Me detuve a una distancia prudente.

—¡Oigan! —Grité a todo pulmón—. ¿Tres contra uno? Guao, que valientes.

El chico de espaldas a mí no se movió, solo giró su rostro para que pudiera ver su perfil. Sus facciones no eran para nada sutiles, su mandíbula tensada como si mi interrupción lo molestara demasiado. Uno de los chicos a los lados me sonrió.

—Esto no es asunto tuyo —dijo el chico, haciéndome un gesto con la mano para que me fuera. El chico de espalda enderezó su rostro y me ignoró.

—Supongo que tampoco es asunto de la policía si llamo, ¿no? —Levanté mi celular.

El chico dio un paso a mí, pero el que aún no se dignaba a enfrentarme atravesó su brazo y lo detuvo.

—Vete —le ordenó al estudiante golpeado—. ¿Qué esperas?

El estudiante los rodeó y salió corriendo hacia mí.

—¿Estás bien? —le pregunté, pero me pasó por un lado tan rápido que solo me pude girar a verlo irse—. ¡Un gracias no te habría matado!

—No, pero yo sí.

Sentí esa voz justo detrás de mí.

Me giré y enfrenté al chico que ya no estaba de espaldas sino justo ahí frente a mí, con una expresión de molestia. Sus facciones se veían aún más rudas de cerca, cejas muy pobladas, labios gruesos que mojó al ladear la cabeza y observarme. También me di cuenta de que definitivamente era mayor que yo, quizás dos o tres años.

—¿Crees que puede ser la heroína de un bastardo como ese? —Noté que sus ropas no se veían para nada baratas y de que tenía una cadena alrededor de su cuello que no parecía oro falso. Bueno, me importaba muy poco si tenía dinero o no.

—¿Crees que puedes golpear estudiantes como si nada?

Él bufó.

—Yo hago lo que me da la gana.

—Pues, hoy dejas de jugar al idiota y te devuelves a tu casita.

Él se pasó la lengua por los dientes frontales y dio un paso hacia mí.

—Viste una situación, asumiste y sacaste tus propias conclusiones de quien era el bueno y quien era el malo sin preguntar nada, ¿siempre eres tan precipitada?

—Golpear a alguien siempre va a estar mal.

—Ya, de acuerdo —él sacó su celular y me puso la pantalla frente a mí, era una captura de una conversación—. Tu preciado e inocente golpeado no se porta tan bien.

Era una conversación del que asumí era el estudiante golpeado y una chica, donde él la estaba amenazando con que si lo dejaba subiría todo su pack y sus fotos intimas a todos lados. El último mensaje de él decía que, si le daba unas cuantas mamadas, quizás consideraría borrar las fotos.

Hijo de puta.

Él bajó el teléfono y se lo guardó en el bolsillo.

—Es mi hermana —explicó—. ¿Golpear a alguien siempre está mal?

—No... no sabía.

Aunque la violencia nunca llevaba a nada, yo sí le hubiera dado sus cuantos golpes para que nunca considerara hacer algo así de nuevo. El chico se me quedó viendo y yo tragué con dificultad, permitiéndome analizarlo libremente ahora que sabía que no era un idiota, aunque todo en él lucía demasiado rudo, tenía algo que me parecía atractivo y aún no podía descifrar que era. Y creo que él sintió el cambio en el ambiente entre nosotros.

Black & Blue (Español)✔️Where stories live. Discover now