8. En las dos orillas

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—Yo soy un sueño, un imposible,

Vano fantasma de niebla y de luz

Soy incorpórea, soy intangible:

No puedo amarte.

—¡Oh, ven; ven tú!

YO SOY ARDIENTE, YO SOY MORENA..., Gustavo Adolfo Bécquer



Lucienne se acurrucó contra la pared de la celda. Tenía el cabello y parte de la camiseta mojados. Le había entrado frío. Era de madrugada y Absalón todavía no había acudido a rescatarlo. ¿Qué estaba esperando? Los policías le habían hecho montones de preguntas que él no comprendía y sentía que su cabeza era como un colador por el que los pensamientos se le escapaban. Abrazándose las piernas, metió la cabeza entre las rodillas y suspiró con amargura.

La celda era completamente gris. Estaba sucia y tenía un pequeño catre adosado a la pared, cubierto por una olorosa sábana marrón. No había forma de escapar. Había intentando decir que estaba enfermo, que le dolía el estómago y que tenía fiebre, pero los policías se rieron y le lanzaron un vaso de agua por la cabeza.

—¿Así que te llamas Lucienne? —se había burlado uno de ellos—. ¿Sabes que Lucienne es nombre de señorita?

Todavía oía el eco de las risas arrastrándose por sus oídos. ¿Qué quería decir que Lucienne fuese nombre de mujer?

—Soy un hombre —susurró, con los ojos cerrados, tiritando de frío.

Y una voz extraña, una voz que no le pertenecía dijo: pero te gusta Absalón.

No hay nada de malo en eso, le respondió a la voz de su interior.

De pronto, Lucienne se sintió furioso. Alzó la cabeza y se puso de pie de un salto. En un instante, el frío se había ido, la languidez también y solo sentía la cabeza vacía de ideas y llena de una sensación de odio ciego.

—¡SÁQUENME DE AQUÍ! —vociferó, aferrándose del enrejado con ambas manos. Sacudió las rejas con todas sus fuerzas y sus compañeros de las celdas más próximas, los que aún estaban despiertos, comenzaron a gritarle que se tranquilizara.

—¡Cállate, mocoso!

—¡Harás que te den una paliza!

Los hombres que dormían no tardaron en despertarse.

—¡Eh, maricón, deja de hacer escándalo!

Pero Lucienne no hacía caso.

—¡ABSALÓN! —bramaba—. ¡POR LA REINA MADRE, SÁCAME DE AQUÍ! ¡MALDITO DESGRACIADO! ¡SÁCAME DE AQUÍ O TE MATARÉ! ¡ME OÍSTE! ¿¡ME OÍSTE!? ¡TE MATARÉ!

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⏰ Last updated: Jul 21, 2017 ⏰

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La otra orilla del abismo - Ganadora #PreLGBTWhere stories live. Discover now