Two Days

4.3K 165 11
                                    

“Hagas lo que hagas en la vida, será insignificante. Pero es muy importante que lo hagas, porque nadie más lo hará. Como cuando alguien entra en tu vida y una parte de ti te dice: “no estás listo para esto”. Pero la otra te dice: “hazlo tuya para siempre!” –Remember Me.

Dos días pasaron, el frío en la ciudad de Boston no parecía darle un respiro a los residentes que se veían obligados a salir abrigados de su casa, a no ser aquellos que quisieran morir de hipotermia. Ya habían pasado dos días desde que Camila había salido del hospital, ella parecía un poco mejor a pesar de que sus hábitos alimenticios comenzaron a disminuir poco a poco. El primer día, los Cabello le imploraron que pasara el día con ellos –Sinu rentó casi que todos los musicales de Broadway para persuadirla-, Lauren, es claro, concordó y dejó que los papás llevaran a la chica a su casa.

Ella, mientras tanto, decidió visitar al papá otra vez para estar segura de que todo estaba bien, y asegurarse de que Clara realmente ya no estaba más allá. La morena también se sintió una idiota al hacer un gesto en la tentativa de fingir sorpresa cuando Michael le dijo orgulloso que le había comprado un apartamento amueblado para ella y Camila, pues ahora ella era la administradora de los bienes Jauregui. Le entregó a la hija la llave del apartamento y la dirección y le dijo que pronto las visitaría.

Al detenerse en una cafetería para decidir cuál sería el próximo paso de su vida, se encontró con un vendedor de peluches e inmediatamente su mente viajó a una habitación de hospital. Sus ojos brillaron al recordar a Benjamín y su perrito de peluche desgastado. Luego Lauren pagó el café y pidió uno, no, ocho perritos de peluche. No se le podían olvidar los otros niños. En el camino a casa de vero, pasó por el hospital y le entregó los regalos a los niños que comenzaron a llamarla “Tía Lauren”, pero el único que realmente la abrazó fue Benjamín que mantenía una sonrisa risueña en el rostro al ver a su nuevo amigo. Era para que la visita durara minutos, pero el niño logró convencerla en quedarse y cantarle hasta que se durmiera.

Ya casi era de noche cuando apareció en la casa de los Iglesias, Vero, que cenaba con sus padres, siguió a la morena hasta la habitación cuando la vio entrar a la casa.

-Por dónde anduviste? –preguntó incisiva.- Detesto cuando desapareces.

Lauren le sonrió y le guiñó, Vero no entendió muy bien.

-Llevaré mis cosas al apartamento, me ayudas?

A Vero no le gustó mucho la idea de quedarse sin ver a su Lu ese día, pero aceptó la tarea de transportar las cosas de Lauren a su nuevo lugar, aun tirándole eso en cara cada cinco minutos.

-Tu papá acertó. –comentó cuando se detuvieron frente a uno de los edificios más destacados de Boston.

Lauren incluso revisó la dirección más de dos veces para asegurarse de que estaba bien. Su piso era el séptimo, lo que le dio a las dos chicas más tiempo para analizar el interior del edificio, que sin duda parecía muy sofisticado. Camila se asustaría, pensó la morena. Aun así, el apartamento no podía ser diferente, Lauren entrecerró los ojos con la claridad del lugar y también notó el aire acondicionado en la sala. Las paredes tenían un color beige claro, el sofá de esquina era negro, al igual que la pared en donde estaba la televisión de plasma. Había un puff blanco y uno negro al lado del sofá. El suelo era de madera, la cocina tenía un color negro y rojo. Lauren se maravilló con aquellos colores, eran sus preferidos y su papá pareció haber notado eso. Había dos habitaciones, una suite matrimonial y una individual, Vero rápidamente avisó que traería algunos cambios de ropa para dejarlos en la habitación individual para cuando durmiera ahí.

Convencida.

La cama matrimonial era tan grande, que Lauren estuvo segura de que cabrían cuatro o más personas ahí. Había un gran estante en donde la morena estuvo segura de que Camila guardaría sus discos de Broadway y una televisión más en la pared opuesta.

It Was Just A DreamWhere stories live. Discover now