El Doctor recibe una llamada de auxilio de una galaxia muy muy lejana.
Vive emocionantes aventuras junto a tu viajero del tiempo favorito, y sus companions los Skywalker, y disfruta de sus luchas contra daleks, cybermen, ángeles llorones, siths, imp...
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Se empezó a escuchar el sonido de la TARDIS tras mi. El peor momento para recibir una visita, sin duda.
Dejé caer el sable láser que me había dado Anakin. Me costó, era lo último que tenía de él, y probablemente ahora estaba muerto. Todos mis amigos habían muerto, clones, jedis...
Solo me quedaba una opción, ir de incógnito y empezar a preparar una rebelión para poder luchar contra esta nueva tiranía.
Y ahora venía él. ¡Este es un momento en el que quiero estar sola! Déjame en paz - pensé. Por supuesto, no funcionó, y la TARDIS aterrizó detrás de mí.
Oí el sonido de las bisagras, pero no encontré lo que creía que iba a encontrar. En la puerta de la TARDIS no estaba el Doctor, sino otra persona, más mayor, que llevaba un abrigo de mago, y no tenía tanta barbilla.
- Hola Ahsoka, ¿por que lloras? - en ese instante me di cuenta de que estaba llorando
- ¡Vete de aquí! ¡Vete a otro sitio, quiero estar sola! ¡Tienes todo el espacio-tiempo a tu alcance, así que vete!
- No, Ahsoka. Hace mucho tiempo hice un voto, que siempre ayudaría a todas las personas que me necesitaran. Y ahora tú me necesitas, si no, la TARDIS no me habría traído, pero además me necesitas porque ya no tienes a nadie, no tienes ningún hombro sobre el que llorar.
- ¡Que entenderás tu de no tener a nadie! Tu tienes amigos en tu planeta, yo no, tu tienes familia, yo no, ¡tú tienes la posibilidad de estar alegre! ¡y yo no! La vida te ha tratado justamente, no como a mí.
- Ahsoka, no deberías hablar así de cosas que no comprendes. Mi planeta está muerto, ¡yo lo destruí! Mis amigos están muertos también, o inaccesibles para mí ¡y mi familia murió con Gallifrey, mi planeta! Ahora mismo, estamos solos, solo nos tenemos el uno al otro. Por eso te pregunto: ¿quieres venir conmigo?
Me quedé patidifusa. De todo lo que pensaba que podría ocurrir, esto era lo más raro.
Estaba destrozada, y una simple invitación de un amigo-conocido era lo suficientemente fuerte como para que corriera hacia él y le abrazase, sorprendiéndole.
