Breakaway.

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Decir que a partir de ese día todo fue un cuento de hadas, sería mentir. Decir que la caída de cabello de Camila se hizo más fuerte y más amable, también sería mentir. No es fácil cuando tu imagen se vuelve en tu enemiga en tu cabeza, y era así como Camila se sentía en el momento. Las palabras de Lauren sí la consolaban, pero no quitaban el peso del dolor. Las personas a su alrededor intentaron al máximo no parecer aterradas con su primera imagen y Camila agradecía eso, pero todavía sentía asco de solo imaginar lo que pensaban de ella.

Por eso decidió volver las visitas menos frecuentes, permitia que sus papás y Michael la visitaron una vez a la semana y Vero y Lucy dos, por insistencia de Vero. Lauren era la persona que más sufría y la pequeña se odiaba por eso, varias noches la descubría con los ojos cubiertos de lágrimas o la ayudaba a limpiar su sangre sin decir nada por falta de palabras. Su apariencia ni de lejos era la misma, adelgazó kilos, sustituyó la ropa por pijamas que usaba todo el día, prácticamente no caminaba por el dolor y el cansancio, sus ojos ahora tenían ojeras, el cabello sin vida y el humor variaba frecuentemente.

-Me gusta esa. –apuntó una camisa que Lauren vestía, era día de ir al hospital.

-A mí no me gusta, Dinah dice que parezco un chico con ella, lo parezco? –dijo de broma, Camila fingió pensar y luego le dio una leve sonrisa.- Creo que es mejor que no respondas.

Benjamín entró a la habitación y subió a la cama, él había crecido mucho, era casi imposible alzarlo ahora. Camila acarició su pelaje y suspiró. Ella sabía que Lauren aún tenía fuerzas para hacer bromas, pero que por dentro estaba vacía y lastimada como ella, quería de alguna forma poder aliviar el dolor de su novia, pero no sabía cómo.

-Recuerdas la historia de realizar sueños? –preguntó la pequeña dirigiendo una mirada seria hacia Lauren que se volvió confundida.

-Sí, amor. Qué con eso?

-Papá dijo que ya puedes tocar el piano, me gustaría escucharte.

Lauren miró hacia los lados con la boca entre abierta.

-Cuando tengamos la oportunidad, te prometo que toco. –respondió dándole un pequeño beso a la pequeña ayudándola a levantarse.- Creo que deberías ponerte un abrigo, está frío afuera.

Camila rodó los ojos con el cambio repentino de tema y se apoyó en el hombro de Lauren para cambiarse de ropa.

-Me estás mimando. –dijo al dejar a la morena vestirla y recibiendo una lamida de Benjamín en la mano.- Y no tienes por qué estar celoso, tu dueña te ama más.

Lauren rió.

-Amo a los dos.

Ayudó a Camila a caminar hasta el elevador sujetándose de su cintura y la ayudó a entrar al auto, todos en el edificio ya la conocían y la respetaban, nadie nunca se detuvo a preguntar nada y no la miraban por mucho tiempo. Lauren agradecía eso, no le gustaría ver a su pequeña asustada en medio del vestíbulo.

-Qué piensas de la donación de órganos? –preguntó la pequeña de repente en el auto. Lauren la miró desconfiada y vio que ella parecía muy pensativa.

-Un gesto noble, creo. Digo, puede salvar muchas vidas, no?

Camila asintió y golpeteó los dedos en la ventana del auto, Lauren sabía que ella quería continuar con el asunto, solo que no le estaba dando espacio a eso. Sea lo que sea, no discutiría eso con la pequeña, no era una opción.

Ya en el hospital, Camila se preparaba para recibir el catéter y no estaba ni un poco nerviosa, era mejor que aquellos medicamentos horribles que la hacían querer vomitar o golpear a alguien. Un enfermero la ayudaba con la vestimenta cuando Richard apareció con un prontuario en el pasillo, había una arruga en su frente y eso preocupó a Lauren.

It Was Just A DreamWhere stories live. Discover now