Conociendo a Jumin Han -Jumin Han x tú-

CAPÍTULO 6

Después de que Jumin se fuera, los chicos decidieron hacer lo mismo para al menos cambiarse de ropa. Cogí el teléfono de la R.F.A y volví a descargar la aplicación para llamar a Jaehee e invitarla también. Además de disculparme por preocuparla. Con esto me acordé de Hana y la llamé para avisarle de que estaba bien.

Me duché y me vestí. Quedamos en vernos sobre la una, y aún eran las doce. Me dirigí a la cocina planteándome algo que pudiese cocinar a modo de disculpa. Me puse el delantal que me traje de casa y empecé a coger los ingredientes que necesitaba para hacer un pastel. Cuando me pongo nerviosa me gusta hacer repostería porque me relaja y solo me concentro en lo que estoy haciendo, así que pensé que un pastel era la mejor opción. Compré los ingredientes por si necesitaba relajarme antes del concierto.

Me estaba fumando un cigarro mientras esperaba a que el horno terminase. Sonó el timbre de la puerta y miré el reloj. Era la una menos cinco. Apagué el cigarro y me sacudí el delantal mientras caminaba hacia la puerta para abrirla.

—Buenas tardes. —dijo Jumin mientras entraba por la puerta. Se había puesto algo más relajado. Llevaba una camisa y un jersey, además de una gabardina para el frío—. ¿Aún no han llegado los demás?

—Qué va, eres el primero. —le sonreí y sentí la incomodidad en su rostro cuando me escuchó. Tal vez ha reflexionado sobre lo de anoche y se ha avergonzado. La verdad que yo ni siquiera he querido pararme a pensar en lo que pasó. Me miró de arriba a abajo y, aunque fuese casi imperceptible, pude ver media sonrisa. —¿No quería Yoosung que pidiésemos comida a domicilio? ¿Por qué estás cocinando?

Lo estuvimos hablando por el chat. Yoosung insistía en pedir algo a domicilio, pero Jumin no estaba muy entusiasmado con la idea. Al final, cedió convencido por el joven rubio, que le prometió que sería la mejor comida que probaría en su vida.

—Sí, pero... —decidí ahorrarme la explicación—. Tenía los ingredientes y quería agradeceros lo de ayer con una tarta para el postre.

Justo en ese momento sonó el timbre del horno y corrí hasta él, poniéndome antes unos guantes para no quemarme. Jumin me miraba curioso en silencio mientras colgaba su abrigo en el respaldo de una de las sillas. Saqué con cuidado el pastel para que no se chocara con ningún borde del horno y lo estropease.

—¡Magia! —exclamé contenta mientras lo dejaba en la encimera. Me encantaba sacar el pastel del horno y ver que había salido todo bien. Además, ahora llegaba mi parte favorita: decorarlo.

—¿Me ayudas? —miré a Jumin con una ceja levantada y una sonrisa, divertida. Él me miró confuso.

—¿A qué quieres que te ayude exactamente?

—A decorarlo.

Jumin asintió sin estar muy seguro de su decisión. Cogí otro delantal y le ayudé a ponérselo. Era divertido verlo en una situación así. Cogí una cajita con fresas y el bol con la crema pastelera.

—Vale, hay que cortar las fresas por la mitad e ir colocándolas en círculos y el borde de abajo y arriba debe llevar crema, ¿de acuerdo?

Él, tras escuchar mis indicaciones con atención,  prefirió cortar las fresas pues decía que no quería pringarse con la crema. Mientras yo metía ésta dentro de la manga pastelera, él colocaba meticulosamente las fresas después de cortalas. Ambos estábamos callados.

—Perdón por mi comportamiento ayer. —murmuré para romper el silencio varios minutos después, mirándole de reojo—. Supongo que estaba vulnerable por lo de Juwon... pero sé que no es excusa. Lo siento.

—¿Aún quieres estar con ese chico? —preguntó él sin apartar la mirada de las fresas. Yo paré un momento de hacer montoncitos con la crema por el borde del pastel, mirando por la ventana.