Cassiopeia Malfoy desde muy pequeña sabía que sus única prioridad tenía que ser su familia. Y durante mucho tiempo vivió en una burbuja, dónde todo era casi perfecto.
Theodore Nott desde muy pequeño tuvo que aprender a crecer "antes de tiempo". La ú...
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Estuve todas mis vacaciones con Pansy y Draco en Francia, no vi a Theo ni una sola vez, pero me enviaba cartas constantemente.
Por lo que yo tenía entendido paso las vacaciones con su padre, ya que el próximo año cumple diecisiete tiene que aprender a administrar las empresas, según su padre.
Ya estábamos de vuelta a la mansión, solo quedaban dos semanas de vacaciones, y Theo vendría hoy.
Estaba un poco nerviosa, llevábamos dos meses sin vernos, un largo tiempo, solo esperaba que las cosas siguieran iguales.
Acababa de terminar de vestirme, estaba sentada en mi tocador secando mi cabello, cuando la puerta sonó.
—Pase.
Era Draco.
—Llego tu noviecito.
—Oh, ya voy.
Los nervios me comieron en ese momento ¿y si subí de peso en vacaciones? O ya no le parecía atractiva, o si encontró a alguien. Realmente la imagen mental de Theo con otra persona me revolvía el estómago.
Cuando baje vi su espalda, estaba realmente más alto que antes, ¡me ganaba por casi una cabeza! Antes eran solo un par de centímetros. Estaba con un típico traje negro.
Y cuando se dio vuelta una sonrisa se formó en su rostro y corrió a abrasarme, pero de todas maneras note que tenía ojeras, unas muy notorias, y estaba mucho más delgado.
Cuando sus manos se posaron en mi cintura sentí una gran tranquilidad, una que no sentía desde hace un buen tiempo, metió su cabeza en el hueco de mi cuello mientras inhalaba mi perfume, y yo pasé mis brazos por su cuello.
Estuvimos así por un buen rato hasta que me soltó, y cuando lo hizo me miro por unos segundos muy cortos, y estampo sus labios con los míos, subió unas de sus manos a mi mejilla y la otra la mantuvo en mi cintura.
Sentí que era la primera vez que lo besaba, fue muy suave y tierno.
Cuando nos separamos le regale una sonrisa la cual correspondió.
—Te extrañe —fue lo primero que dijo.
—A si?
—Bueno, deberías preguntarles a las hijas de los socios de mi padre, ellas me vieron llorar todas las vacaciones por ti, y me intentaron consolar más de una vez.
—Idiota —le di un pequeño golpe en el brazo.
—Pero no me vas a negar que te encanto –me dijo con una sonrisa mientras me seguía a sentarme en un sillón.
—Pero, ¿es verdad que estuviste todas las vacaciones con hijas de los socios de tu padre?
—¿Estas celosa? –me pregunto con una sonrisa estúpida mientras pasaba uno de sus brazos por mis hombros.
