Apocalipsis zombie © 2015 | Inazuma Eleven Go

Capítulo 5

(Narra Alina)

¿Wanli ya era un zombie? No… No me gustaba perder gente, aunque no tuviera mucha relación con ella.

Me senté con Harriet en la caravana, y ella preguntó:

-          ¿Por qué no estás con Elena?

-          Porque es una zorra de mierda – contesté.

-          A ver si adivino, ¿la picaste, discutisteis y os enfadasteis?

-          Exacto – dije.

-          Sabes que no le gusta que le piquen – suspiró ella.

-          Pero ella precisamente tuvo que sacar el tema de mis padres – gruñí – cuando sabe perfectamente que ese tema es tabú para mí.

-          Yo también lo sé… Pero… - al ver que no iba a ceder dijo – agh déjalo, es imposible razonar contigo.

-          Ya lo sé – asentí orgullosa.

Entonces sentí que había dejado de prestarme atención, muy típico de ella, es más atontada que… Que… No se me ocurre nada, pero más tonta y no llega a nacer la pobre. Una simple mariposa pequeñita es suficiente para que deje de escucharte y se centre en seguirla, sin fijarse por donde va.

Miré en su dirección, y vi a Adé. Hum… Así que Adé, ¿eh hermanita? Qué bien me lo voy a pasar… Soy mala.

-          ¿A dónde miras Harriet? – pregunté, aunque sabía la respuesta.

-          A la nada – dijo saliendo de su mundo de yupi, donde seguramente Adé era el príncipe y ella la princesa que vestía de rosa, y etc.

-          ¿Y la nada ahora se llama Adé? – dijo burlonamente.

-          ¿Qué dices? ¿De qué hablas? ¿Quién es Adé? – dijo ella inocentemente, claro… Ella no los conoce.

-          Es ese chico moreno con gafas de bucear que ocupaba tu pequeña mente hace nada.

Entonces se sonrojó, y dijo:

-          ¿Se llama Adé?

-          Sí. ¿Con quién se sentó por cierto? – dije.

-          Con uno con gafas blancas… - dijo ella.

-          Hum… Ya veo que le echaste el ojo nada más entrar, ¿eh? – reí.

-          Graciosa.

-          Gracias.

-          De nada.

-          A ver… El de gafas… Creo que es Eugene… De acuerdo. Ahora vuelvo.

Me levanté, y me acerqué a ellos dos. Le dije a Eugene, como excusa:

-          Tengo que hablar contigo Peabody.

-          ¿Qué he hecho? – dijo asustado.

-          Él no lo puede escuchar – y señalé a Adé – ve a sentarte con mi hermana, ya que estaba yo allí.

-          ¿Con tu hermana? ¿Harriet? – estaba nervioso, se le notaba en la voz, y en que temblaba ligeramente.

-          ¿Estás bien? – pregunté arqueando una ceja.

-          Sí, ya voy – se levantó, y se fue con mi hermana.