Elaine resopló.

―Solo bromeaba, listilla.

Tomé el control de la televisión y la encendí.

―Lo sé. Yo también ―Sonreí y cambié el canal―. Cambiando de tema, el sábado que viene tengo una pequeña reunión con unos amigos de la universidad que hace mucho no veo, no tengo nada que usar. Así que, ¿vamos de compras mañana?

―¿Cuándo le he dicho que no a ir de compras? ―Inquirió―. Me apunto.

―Genial. Paso por ti a mediodía ―Avisé.

―Está bien.

Escuché ruido proveniente del lado de la línea de Elaine.

―Mason acaba de llegar a casa ―Su tono de voz cambió a una de coquetería y melosidad―. Te dejo, iré a recibir a mi hombre.

―Eso se traduce a recibirlo con las piernas abiertas ―Apunté, Elaine rió con diversión―. Esa es mi señal para colgar. Hasta mañana, Ellie.

―Hasta mañana, Lara ―Se despidió y colgué.

Guardé mi celular en mi bolso y me levanté para ir a prepararme unas palomitas y ver la película que están pasando por la televisión. Crucé el pasillo hasta llegar a la cocina y me encontré a mi hermano, ya estaba vestido para ir a trabajar y comía estofado mientras miraba el reloj colgado en la pared de la cocina.

―Pareces ansioso ―Solté, abriendo los gabinetes y sacando un paquete de palomitas.

―Se me hace tarde ―Contestó―. Y no he terminado de comer.

―Eso suena como estar en problemas ―Hice una mueca y después de quitarle la envoltura a las palomitas, las metí al microondas―. ¿Es muy tarde?

―No tanto, pero hoy parece que estoy comiendo al estilo Lara ―Manifestó―. Ya sabes, muy lento.

Lo miré mal.

―Si te atragantas con la comida, a ver quién te ayuda.

Mi hermano sonrió.

―Apuesto que tú, no puedes vivir sin tu hermanito menor ―Pestañeó continuamente, tratando de ocasionar ternura.

―Tienes suerte de que sea verdad lo que acabas de decir ―Chasqueé con la lengua―. De lo contrario, yo misma te estrangulo.

―Uy, que miedo.

―Deberías temerme, aún puedo castigarte ―Me encogí de hombros, su sonrisa de triunfo se borró automáticamente―. Ah, eso ya no te gustó, ¿no?

―Te aprovechas por ser mayor ―Expuso.

―Obviamente. Es mi deber como hermana mayor aprovecharme de los más débiles de la casa. Es lo que nos da vida.

Thomas bufó.

―Y yo tengo que aguantarme, que horror ―Me siguió el juego. Después recorrió la silla en la que estaba y se levantó rápidamente―. Es tarde, debo irme.

Tomó su plato y lo dejó en el fregadero.

―Déjalo ahí, lo lavaré cuando vuelva ―Se apresuró a decir y antes de que pudiera responder, salió disparado hacia el baño. Se cepillo los dientes y después pasó a un lado de mí―. ¡Adiós, hermanita!

―Adiós... ―Cerró la puerta antes de que terminara de hablar―. Bien, creo que estoy sola.

Tomé mi bolsa de palomitas ya hechas y caminé a mi habitación, después de tomar una bebida.

Seduciendo a tus demonios © [Destructiva Obsesión #1] ✔✔ EN FÍSICOWhere stories live. Discover now