XVl

1.7K 235 60
                                    

Felix

Se hizo domingo y había decidido salir a trotar por un camino que consistía en cruzar por varias plazas.

Las ojeras me llegaban hasta el suelo.

Estaba demacrado.

Necesitaba oxigenar mi cabeza pues no había logrado conciliar el sueño ni pensado en otra cosa que no fuera él.

Me sentía como un amanerado, y me disculpo por el término despectivo de aquella palabra.

Me la había pasado horas y horas preguntándome qué sentía exactamente por Hyunjin. O al menos quería tratar de justificar ese desliz que había tenido con él.

Llegué a una "posible" conclusión: puede que me haya parecido ligeramente "atractivo" peeero no por las razones que ustedes habrán imaginado.

~Lo encuentro atractivo sólo porque me recuerda a una mujer en cierto punto.~

Sí, sí. Eso debía ser.

O al menos trataba de convencerme de aquello para dejar de sentir palpitaciones en mi corteza cerebral una detrás de la otra.

—Me faltan dos vueltas más cruzando el puente. Sólo. Dos. Vueltas. Campeón.—murmuré tras apoyar ambas palmas sobre mis rodillas, terminando encorvado y con una respiración agitada y acidótica.

Desearía no transpirar, de esa manera conservaría mucho mejor el agua de mi cuerpo y no tendría que estar tomando de mi botella como un maldito camello.

—Carajo, se me acabó el agua.—maldije tras pasar la lengua por las últimas tres gotas.

Te compartiría mi agua, pero me caes un tanto mal. Muy mal, he de decir.—carraspeó una voz con claro disgusto.

Lo que me llamó la atención de aquella voz fueron los términos elegantes que utilizó para expresar que básicamente aquel sujeto quería escupirme la cara. Tuve que levantar la vista para ver de quién se trataba.

—Pero miren a quién me tengo que cruzar ¿Alguna otra sorpresa más?—interrogué con un deje irónico. Resultó ser el sujeto con carita de zorro que había tenido el pelo azul.

Exacto, había tenido el pelo azul. Ahora poseía el cabello desteñido a un verde moco. Digno del mocoso que lo portaba.

¿Sabes qué? Por lo general no soy de decirle a la gente lo que debería hacer..—empezó a decir y a los segundos prendió un pucho.

Dio una calada y prosiguió.—Pero si hay algo que no me gusta es que lastimen a Jinnie.

Estuve a punto de dar explicaciones pero él me cortó.

—Hyunjin puede ser muy coqueto y hasta a veces provocativo pero no tiene malas intenciones. Sólo le gusta molestar a la gente seria o a aquellos que llaman su atención. Y al parecer él te "molesta" por ambas razones.—finalizó la oración haciendo comillas con los dedos y en el proceso cayó bastante ceniza de su cigarro al suelo.

—A ver si entendí bien.—busqué frenarlo haciéndole una seña.—O sea que todo este teleteatro es porque "¿Le llamé la atención?" ¿Yo? ¿Por qué yo? Jaja.—rasqué mi nuca con ligero nerviosismo que esperaba que no notase. Inconscientemente agaché la cabeza.

Yo sólo te digo las cosas como son.—se encogió de hombros y acto seguido tiró la colilla al suelo para después pisarla.—tómalo como quieras pero no te aproveches de su persona. Sólo eso. Es bastante especial.

Sus palabras eran firmes y me miraba con una neutralidad bastante dura. Podría jurar que si no fuera porque es más pequeño a nivel corporal que yo, ya se me habría lanzado encima para golpearme o algo parecido.

—Bueno, mira, agradezco que me hayas dado una guía práctica para tratar con tu amigo pero de todas formas no necesito nada de eso.—contesté con acidez a medida que me iba atando los cordones de mis zapatillas.—Sólo fue un accidente y un malentendido. No tengo intenciones de maltratarlo más allá de lo mucho que me haya jodido las últimas noches en el bar.—terminé de decir y me incorporé dando a entender que quería dejar el sermón para otra ocasión.

Sí, sólo fue un accidente y nada más.

El "pelimoco", muy poco convencido de lo que dije, decidió asentir no sin antes darme otro discurso y mirada de advertencia.

—Por último Felix, ¿ese es tu nombre, verdad? No es necesario que a cada rato hagas bromas frente a todos sobre que tan "desviado" pueda llegar a parecerte Hyunjin sólo por cómo viste o actúa. Estamos en el siglo veintiuno, y como que ya no da hermano.—bufó y rodó los ojos.—Como sea, nos vemos, ten en cuenta lo que te dije.

Y se fue sin más, haciendo un ligero saludo con su mano derecha.

Me dejó sin habla.

El muy imbecil se fue y sin compartirme ni una mísera gota de su botella de agua.

—Tss, qué le den.








Mal trago.// HyunlixWhere stories live. Discover now