—Qué hambre —protestó Fluff. Alix buscó una zanahoria y se la ofreció.

Tenía que evitarlo. Marinette no merecía acabar de aquella manera. No era justo. La habían engañado. Era cruel. Pero ¿cómo evitarlo?

«Luka» pensó, él podría ayudarla.

Tomó el teléfono dispuesta a llamarle y miró la agenda sintiéndose estúpida, no tenía su número; no eran amigos.

—Juleka.

Era su hermana, tendría su teléfono, se lo pediría a ella. Marcó su número antes de que el miedo acabase de dominarla y aguardó hasta que le contestó.

—Hola.

—Ey Juls. Oye, quería pedirte un favor.

—¿Qué necesitas?

—Te parecerá absurdo... o raro, no lo sé. Pero ¿me puedes dar el teléfono de tu hermano?

El silencio al otro lado de la línea le hizo apartarse el móvil de la oreja para comprobar que la llamada no se había cortado.

—¿El de Luka? —inquirió Juleka con un tono extraño tras toda una eternidad—. ¿Para qué?

—Bueno... —Habría sido más fácil pedírselo a Rose que ni siquiera se habría planteado que fuese raro que lo hiciera—. Es que... mi proyecto —balbuceó, consciente de que estaba a punto de descolgarse con una estupidez—. Él toca clásica, ¿no? Quiero hacer algo así como una presentación de las obras importantes del Louvre y ponerle música acorde a la época; he pensado que podría ayudarme más de lo que lo hará internet.

—Supongo que sí, pero está en Praga. Está muy ocupado con los ensayos de la orquesta.

Recordaba haber leído en blog que estaría fuera y que la antigua guitarrista de Jagged ocuparía su lugar, pero no le había prestado demasiada atención.

—Prometo que no le molestaré, le pasaré un mensaje, no voy a llamarle así como si fuera mi mejor amigo de toda la vida. Por favor.

Juleka soltó un suspiro largo y pesado.

—Te lo comparto por mensaje.

—Genial, eres la mejor amiga del universo, Juls. Saldrás en los agradecimientos de mi proyecto.

Juleka colgó rápido. Alix comprobó que había cumplido con su palabra y que el contacto bautizado como "Afinador" estaba en su mensajería privada. No tenía ni idea de porqué le había grabado así, pero tampoco le importaba demasiado. Lo añadió a sus contactos modificando el nombre a "Luka" y abrió una sala de chat para comunicarse con él. La pantalla vacía la hizo dudar, igual era una idea pésima, en realidad era lo más probable. Luka la conocía de verla con su hermana, habrían cruzado unas cincuenta palabras como mucho.

—No seas cobardica —se reprendió.

Escribió despacio:

Hola, soy Alix. La amiga de Juleka, la de los patines.

Lo envió y deseó no haberlo hecho, era una presentación lamentable, pero ya era tarde, él se conectó y el mensaje se marcó como leído. El móvil vibró en su mano:

Hola, sí, sé quién eres.

—Perdóname, pero tu respuesta también es lamentable.

Alix volvió a escribir y mandó un mensaje menos estúpido, o eso le parecía:

Lo siento, no quiero molestarte. Sé que tienes un montón de trabajo y todo eso. Pero necesito hablar contigo de algo importante.
No sé si Juleka te ha advertido de que contactaría contigo, pero si lo ha hecho olvida lo que te ha dicho, sólo era una excusa porque ahora mismo está enfadada con Marinette y creo que me habría mandado a paseo.

La respuesta de él fue tan rápida que la sobresaltó:

¿Marinette está bien? ¿Necesita ayuda?

La quería. Ya lo sabía. Había podido comprobarlo dentro de la madriguera, su preocupación por ella era genuina y sincera. La envidió un poco por tener a alguien así en su vida.

Se apresuró a responder, no quería que se preocupase de más:

Sí, bueno, ahí sigue, por ahora.
No puedo decirte cómo lo sé, pero lo sé, lo que ha pasado entre vosotros no es casual. La han presionado para que rompa la relación.
Pero eso no es lo peor. Lo peor está por venir.
Eres listo, sé que entenderás el mensaje.

Le vio escribir preguntándose si había sido demasiado críptica. Había visto a Marinette explicándole que en el futuro el prodigio de la evolución lo poseía ella, también que no comprendía porque la había convertido en una portadora. Deseaba que entendiese que ya tenía el prodigio, que había visto hacia a dónde iban y que era un lugar feo y tenebroso.

¿Qué puedo hacer? No quiere hablar conmigo.

Eso también lo sabía. Estaba ignorando sus mensajes.

Seguro que puedes componer una excusa.

Era una pista absurda, pero una pista al fin y al cabo.

Entendido. Gracias.

—De nada, para lo que gustes chico de la música —le murmuró a la pantalla.

Continuará

Notas de la autora:
¡Hola! Este capítulo, en realidad, no existía en el planteamiento original, era una simple escena corta dentro del siguiente capítulo, pero al final me ha parecido que extenderlo era una buena idea. También me ha valido para dejar caer un par de cosas importantes de la trama, una es muy evidente, la otra no tanto, pero ambas están ahí.
En unos días más.

Sous le ciel de ParisOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz