacía uno de los caninos con una pata herida, quejándose de dolor y respirando superficialmente. La visión era devastadora así que recordando información leída en libros tomaste rápidamente algunos Ganchos de Lobo y tras aplastarlos aplicaste la pulpa en la fisura.

Unos sonidos repentinos te hicieron girar el rostro rápidamente para dirigir tu mirada a unos arbustos cercanos de dónde salió un chico de inconfundible mirada carmesí. No pensabas que fuera real, creías que solo eran relatos que le contaban a los niños para que no entraran al Reino.

── Tú...¿curar Lupical? 

Su voz era no muy alta, incluso suave. Como si tuviera miedo de despertar a alguien, hablaba de manera pausada, no muy bien. 

''Lupical''. No sabías que significaba pero cuando la dijo miró al lobo así que asumiste que se refería a él.

── Sí...creo que sí ── Miraste tu arco y luego al chico ── Lo encontré justo ahora, cuando ya estaba herido, habrán sido otros cazadores... He hecho lo que he podido.

El chico olfateó un poco y tomó al lobo en brazos, sorprendiéndote su fuerza.

── Gracias.

Y se marchó. Sin más. Estuviste mirando por dónde se había ido un tiempo antes de darte cuenta que debías recuperar suministros, y algunos extras para llevárselos a Draff y que te diera una merecida paga.