XI

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  Felix


Hyunjin mezclaba las cartas y a medida que lo hacía la velocidad a mi alrededor parecía aumentar mientras yo quedaba estático.

Todo mi cuerpo detenido, como en un estado vegetativo. Sin marcha, como punto muerto.

Bebí nuevamente y el líquido frío bajó pasando a través del esófago provocándome un escalofrío.

Hace varias horas que no comía nada. Mi estómago vacío recibió el brebaje y lo absorbió con facilidad. Ya se había hecho costumbre.

El alcohol me dejó en una especie de trance pero por alguna razón mi cabeza aún funcionaba.

Empecé a analizar todo con el cuerpo semi dormido y con la mente ahora fría.

Nene...—empezó a decir, tamborileando la mesa con sus largos dedos pálidos. Recién ahí pude darme cuenta de que tenía la cabeza gacha porque todo lo que podía ver eran sus manos—¿Subes la apuesta?

Miré mis cartas. Eran un 7 de ♡ rojo y una J de ♤ negra.

Por un breve lapso estuve a punto de negar y retirarme, dejándole servida la victoria.

Pero

—Subo.—dije y moví cuidadosamente mis fichas. Finalmente elevé mi mirada directo a su rostro y lo que vi logró asombrarme un poco.

Hyunjin estaba casi tan serio como yo. Dónde antes adornaba la burla ahora sólo había neutralidad y expectativa.

Él, con su maquillaje sutil, un poco estropeado por el pasar de la noche y con restos de algún bálsamo labial. Las sombras bajo sus ojos se habían pronunciado. Su cabello plateado ahora se veía más resquebrajado, con sudor y poco brillo. Pude detectar unas raíces negras queriendo asomarse.

Ninguno sonreía y apostaría a que si me viese al espejo la expresión de Hyunjin sería un reflejo exacto de la mía.

Por primera vez no me molestó tenerlo cerca.

Se sigue entonces.—habló en voz baja, sonriendo de lado, rompiendo el contacto visual, y posicionando las primeras cartas del centro.

De forma mecánica mis ojos se dirigieron al centro.

Un 8 de ♧ negro, un 2 de ◇ rojo y un 7 de ♤ negro fueron revelados.

Volví a observar mis cartas para confirmar que, en efecto, había logrado formar una pareja.

No obstante esa simple acción fue suficiente para hacerle saber que sin querer me había expuesto en cierto modo.

Así que, patito, necesitabas revisar tus cartas para ver si habías formado algo como...mmm...¿Alguna pareja quizás? ¿Una doble?—comenzó a molestarme mientras adoptaba una pose al estilo de la estatua titulada "El pensador".

Volvió el imbecil de turno señoras y señores.

Ignoré su comentario y el apodo de mierda que me había dado para poder mojarme los labios.

Mal trago.// HyunlixWhere stories live. Discover now