l

3.2K 336 76
                                    

Felix

Estaba sentado en un taburete frente a la barra de tragos, escuchando un poco de jazz y tamborileando mi mano derecha por la mesada, al compás de la música.

De vez en cuando intercambiaba una que otra frase con el barman quien me respondía con sequedad y refunfuñaba de a ratos.

"De seguro éste tipo debe haberse hartado de ver mi cara por acá", pensé.

Verán, hace una semana me había acostado con, (aparentemente), alguna hermana o prima del mismo.

Lo sé porque había terminado mi noche en una residencia en la cual tuve la picardía de cruzármelo en la madrugada mientras buscaba un cargador para mi celular.

Y no, no es lo que piensan.

No me revuelco con alguna chica random todas las veces que salgo. Sólo pasa a veces y ya.

El barman seguía irritado y sus cejas pobladas enmarcaban aún más su ceño fruncido.

Era gracioso ver la reacción de los demás. Me hacía sentir que estaba nueve escalones por encima del resto.

Chasqueé la lengua y me di vuelta para observar un poco el panorama mientras bebía de mi whisky.

Habían tres mesas de pool ocupadas por varios hombres viejos que fumaban como chimenea y que dejaban al descubierto sus feos brazos rechonchos con tatuajes mal hechos y deteriorados por los años.

Más al fondo habían dos parejas bailando y en un rinconcito cerca de los baños, tres chicas mirando para todos lados sin saber qué hacer.

Honestamente estaba bastante aburrido.

Esperaba encontrar a alguien interesante para charlar o cruzarme algún conocido para jugar al póker y tener otra excusa para seguir bebiendo y no regresar temprano.

Eran las 1 a.m y todavía la noche estaba en pañales, claro.

Decidí ir al baño y al llegar fui directo al espejo a acomodarme mejor mis mechones rubios. Noté que mis ojeras estaban un poco más oscuras y mi piel estaba más pálida de lo habitual, lo que dejaba en manifiesto mis pecas.

Las odiaba. Arruinaban mi cara pero qué más daba, es el tipo de piel que me había tocado.

Mi camisa bordó estaba un tanto arrugada pero es lo normal, no soy de planchar. Qué fastidio. Por otro lado, mi sastrero negro tenía algunas manchas de tierra.

Pareciera que en este lugar no limpiaban mucho que digamos.

Ya qué...—susurré para mí mismo recargando mi cuerpo en el lavabo.

De pronto un horrible olor a cigarrillo barato invadió mis fosas nasales.

"Quién será el troglodita al que se le ocurrió fumar en un baño, agh". Me irritaba.

No puede ser.

—¿QUIÉN carajos está fumando un maldito mentolado en el baño?—hablé con mi voz gruesa con tono un poco elevado pero sin llegar a gritar.

Me di la vuelta para enfrentar a ese sujeto que seguía encerrado en uno de ellos. No pasó ni un minuto y un sujeto con pelo (¿azul?) salió medio encorvado y con cara de haber visto un fantasma.

Sus ojos se posaron en mí y emitió un leve "disculpa" acompañado de una mueca para luego irse de mi campo de visión casi corriendo.

"Este bar se está llenando de gente muy rarita" dije para mis adentros mientras me rascaba la nuca. Procedí a salir y a sentarme en un sillón junto con otros dos tipos aleatorios para iniciar con alguna que otra apuesta.

Volví a estar tranquilo al cabo de un tiempo, y la luz amarillenta de aquel foco no parecía molestarme.

Pero lo que sí me molestó fue volver a verle el rostro a ese chico de pelo azul, que ahora estaba con su acompañante más alto.

Mal trago.// HyunlixWhere stories live. Discover now