17: Una Chica Asombrosa

248 28 22
                                    

- ¿Dónde está? – grité molesta.

Papá se quedó de pie en la puerta mientras yo ingresaba furiosa a la casa, para variar, con zapatos.

- ¿Quién?¿Katora? En su habitación–Respondió papá mirándome casi tan furioso como yo, asumo que por la forma en la que entré.

Subí las escaleras con paso firme, que resonaban aún más con mis zapatillas. Fui a la habitación de Katora, pero no había nadie. Tomé un poco de aire y me saqué los zapatos antes de entrar a mi dormitorio cuando la veo sentada en mi cama mirando por la ventana con una sonrisa acusadora.

- ¿Cómo te fue, Stella? – Dijo insinuante.

- Tú lo sabías todo...

- En realidad fue idea de Haruko.- Se defendió Katora.

- ¿Qué?

- Quita esa cara de tortuga aplastada. Mejor vamos a llamar a Haruko para que cuentes todo lo que pasó hoy.

- ¿Todo?

- ¿Qué fue lo que pasó en el parque que quedaste tan pasmada?

- Lo estoy asimilando recién... Por fin estuve con Sendoh.

- Claramente, querida. Pero no digas más que le marco a Haruko.

En un instante ya estaba contándole a las chicas lo que hice después de que me dejaran plantada en el parque. Haruko se escuchaba emocionada y no paraba de preguntarme detalles.

- ¡Entonces ya son novios! – Concluyó Haruko.

- No lo sé, no. Es decir, no lo pensé. Supongo que aún no.

Esperaba recibir una reprimenda de parte de las chicas, pero una llamada entrante interrumpió la que ya teníamos.

- ¿Por qué esta Yohei llamándote? – Dije con el mismo tono que Kato había usado conmigo antes.

De inmediato Kato se sonrojó y le dijo a Haruko que tenía que cortar y que nos veríamos el lunes en la escuela.

- Tomaré esta llamada en mi habitación. Descansa, Stella. – Huyó como una rata.

Me quedé mirando la puerta de mi habitación un rato, trataba de descifrar en qué momento pasó lo de Kato y Yohei que no me di cuenta. Estaba tan ensimismada con mis problemas que no noté lo que hacían mis queridos amigos.

Aun así no quería dejar de pensar en Sendoh. Esa tarde había sido maravillosa y revivía repetidamente cada instante de nuestra conversación. Y el regalo. ¡Qué extraordinario regalo! Podría ver mi obra favorita con mi persona favorita.

El agotamiento de tantas cosas me ganó y me quedé dormida encima de la cama.

El lunes, en el camino a la escuela, seguimos conversando de lo que había sucedido. Pude ver a Kaede a lo lejos en su bicicleta. Me pregunté si también le debería contar todo lo que estaba pasando, o si le importaría siquiera.

Katora quiso desviarse un momento a tres calles para comprar unas golosinas en la nueva tienda del barrio. Cuando salimos escuchamos un grito de una chica. Mi amiga, como toda una superheroína, corrió hasta encontrar quien emitía ese grito de ayuda.

Llegamos a un callejón donde habían unos muchachos de otra escuela acosando a una chica que tenía puesto el uniforme de Shohoku, pero no podía reconocer quien era ya que tenía puesta una capucha.

- Deberíamos irnos, Kato.

- Pero no lo haremos ¿verdad?

No teníamos un plan, pero antes de pudiera decir una palabra, Kato se abalanzó sobre el tipo más grande y le dio un golpe en la entrepierna, por lo que cayó de rodillas al suelo. Mientras los otros dos muchachos estaban intentando procesar lo que sucedía, corrí para tomar a la chica de la mano y sacarla de allí. Kato también se fue deprisa esperando que se quedarán en el callejón, pero no fue así. Los tres empezaron a perseguirnos por las calles vacías. El tipo más grande, notablemente rabioso, definitivamente iba detrás de Kato.

Stella 🏀 *SlamDunk*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora