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El ruido del disparo ensordeció todo a su alrededor, un dolor se agudizo en su cuerpo y un calor corrió de su dorso a sus piernas. Colocó su mano en esa área específica para poder darse cuenta que le habían disparado, que la sangre estaba ahí y que el chaleco no había servido de mucho. El ignoto sabía sobre ellos así que probablemente él trabajara en la misma dependencia salvo por distintos departamentos y así obtener la información. Parte de él pedía a gritos el desplomarse, el sucumbir ante las ganas de desmayarse y quizás morir en el proceso pero el maldito estaba ahí y estaba apuntándole a Yugyeom, no se iba a perdonar que algo le llegase a pasar así que levantó su arma y con la poca fuerza que le quedaba tiró a matar.

Lo último que pudo ver que a aquel maldito bastardo caer al suelo para él poder desplomarse igual, escuchando a lo lejos las suplicas de Jaebeom para que evitara cerrar los ojos, para no sucumbir ante las ganas de dormir. Abrió los ojos por momentos, para darse cuenta que de estar en un lugar oscuro iba en una ambulancia, volvió a cerrar los ojos y cuando tuvo la fuerza necesaria para poder pestañear, vio luces. Muchas luces, pegadas en el techo. Voces que estaban en todos lados, manos que le impedían que se levantara, mucho color blanco a su alrededor y solo algo que se hacía notar. Jaebeom.

— Jinyoung, trata de estar tranquilo pero no cierres los ojos. —podía sentir la desesperación de Jaebeom en su voz, mientras sus manos servían como torniquete para parar la sangre que corría por su dorso, mientras que la sangre que salía por su brazo formaba un pequeño charco que poco a poco manchaba su cabello.

Intentaba respirar pero se le dificultaba más y más a cada bocanada que intentaba dar. Sus pulmones le pedían aire con mucha insistencia pero sus ojos le exigían tregua y el cerrarlos era muy tentador. Sentía como Jackson lo intentaba mantener despierto con pequeños pellizquitos en sus piernas mientras que Mark sacaba plática de lo primero que cruzara su mente, ya sea deportes hasta su familia. Jinyoung tenía esa necesidad de pedirles a todos que no se preocuparán, que esto era parte del trabajo y que pronto todo se arreglaría, no es que intentara que lo dejarán morir o mucho menos, solo quería que se cercioraran que en el edificio no había más personas heridas ya que este caso tenía aproximadamente quince rehenes, la primera bala que perforo su cuerpo iba dirigida hacía el dueño de la casa y las siguientes fueron por enojo por interferir en su objetivo.

El ignoto, Park Seunyoung, tenía un trastorno de la personalidad tipo A donde hay desconfianza y sospecha generalizadas hacia los demás y sus motivos, creencia injustificada de que los demás intentan dañarte o engañarte, sospecha injustificada de la lealtad o la fiabilidad de los demás, vacilación al confiar en los demás debido al temor no razonable de que usarán la información en tu contra, percepción de comentarios inocentes o situaciones no intimidantes como si fuesen insultos o ataques personales, reacción hostil o de furia a los insultos o desaires percibidos, tendencia a guardar rencor y la sospecha injustificada y recurrente de que el cónyuge o la pareja sexual es infiel.

Lastimosamente Seunyoung trabajaba en ese edificio, siendo despedido por su jefe; el señor Park Yoongi, por comportamientos agresivos hacía sus compañeros.

Vino a cobrar venganza y él se cruzó en medio del fuego.

Había pasado unos días desde que Jinyoung estaba en el hospital por suerte el disparo que recibió no le hizo ningún daño a sus órganos y afortunadamente se encontraba estable tanto que el médico ya le habían dado de alta así que Jaebeom se ofreció a llevarlo a casa.

— Te llevaré a casa ya te han dado de alta. —dijo observándolo. — Y sí necesitas algo seré tu esclavo hasta el lunes luego te joderás. —el castaño se ríe a carcajada luego de haberlo oído, mientras niega varias veces con su cabeza y sonríe apenas de costado. Para luego voltear nuevamente hacia aquel arco, no pudiendo evitar hacer una mueca de asco. De repente, le vinieron un millón de cosas y no hizo otra cosa que negar, viendo ahora sus pies que yacían moviéndose de un lado a otro.

Al instante, acomoda su cuerpo en el asiento del acompañamiento y abre la puerta; ya dispuesto a bajar de ahí. Pero, no sin antes dedicarle pequeñas miradas al contrario. Aprovechando en ese instante, a bajar el pie más cercano a la puerta.

— Jaebeom, ¿te quedarás? —lo observó. — ¿Vienes o no? no te voy a obligar a nada, pero... dicen que va a llover y las rutas se van a cerrar, por el temporal. 

Hurt | JJProject [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora