Sólo era una jovencita confundida y temerosa de que la imagen del ninja que tanto admiraba y quería, se cayera a pedazos. Estaba aterrada de que eso fuera verdad.

Seguía deseando no tener corazón, hundir la mano en el pecho y sacarlo hasta estar segura de lo que sucedía.

¿Por qué alguien le mostraría algo así? Quizá no era su recuerdo, pero sí el de alguien más. El ninja se veía joven, como si hubiera sucedido años atrás... se detuvo, no podía hacer eso, seguir escarbando porque solo encontraba dudas, miedos, y su propio corazón roto.

Sakura salió del Hospital ese mismo día, no tenía sentido que se quedara cuando era evidente que se trataba de una ilusión, sólo necesitaba descansar. Shizune le había explicado que en realidad llevaba siete días durmiendo, le dijo cómo uno de los guardias la encontró desmayada en el suelo y después la trajo al Hospital. Le volvió a preguntar si no recordaba alguna cosa significativa la primera vez que despertara, y cuando ella le dijo que no, entonces tomó su mano con afecto y le confesó la preocupación de todos por su estado de salud.

-¿Él está aquí? -la voz de Sakura sonaba tan insegura que dejó en claro las dudas que todavía la invadían. Sus manos temblaban. Ni siquiera podía pronunciar su nombre porque recordaba la forma en la que esa jovencita lo hizo. Era como si ese nombre le perteneciera a ella y a nadie más.

-No, salió de misión. Creo que tardará unos meses en volver.

El suspiro de alivio de parte de la jovencita fue demasiado obvio, pero ninguna dijo nada. Sakura agradeció que él no estuviera, la distancia les vendría muy bien, aunque no fuera cierto lo que veía, lo que recordaba, no estaba lista para verlo.

-¿Por qué se siente tan real?- preguntó con la misma vocecita que había adquirido desde que se levantara.

-No hubo nadie que estuviera contigo y pudiera decirte quién fue el responsable de esa ilusión, qué fue lo que sucedió, por lo que esa escena no parece una ilusión, sino un recuerdo. Quizás si alguien hubiera estado contigo, te confirmará que había alguien más allí, y que fue un Genjutsu. No sé qué es lo que ves, Sakura, ni en qué ilusión te atraparon, pero hay unas más realistas que otras, unas que solo implican dolor físico, cansancio emocional; pero si lo que viste se acerca a la realidad, entonces es mucho más difícil separarla. Tomará tiempo.

Sus padres insistieron en ir por ella al Hospital, pero no era necesario, sin él en la Aldea, se sentía a salvo. Intentó recordar las palabras de la Quinta; sin embargo, los sentimientos seguían en su pecho sin poder librarse de ellos. No era algo que pudiera evitar. Y como su maestra lo dijera, era una ingrata, pero el problema era que no lo sentía.

El día transcurrió tranquilamente, sin interrupciones de ningún tipo, como si no hubiera pasado nada. Sakura entendió que el infierno estaba en su cabeza, en su mente, en sus recuerdos, y sobre todo en su pecho. En el exterior no había sucedido nada, los días pasaban, las rutinas de casi todos seguían. Solo ella se detuvo, y estar parada era doloroso.

Se quedó en su casa, sus padres insistieron en que debía descansar y comer, nada más. En dos días días volvería a entrenar, era mejor que se lo tomara con calma y descansara. Pronto su rutina sería la de siempre, los encuentros con Ino y otros amigos, los entrenamientos, esperar el regreso de Naruto. Observó la cama, tenía miedo de dormir, todo el día intentando olvidar sus pensamientos, convencerse de que no era más que una ilusión. La misma Shizune le había asegurado que con el paso de los días ella misma se daría cuenta de que nada fue real, sólo necesitaba tiempo.

Tiempo.

Pero en esta ocasión el tiempo no funcionaria, incluso podría volverse su enemigo.

Frente a la ventana de la jovencita había un ninja que se escondía en la oscuridad, uno de máscara anaranjada con un único propósito. Tenía un plan muy detallado que tardaría años, pero necesitaba saber que podía herirlo en ese momento, hacerlo sangrar un poco. Necesitaba calma para poder soportar todo lo que le esperaba, algo para calmar su sed de venganza. Por alguna razón ella le recordaba a Rin, la inocencia para creer en alguien más hasta el punto de confiarle su vida, creer que estaba a salvo con él, que podría protegerla. Era el objetivo perfecto para recordarle a Kakashi el precio por no cumplir sus promesas; ahora no podría proteger a su alumna. Solo unas semanas más, las suficientes para que le temiera al mal nombrado leyenda de Konoha, haría que no soportara su presencia, ni siquiera escuchar su nombre, mucho menos pensar en él. Quizás entonces encontraría un poco de calma, cuando la destruyera a ella, y entonces a Kakashi.

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