Capítulo 1 "Rubia"

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Dos minutos más tarde cuando el profesor de psicología estaba hablando la puerta se abrió llamando la atención de todos. Ruggero estaba ahí.

Ruggero Pasquarelli, el chico más temido de la escuela. Eramos mejores amigos de niños, hasta los 11 años, cuándo su padre falleció dejo de hablarme, yo trate de estar con el en todo momento pero no me dejo y poco a poco se aislo.

En el instituto todo el mundo hablaba sobre el, su madre por lo que yo sabía ya que habían sido buenas amigas con mi madre se habia mudado a Londres pero Ruggero no quiso irse. Fue hace dos años. Nose a que mujer se le ocurriría dejar a su hijo de 16 solo. En fin, en el instituto decían que había matado a su madre o que su madre estaba presa, distintas cosas.

Hasta decían que era narcotraficante o que asesino a alguien.

Me parecía muy estupido, yo había sido amiga suya y jamás lo creería alguien así pero nunca hable bien sobre el o lo defendí, no desde lo que me hizo un día frente a todos.

Se que se decían esas cosas porque Ruggero aparentaba ser cualquier cosa menos una buena persona a la cuál no temer. Estaba lleno, y cuando digo lleno hablo de completamente lleno de tatuajes, excepto por su rostro, era el único lugar dónde no tenía tatuajes. Pero todo su cuerpo, desde sus piernas hasta la nuca estaban llenos de tatuajes los cuáles aveces veía y no encontraba significado. ¡Oh y también en su cabeza!, cuándo se cortaba el cabello a sus costados se podían apreciar otros tatuajes. Tenía pircings, en sus orejas y por lo que aveces notaba cuando usaba remeras ajustada, en sus pezones.

Digo, no es que me la pase mirándolo pero el no era alguien que se podía evitar mucho a la vista.

Ruggero caminó y mi corazón empezó a latir a mil por horas cuándo lo vi caminar hacía el lugar vacio a mi lado. No entendí el porqué de estar tan nerviosa pero actue normal.

El profesor rodo sus ojos ante tal interrupcion pero siguio con la clase.

-Rubia.- Se sentó a mi lado y mi corazón latio a mil por horas, otra vez. No podía creerlo, hace tanto tiempo no me hablaba y escuchar decir eso salir de su boca fue como un baldazo de agua fría para mi.

Talvez no me hablaba a mi y se lo decia a alguna otra rubia.

-Te hablo a ti, Karol.- Iba a desmayarme, lo sabía.

Por más que lo decía en susurros, qué estábamos sentados detrás de todos y nadie más que nosotros escuchaba lo que decía me sentía nerviosa de lo que pueda llegar a decir.

-¿Qué?- Trate de sonar lo más cortante posible y lo miré solo ladeando la cabeza en su dirección.

-Necesito un favor.

Porfavor, esto era el colmo, hace un segundo me sentía fuera de lugar, nerviosa por lo que pueda soltar pero luego de esta estupidez que acaba de decir me sentía más segura con mis palabras, talvez el efecto de enojarse me causaba eso.

-Debes estar bromeando.- Solte una risita volviendo mi vista al frente

-Mi madre volverá de Londres y le mentí con que volví a entablar relación contigo. - Mordi mi labio negando y tratando de ocultar una risa.

-Aja, ¿Y yo que?-

Si bien su madre me caía bien (lo poco que la recuerdo), no haría nada para que a el le salgan bien las cosas luego de lo que me hizo.

-¿Qué es lo que quieres acambio para venir y decir que si somos amigos?- Lo mire seria, la cosa ahora me interesaba

Ruggero luego de la muerte de su padre se volvio frio pero sobre todo un chico malo y con resentimientos. No entendí nunca el porqué. Una vez, a los 16, Ruggero había empezado a correr un rumor que no era mentira que yo, hasta los 16 años jamás había besado a nadie.

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