Adiós Isabel, hola Is.

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"Bueno Isabel te voy a pedir un favor ¿te puedes poner de pie...? Bien, ahora date la vuelta y mira a la pared o cierra los ojos, como te parezca más cómodo. Ahora piensa en ese lugar predominante de esa ciudad... Y detrás de ti la hacienda, Antonio, Haide... Todas estas personas que te acompañan a día de hoy ¿Listo?"

Asintió con su mirada nublada a esa pared verde.
"Sí."

"¿Qué ves allí?"

"Las oficinas de comisaría."

"Muy bien ¿hay alguien allí?"

"Sí." Ya hasta le daba escalofríos.

"¿Quién es...? ¿Jack?"

"Sí."

"¿Cómo lo ves?"

"De pie... mirándome, no sé con qué cara pero está en la puerta de su oficina con los brazos cruzados y la cabeza baja, como descansando."

Estaba temblando de lo real que sentía, de verdad estaba devuelta de una forma más sencilla que imaginarlo antes de dormir.
Inconscientemente levantaba con delicadeza su brazo esperando ir y tocarlo y no la detenía que fuese una imagen de su cabeza, en realidad le impide el miedo que le tiene.

"¿A quién más ves...? ¿Crees que me puedas imaginar a la Isabel de allá? La que iba de trajes ochenteros bonitos de colores café, la que estaba ansiosa por conocer ese Jack." Asintió. "¿Cómo la ves?"

"Bien... Neutral como cuando llegó. No confía en nadie pero no descarta intentar que funcione, se preocupa por su maquillaje y a veces ve a sus tacones a ver si es que si combina..."

"¿Y ahora cómo la ves junto a Jack?"

"Felices poniéndose en acuerdo para salir en la noche a cenar algo... Este Jack es tan distinto, la forma en como le agarra la cintura, como se deja que toque su rostro."

"¿Te agrada ese Jack?"

Asintió. "Me agradó pero... Ese Jack ya no existe."

"Claro que existe allí mismo."

"Pero ya no lo puedo tener... Envidio a esa Isabel." Su voz comenzó a temblar.

"¿Por qué?"

¿La respuesta no era obvia?

"Sigue aprovechando a ese Jack, no sabe la mierda que se le espera... Sólo es feliz pretendiendo a tener una vida perfecta pero también siento pena por lo que le viene encima."

"¿Y por qué no los dejas allí? Detén el tiempo, deja que sean felices, deja en paz a esa Isabel perfecta y ese Jack perfecto ¿ya para qué los quieres, no? Están lejos."

"¿Puedo hacer eso?"

"Claro, es el pasado, si lo dejas allí, allí se va a quedar."

Entonces ya entendió el propósito de esta cita.

"¿Y cómo le hago?"

"Puedes decirle unas palabras a Isabel, dale un último mensaje que sientas necesario. No tienes que decirlo en voz alta."

Ya eran sus últimas palabras a esos dos, no lo diría, le da vergüenza y mientras habla con ella misma en su cabeza cerró sus ojos para concentrarse y las lágrimas ya salían mientras su yo de Los Santos le dice que pare porque se arruinará el maquillaje, haciendo que se riera consigo misma mientras la psicóloga la observa atenta.

"¿Quién te hizo reír?" Preguntó en ese tono feliz para empatizar.

"Ella, la loca superficial que cree que es de perra superior pensar primero en el rímel que las lágrimas."

"¿Quieres despedirte de ellos?"

Negó. "Odio las despedidas."

"Bueno, vuelve cuando quieras entonces, respira hondo y abre los ojos."

Respiró dándose la media vuelta primero y abrió los ojos.
Lo primero que vio fue la pared blanca y un poco más abajo a la psicóloga sentada observándola atentamente.

"¿Qué tal? ¿Cómo te sientes, Is?"

Preguntó mientras le extendía esa caja de kleenex con un diseño neutral que combinaba con toda la sala.
Ella sonrió asintiendo al volverse a sentar y tomar el pañuelo.

Podrido🥀; la Rosa marchitó.Where stories live. Discover now