Preparativos para la cena

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"No tengo tiempo para decirte la causa de mis problemas actuales; sólo que el señor Reynolds le ha escrito esta mañana y no sé si ha recibido la carta o no. Ha jurado que si no contesta, si no ve o no tiene noticias suyas hoy le escribirá a la señora Hamilton.

Él acaba de salir y estoy sola. Creo que será mejor que venga aquí un momento para que conozca la causa, entonces sabrás mejor cómo actuar.


Oh, Dios mío, siento más por ti que por mí misma y desearía nunca haber nacido para darte tanta infelicidad. No le responda; ni siquiera una línea.
Venga aquí pronto. No envíe ni deje nada en su poder".

Atte: María R.

Alexander se llevó una mano a su cabello y tiró del mismo con frustración al releer por tercera vez la carta que había recibido esa mañana justo después de salir de casa en dirección al trabajo, y menos mal la recibió antes de que se le notificara a su mujer. Se armaría un gran alboroto si ella se enteraba de su gran secreto con aquella otra mujer.

La carta era más que obvia con lo que quería transmitir, si no le pagaba pronto a James Eliza se enteraría de su amorio con María, y no podía permitirse eso. Conociendo a su esposa esta se lo contaría a Angélica, y sabiendo la actitud de esta lo buscaría y le daría un gran sermón junto a una gran paliza, y lo revelaría a los cuatro vientos, exponiendolo como un infiel descarado. Entonces lo despedirían de su trabajo, seguramente Eliza le pediría el divorcio y se alejaría junto a su hermana y sus hijos, sería juzgado por todos en la ciudad y probablemente el país. Su legado estaría hecho trizas.

Escondió la carta entre todo el papeleo en su escritorio y se dirigió donde el presidente Washington para pedirle permiso para salir unos momentos de su puesto con la excusa de "visitar a su esposa enferma". El presidente accedió al poco tiempo.

-Mandale saludos a tu esposa de mi parte, hijo- Dijo con una sonrisa conprensiva.

Y ni siquiera tuvo tiempo de corregirse cuando Hamilton se retiró del lugar a toda prisa.

Alexander rezaba porque Reynolds aún estuviera fuera de casa para poder ver a María sin ningún problema.

Mientras tanto, en el mismo lugar, Madison fruncía el ceño ante la confesión hecha por Jefferson pocos minutos atrás. Sí, le había contado sobre sus conversaciones con la mediana Schuyler, y este no lo procesó de la mejor manera.

-Thomas, estás loco-
Fue lo único que dijo, provocando que Jefferson rodase los ojos con fastidio.

-Por favor Jemmie, ¿Porqué estaría loco al invitarla a cenar?- Preguntó con una sonrisa a la vez que jugaba con una pluma.

-Permíteme explicartelo- James aclaró su garganta ─Hablas con Elizabeth HAMILTON Schuyler- Habló apoyando ambas manos sobre el escritorio de la oficina. -Repítete la pregunta Thomas, ¿Porqué estarías loco al enviarle cartas a la esposa de Alexander, y sobre todo, por invitarla a cenar?-

Thomas estuvo a punto de contestar pero fue interrumpido por el menor.

-Porque, oh sorpresa, es SU esposa- Finalizó fulminandolo con la mirada.

El virginiano quiso hablar de nuevo, pero esta vez las palabras no salieron de su boca, comenzaba a ponerse muy nervioso y a sudar frio. James sonrió con burla hacia su amigo.

-¿Ves? Ya estás pensandolo mejor y a darte cuenta de que estoy en lo cierto cuando digo que enloqueciste- Thomas negó con la cabeza y esta vez fue Madison quien rodó ambos ojos.

[Editando] Helpless of Love | Thomliza |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora