—Natasha—mis ojos van al príncipe menor que traga saliva al ver qué sí volteé.

—¿Sí?

—Gracias por volver.

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Escucho el ruido de la alarma y no dudo en estirarme para poder irme a bañar. El agua me relaja y despierta al mismo tiempo, salgo para buscar la ropa de hoy. Me pongo el uniforme antes de darle una sonrisa al espejo. Salgo para buscar al polizón que debe estar en su cama, pero no lo encuentro ahí.

La biblioteca.

Le gusta esconderse ahí, cuando no puede dormir. Con pasos lentos me encamino a la biblioteca, no le gusta que lo moleste cuando lee pero necesito que se dé un baño antes de poderlo llevar a desayunar. Al llegar me doy cuenta de qué sí está en la biblioteca pero qué no está solo.

—¿Entonces le dijiste que no?—le pregunta a su hermano mayor.

—Exacto.

—Mamá se va enojar cuando lo sepa—el pequeño ríe al imaginar los gritos de su madre—. Se supone que fuiste a conocerla y resultó que nunca le hablaste.

—Logan, no le digas… es un secreto.

—Está bien.

—Ahora vete a bañar, o le diré a mamá que no prácticaste piano ayer.

—¡Soplón!

—No le he dicho nada.

El niño ríe y se baja del sofá dónde estaba sentado al lado de su hermano, me ve y me da una sonrisa antes de darme los buenos días. Estoy por seguirlo cuando la voz del futuro rey me detiene.

Me pide que me siente junto a él en el sillón y mis recuerdos me llevan a lo que pasó con Bastián. No gracias.

—Lo siento, tengo que asegurarme de que Logan se bañé—miento antes de darle una leve reverencia e intentar irme.

—No me gusta leer solo y Logan vendrá cuando terminé—trago despacio antes de ceder.

Me siento en uno de los sillones y guardo silencio. Juego con mis dedos cómo cada vez que estoy nerviosa, nunca antes había estado a solas con alguien que sólo me usa de simple compañía presencial. Mi cabeza se hace una idea de lo que hablaban antes de que llegara, se supone que Samuel no estaba porque había ido a conocer a una princesa para hacerla su esposa y que Atenea pudiera ser la esposa de Bastián… eso me lo dijo el pequeño que cuido, pero no sabía sí creerle y al parecer sí lo es.

—Por lo general las mujeres que me acompañan suelen hablar mucho—comenta mientras enfoca sus ojos en el libro.

—Intuí que no le gusta ser interrumpido mientras lee.

—¿Te gusta leer, Natasha?—adoro como dijo mi nombre.

—Sí, pero no tengo mucho tiempo para ese pasatiempo—simplifico antes de ver mis dedos.

—¿Te gustaría tener una hora de lectura conjunta?

—Disculpe.

—Me refiero a qué si te gustaría venir aquí—dice señalando con su cabeza el lugar—. A leer una hora diario.

—Tengo cosas que atender, pero le agradezco la invitación.

Me da una leve sonrisa, antes de que Bastián aparezca y nos mire a ambos antes de mirarme directamente a mí.

—¿También buscas un espacio en la cama de Samuel?—pregunta sin un poco de tacto—Lastima, a Samuel no le gustan mis sobras.

—¡¿Cierras la boca Bastián?!—gruño molesta.

Samuel observa a su hermano fuera de está conversación. Es mejor que no la entienda, porque podría tacharme por… y una mierda. Yo le estaba cumpliendo al idiota de Bastián, pero él a mí no, así que sus palabras son basura solamente.

—Nunca he dejado que una zorra me grite—me levanto, esto es suficiente.

Estoy por echarmele encima pero pero su hermano, toma mi cintura para que no le haga nada. La risa del maldito idiota suena en toda la biblioteca sin que nadie se la borre de un puto golpe. No peleó contra Samuel, pero juro que deseo que me suelte de sus brazos y me lancé sobre ese idiota.

—Vete Bastián—gruñe Samuel.

—¿Por qué?

—¡Qué te largues!

Le hace caso y me guiña un ojo antes de irse, me suelta despacio, pero yo me quedo donde estoy, escucho que Samuel da un par de órdenes a quienes están afuera pero no presto atención. Quiero irme. No debí volver a trabajar aquí…

—¿Nata…?

—Debería irme a mi habitación—digo con la voz quebrada.

Doy un par de pasos que me parecen mecánicos, pero así es cómo me siento. Me detiene para él mismo sentarme en el sillón, quiero llorar. En un punto lo hago.

Y entre lágrimas amargas le cuento a Samuel porque Bastián me llamo sobra como si no valiera nada. Cuando él dijo que nada me hacía diferente a las demás, creo que eso debió decirme que para él sólo sería una más de las mujeres en su lista y ni esperaba otro lugar.

La Corona Del Príncipe (+18)Where stories live. Discover now