4.Hibristofilia

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"El criminal más buscado de Corea, ha cobrado su 10ma victima, tenga cuidado. Im Jaebeom de veintiséis años, sigue rondando por las calles de Seúl"

El menor suspiró, por las fotos del tal Jaebeom era agraciado, lindo, que lindo, hermoso. Mark se le acercó con su café.

— oh, vamos deja eso — gruñó el mayor — solo compraste ese periódico porque tu querido Jaebeom sale ahí, ¿no te da asco ese tipo? —preguntó

—o sea lo que hace no es lindo pero su rostro, Dios, está tallado por los mismos ángeles, ¿será alto?, ¿tendrá una gran polla? — se preguntó a si mismo

— estas demente, Park — su celular vibró, era un mensaje de Jackson — sabes olvida a ese tipo, ¿vamos a una fiesta?

—mmm...no lo se déjame pensarlo.... por su puesto que sí, ese galán me dejó caliente, así que necesito encontrar a alguien que me dé un buen polvo —ambos rieron

Jinyoung siempre veía en la tele esos programas donde se sentenciaba a gente, algunas veces aparecían chicos muy guapos, el menor no podía entender como hombres con esas caras podían cometer fechorías, si entendería si los meten a prisión por ser guapos.

Buscó sus mejores outfits, unos pantalones muy pegados, camisa negra transparente para combinar, sus mejores accesorios y zapatos. Al salir Mark y Jackson lo esperaban, subió al auto del chino. Hoy trataría de olvidar al sexy Im Jaebeom.

Ya en la discoteca, lo primero que hizo es ir junto a sus amigos a la barra para pedir unas bebidas, Jinyoung pidió el más fuerte, tomó todo de un trago yendo así a la pista de baile. Empezó a moverse al ritmo de la música, sus pasos atraían miradas tanto de hombres como de mujeres, pero ninguno se le acercaba. Jinyoung sintió una mirada pesada, buscó a la persona con sus ojos, encontró a un chico mirándolo con intensidad, no podía ver muy bien su rostro, pero sabía que lo estaba mirando a él, estaba mirando a su dirección, siguió moviéndose al compás de la canción, meneando las caderas.

De un momento a otro se escucharon varios disparos, el castaño se agachó, toda la gente corría hacia la puerta, él hizo lo mismo, se siguió oyendo los disparos Jinyoung corrió hasta esconderse detrás de un auto. las calles estaban oscuras, los faroles no iluminaban muy bien, se dio cuenta que no estaba solo, levantó su mirada, topándose con él chico de cabellos largos y negros, ese perfil afilado, Dios, Im Jaebeom estaba delante de él.

—mierda, me encontraron — murmuró, para después mirar al castaño, sonrió — hola, cariño — se acercó lentamente — te vi bailando adentro del club, te mueves muy bien — el chico seguía en shock, claro que lo iba a reconocer si su cara estaba en todos los periódicos y noticias

—¡Oh por Dios! — gritó, la mano contraria rápidamente tapó su boca

—shhh, silencio o ¿quieres que te corte el cuello? — gruñó

— hazme lo que quieras, estaría agradecido — dijo cuando el mayor le quitó la mano

—¿eso es lo que quieres?, ¿no tienes miedo? — sonrió ladino

—no sé cómo decirlo...— se calló, al ver como Jaebeom lo callaba nuevamente

—joder, tengo que salir de aquí

—¿puedo ir contigo? — preguntó

— cariño, yo no estoy con juegos, tengo a toda la ley en mi espalda, no creo me seas...—

"claro que puede ser útil, Jaebeom, tendrías a alguien que follar, además podrías pedir dinero por él" se dijo a sí mismo.

El mayor solo lo tomó de la mano, llevándolo tras el, fijándose que no haya ningún policía cerca, caminaron por las calles, estás no estaban tan alumbradas, por lo que a Jaebeom no se le hizo problema. Jinyoung le contó su atracción por él, sin nada de vergüenza, el pelinegro solo reía, no podía creer que traía mal a ese chico. Ambos llegaron a un hotel, Jaebeom se colocó su gorra y cubrebocas mientras que el menor solo lo miraba.

÷ F E T I C H E S ÷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora