8 : Historia

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— ¿Como están en la fogata? — pregunto Wakiya. — Vaya se demoraron bastante. — respondió al ver a Daigo, Rantaro y Valt cansados. — Yo lo hubiera hecho más rápido.

Los tres lo miraron cansados, Rantaro decidió dejar de lado el comentario del rubio y miro a sus dos amigos.

— Es hora de decidir quién lo encenderá.

— ¡Piedra, papel o tijeras! — Wakiya la encendió causando quejas por parte de los tres chicos.

Negué divertida mientras ayudaba a Nika a asar, el plato de Rantaro ya estaba listo, pero llegó el Murasaki y se lo comió.

— Wakiya eso no era para tí. — le reclamo su hermana con el ceño fruncido.

— No es culpa, tenía hambre. — se encogió de hombros para caminar hacia otro lado.

— ¿Solo una cebolla?... ¿Y la carne? — pregunto decepcionado.

— Wakiya se te adelanto.

Pude ver como la ira lo consumía por completo al escuchar lo que le habia respondido la niña, solté un suspiro. ¿Podremos llevarnos bien antes de las batallas de equipo? El trabajo en equipo es esencial, pero aquí no veo nada de esfuerzo cada quien está por su lado, Rantaro y Wakiya no pueden estar juntos sus actitudes chocan entre sí y eso ocasiona que haya algunos problemas.

Decidimos irnos a nuestra habitaciones a excepción de Alanis y yo quienes estábamos conversando en los pasillos buscando una manera de poder unir al equipo y poder convivir sin problema alguno.

— ¿Que hacen despiertas? — nos giramos encontrándonos con Shu y Daigo quienes también estaban afuera de sus habitaciones.

— Estamos buscando la manera de que el equipo tenga un ambiente diferente. — respondí ante la pregunta de manera sería.

— Pues pensamos lo mismo. — me respondió Shu mirándome fijamente.

Algo en mí interior comenzó a molestar y mi ritmo cardíaco aceleró como si estuviera corriendo una maratón, lo mire por unos momentos y desvíe la mirada hacia mi compañera quien me miraba con una sonrisa divertida.

Odio esa sonrisa.

— Siendo nosotros los que más entendemos deberíamos buscar una manera para que los otros convivan y puedan trabajar en equipo. — respondí evitando la mirada de Alanis.

— Pensaremos en algo. — Respondió Daigo.

La rubia soltó un sonido llamando nuestra atención, sonrió de lado.

— Es bueno conversar de este tipo de cosas con alguien que las entienda y quiera el bienestar del equipo. — su mirada se fijaba en Daigo.

El pelinegro tan solo desvío la mirada con una expresión algo avergonzada, sin embargo no dejó su rostro serio en ningún momento.

— Mañana buscaremos la manera.

La rubia soltó un bostezo, al terminarlo nos miro cansada.

— Bien, me despido, buenas noches. Descansen bien. — paso al lado del pelinegro y le guiño un ojo para después seguir su camino a su habitación.

— Y-Yo igual, hasta mañana. — sin más entro apresurado a su habitación.

Me pude dar cuenta que el albino y yo nos habíamos quedado solos, el silencio era algo incómodo desde que nuestros dos compañeros se fueron.

— Que descanses, Shu. — respondí sería para dar media vuelta y dirigirme hacia mi habitación, estaba por entrar.

— ¡Espera! — tomo mi brazo, me gire confundida ante su acción. — Quisiera hablar contigo.

Chica Blader » Shu KurenaiWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu