CAPÍTULO DIECISIETE

Start from the beginning
                                    

—Me duele hasta respirar —dejo caer, luego de unos instantes de estar en silencio.

Y si, no quería decir aquello en voz alta, pero lo que tengo de despistada, lo tengo de pendeja.

Siento la vibración que hace el pecho de Pierce al reírse, mientras de manera desmesurada pasea la punta de sus dedos por mi vientre, allí donde tengo la cicatriz, para lentamente subir, apenas rozando mis pezones erectos, que parecen ponerse contentos por la mínima atención que están recibiendo.

«No te excites, maldita sea»

¿Se preguntarán por qué demonios no quiero follar más? Pues porque la cueva estuvo cerrada por dos años y medio, y ahora me escuece, pero me da verguenza decirlo, ya que no creo que pueda volver a tener la Pierceconda dentro mío por lo menos por un par de horas.

—¿Por qué estuviste tanto tiempo sin follar? —Pregunta, haciendo que automáticamente me tensione.

—Porque no quería —es todo lo que respondo, escueta.

—¿Seguro? —Pregunta él en un tono socarrón. —Mientras follabamos parecía que querías.

—Por qué lo quería —respondo, tragándome el "duh" por la obviedad. —Solo que no había querido hacerlo antes.

—¿Acaso rompieron tu corazón, Minerva? —Pregunta él de manera distraída, siendo completamente ignorante a lo aquellas palabras producen en mi.

—¿Traes a todos tus ligues a esta habitación, Pierce? —Pregunto en su lugar.

—No a todos —dice, y cuando ladeo mi rostro para mirarlo, dice: —Solo a los que quiero impresionar —agrega, guiñandome un ojo.

Ruedo los ojos a modo de respuesta por lo estúpido que sonó aquello y porque me dí cuenta de la enorme mentira que largo.

—Apuesto a que todas se lo creen —farfullo.

—Lo hacen —responde él, haciéndome sentir una punzada incómoda en mi pecho que me encargo de ignorar. —No sé por qué no funcionó contigo.

—Porque no soy de las que quieren ser impresionadas —respondo.

—¿No lo eres? —Murmura él en mi oído, haciéndome estremecer. —¿Acaso no quedaste impresionada por la manera en la que te folle?

—Dije que no quiero ser impresionada, no que no puedo ser impresionada —respondo, ignorando la manera pecaminosa en la que está frotando mis pechos, haciendo que estos se pongan tiesos por sus caricias.

—Eres tan receptiva —murmura él, más para sí mismo que para mí. —¿Entonces si te impresione? —Agrega, volviendo a nuestra conversación anterior.

—¿Acaso quieres escuchar que follas bien? —Pregunto con sarcasmo. —Pues lo haces, Pierce, follas bien, ¿contento?

—Mucho —responde él, con una sonrisa de oreja a oreja, antes de dejar un beso en mi hombro.

—Eres imposible...

—Pero follo bien —agrega él.

—No es como si necesitaras que te lo dijera —digo, indignada—, estoy muy segura de que lo sabes.

—Siempre es bueno escucharlo de una linda chica —responde él riendo, antes de apagar el grifo, haciendo que el silencio se vuelva un tanto pesado.

Me quedo unos instantes medio tensa, porque vamos, no es como si tuvieramos toda la confianza del mundo como para hacer unos arrumacos, de todas maneras —luego de tener una conversación conmigo misma—, termino diciendome que voy a disfrutar de esta noche al máximo y que voy a hacer todo lo que tenga ganas de hacer, ya que si tengo que ser sincera, no estoy muy segura de que vaya a repetirse.

Pecado con sabor a chocolate [+21] ©️ LIBRO 1Where stories live. Discover now