Capítulo 5

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Jacob Hachstein observó con diversión como caminaba Adelain hacia ellos. La joven daba pequeños pasos pero caminaba con tranquilidad y seguridad en sí misma. Sin embargo, aquel hombre sabía perfectamente como se encontraba en realidad. Su cara de vergüenza ante la falta de sus prendas íntimas era evidente, y sus manos bajando con cuidado el bajo del vestido por si se mostraba algo. El joven sonrió, disfrutando el momento de vulnerabilidad de Schazwer que todos en la fiesta desconocían.

La joven llegó ante él y la señora Ferruson con una sonrisa de cortesía.

-Discúlpeme por el retraso, tuve un pequeño accidente con el vestido y fui a los baños a arreglarlo -explicó Adelain de una forma educada y respetuosa. Jacob tomó un trago de su champán mirando la escena.

-No te preocupes, esas cosas siempre pasan en una fiesta. Espero que se pueda solucionar -dijo la señora Ferruson con preocupación.

-Solo es un vestido Victoria, no hay que darle importancia si se ensucia -dijo la joven de una forma informal.

La mujer río con soltura.

-¡Que encantadora eres señorita Schazwer! Me gusta que no seas tan materialista.

-Muchas gracias por el cumplido -dijo Adelain mientras tomaba un sorbo de su bebida que Jacob le ofreció mostrándole al joven su enfado, haciendo que la sonrisa de Jacob se ampliará siendo más siniestra.

-Disculpad que no hable con vosotras sobre vestidos. Mi conocimiento en ese área es...limitado.

La señora Ferruson rió más fuerte. No era una mujer tan refinada y seria, por lo que era más amigable con todos aquellos que cogiera cariño y les hablaba de una forma más cordial.

-Bueno, me gustaría seguir hablando con vosotros pero os debo de dejar. Soy la anfitriona y no puedo dejar solos a mis otros invitados.

-No se preocupe, vaya con tranquilidad -dijo Jacob con una sonrisa distinta a las que le dirigía a Adelain y la mujer se marchó despidiéndose con la mano, dejando a los dos jóvenes solos.

-¿Os encontráis bien Schazwer? -dijo Jacob a Adelain con malicia.

-Perfectamente Hachstein -dijo ella mirándole con desprecio y con un falso orgullo- No sé como podéis pensar eso.

-Viendo el rostro que tenías antes, me hace sospechar que puedas aguantar el juego -y con una risa de malicia se alejó de la joven.

Adelain le fulminó con la mirada, cruzándose de brazos y soltando un bufido. Pero aquel gesto la alertó de la situación que estaba y volvió a colocarse el vestido.

No lo estaba pasando bien. El frío aire trepaba sobre sus muslos y el apretado vestido no la ayudaba mucho. Tenía miedo de ser expuesta ante todos aquellos invitados por cada paso que daba. Sentía cómo si los ojos de los hombres miraran más allá del vestido, pero Adelain se centraba más en los de su acosador, que la sonreía con superioridad. Odiaba su sonrisa, la enfermaba. Como si hubiera ganado una partida de miradas, la joven pasó de él y fue a hablar con otras personas.

Las horas pasaron y la vergüenza de la chica aumentaba. Intentaba distraerse adentrándose en las charlas y tomando más champán de lo que su cuerpo podía permitir, pero no funcionaba. El vestido se le subía por momentos debido a los sudores de sus piernas por tenerlas apretadas el mayor tiempo posible.

Su temperatura corporal aumentaba y sus latidos se volvían frenéticos "¿Qué me pasaba?" Se preguntaba la joven. Con la sola idea de que alguien más descubriera lo que con esmero intentaba ocultar la provocaba excitación "¿Cómo puede ser que me esté gustando esta situación?"

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