Capítulo 12

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J.

La sonrisa bobalicona sigue en mi cara. Me obligo a destensar mi cara y quitarla de mis labios pero al rato me doy cuenta de que ha vuelto involuntariamente.

"Deseaba tanto quedarme en la habitación con ella"... "Me encanta cuando quiere parecer dura y sus mejillas la traicionan". Ver sus ojos recorriendo mi cuerpo me han puesto tenso de verdad. La atracción entre ambos parece más que obvia y eso es algo que me aterra. Tengo que cortar esto de raíz. No puedo dar alas a algo que nunca deberá volar. 

Abro la nevera y saco el cartón con una docena de huevos para empezar a hacer las tortillas para la cena agradeciendo que hoy no tenga que ver a H. en todo el día. Antes de que él llegue me encerraré en mi habitación.

Los planes van según lo acordamos, en un par de días M le hará llegar al padre de Olivia la segunda nota y cuando se desvelé la verdadera cara de ese mal nacido y pueda verlo humillado la memoria de mis padres podrá descansar al fin. "Ya queda poco"...pero pensar en el daño que estoy causando a Olivia, me duele profundamente, pensar que directamente nuestra venganza tendrá consecuencias negativas en su vida para siempre. Ella es sólo un peón más. 

Preparo la bandeja con su cena y vuelvo a ponerme el pasamontañas que empieza darme tirria solo verlo y me trago la ira que lleva años royendo mis huesos " ojalá todo hubiera sido distinto Oli..."

Abro su puerta y me la encuentro en su sitio, mirándome a los ojos como si me escudriñara. Algo ronda su cabeza, lo siento. La observo un segundo y no puedo imaginarme a mi mismo haciendo nada que pudiera lastimarla.

Hago el amago de dejar la bandeja en el suelo como siempre, pero un impulso loco me hace cambiar de opinión. Camino hasta la cama y veo la sorpresa en sus ojos. Dejo la bandeja encima del edredón justo en el borde de la cama y espero. Ella permanece inmovil sin quitar los ojos de mi. Parece que está a punto de decir algo por que abre la boca decidida, pero debe pensarlo mejor y finalmente vuelve a sellar sus labios.

- Ya no tienes tantas ganas de hablar conmigo por lo que veo- no tengo ningunas ganas de salir de la habitación, tengo la esperanza que quiera hablar como esta tarde. Sigue callada mirándome - muy bien, que te aproveche la cena- giro sobre mis talones y me dispongo a salir de ahí. Agarro el pomo de la puerta, quemo todo el tiempo que me queda en esta habitación...y cuando creo que ya no hay más que quemar, oigo su voz.

- Sé quien eres-

Tan sólo un susurro...tres palabras y mi sangre se congela. Mis piernas se han solidificado como hormigón y mi mente empieza a girar vertiginosamente. "No puede ser cierto lo que he oído. No puede ser, sencillamente no".

No me muevo, tan solo oigo mi respiración acelerada y casi descontrolada. Mil imágenes pasan por mi cabeza y ninguna es buena. Es imposible que sepa quien soy...o ¿no? 

- Qué has dicho- me sorprende lo ronca que ha sonado mi voz liberándose del nudo de mi garganta.

- Que se quien eres Jacob. - repite despacio, con un tono sorprendentemente tranquilo.

Suelto el pomo y me doy cuenta de que lo estaba apretando con todas mis fuerzas y que mis nudillos empiezan a recuperar el color perdido cuando la sangre vuelve a fluir hacia mis dedos.

Despacio, totalmente aletargado por el miedo, me doy la vuelta y la miro de nuevo. No se ha movido, sigue mirándome fijamente y su cara no revela ningún miedo. "¿¿Cómo es posible??...¿¿Cómo sabe quien soy??" Por más cábalas que mi mente hace no encuentro ni un sólo motivo por el cual ella sepa quién soy. Dudo entre salir corriendo o quedarme a saber cómo lo sabe.

Al final me gana el miedo y salgo de la habitación dando un portazo. Pongo los cierres y veo que mi mano tiembla. Todo se viene abajo y no se cómo solucionarlo.

Escucho un ruido de llaves y la puerta de la calle abrirse. Corro a mi habitación para cerrar la puerta con sigilo procurando hacer el mínimo ruido.

"¿Qué voy a hacer?... Si H se entera de que Olivia sabe quien soy, estará en peligro"

Me meto en la cama cuando escucho el sonido de las pisadas en la escalera. Suenan unos golpecitos en la puerta y esta se abre de pronto sin esperar respuesta.

- ¿J. estás despierto? - oigo susurrar a mi hermano.

No me muevo, no tengo fuerzas para contárselo hoy. Quizás mañana pero primero tengo que hablar con ella, necesito saber qué, cómo y porqué. Necesito poner orden en mi cabeza antes de dar el siguiente paso. No puedo permitir que Miguel vuelva a la cárcel. Jamás volveré a dejarlo asumir nada que yo haya hecho. Le debo mi vida. 

La puerta se cierra despacio y suelto el aire que estaba reteniendo.

Miguel

No sé porqué me da la sensación de que Jacob no está de verdad dormido pero al final decido dejarlo estar y cerrar la puerta.

Hemos perdido nuestra complicidad de hermanos por completo...cada uno guarda sus propios secretos y traumas que hacen que la brecha entre nosotros sea cada vez más notable.

Por más que he intentado superar el resquemor contra él y no guardarle ningún resentimiento, me doy cuenta de que jamás lo conseguiré. Pero jamás se lo echaré en cara. Asumí aquello sabiendo que yo sí podría con ello. Jacob era a penas un niño y la cárcel lo hubiera cambiado para siempre. 

Yo siempre cuidaré de él... cumpliré la promesa que le hice a nuestra madre aun que suponga olvidar lo que siento y lo que deseo.

**

" - Promételo hijo...prométeme que cuidarás de Jacob siempre, por favor. Pase lo que pase.

- Mamá por favor no puedo... no nos dejes...

Hundí mi cabeza sobre su pecho mientras las lagrimas brotaban sin descanso.

- Mírame hijo mio... - dijo alzando mi cabeza agarrando mi barbilla-... Eres fuerte Miguel, te he criado como un hombre capaz y valiente. Ahora necesito que lo prometas y me dejes marchar en paz

- Mamá...- balbuceaba

- Promételo

- Lo prometo mamá"

**

Dos días después de aquello tuvimos que decirla adiós para siempre mientras veíamos a mi padre dejarse arrastrar por la pena hasta el abismo más profundo.

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