07.- Malas noticias

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—¿Por qué no bajas a desayunar? —inquirió Tikki—. Llevas días sin comer bien y tienes tiempo

—Sí, de acuerdo —cedió. En realidad, tenía algo de hambre e iba a necesitar energía para enfrentarse a la reunión del Liberty.

Marinette se sorprendió al no ser interrogada por sus padres y recibir un simple: cuando necesites hablar estaremos aquí, cariño.

Sus padres adoraban a Luka, quizás por eso había estado esperando un interrogatorio agobiante que desembocara en un «¿por qué le has dejado si se supone que le quieres tanto?». Empezaba a darse cuenta de que su propia mala consciencia trataba de torturarla desde todos los ángulos posibles y que, además, tenía las de ganar.

Eran las once y cuarto cuando logró poner los pies en la acera sin que el pánico y la ansiedad la empujasen de nuevo hacia el interior de portal, pensó en Juleka, en que ella se enfrentaba a eso a diario y la admiró aún más por lograr salir adelante cada día haciendo todas esas cosas que parecían tan simples y que ahora veía que no lo eran. Juleka... le había pedido que no hiriese a su hermano y ella ¿qué había hecho? Le había pisoteado el corazón junto con el suyo.

El camino hasta el Liberty se le hizo eterno, siempre le había parecido que la distancia era corta y liviana, que podía llegar hasta allí en un momento, ahora en cambio, parándose cada pocos metros a recuperar el aliento le pareció que estaba a más de cien kilómetros de su casa.

Fue la última en subir a la cubierta del Liberty, se sentía incómoda, preferiría no estar allí, pero quería aparentar normalidad. Estaban todos sentados en círculo en el suelo, les imitó ocupando el hueco libre entre Iván y Adrien. Esquivó la mirada de Luka clavando los ojos en los tablones multicolor.

—Siento llegar tarde, los clientes... la panadería...

—Ahora que ya estamos todos, tengo que deciros algo importante —declaró Luka, con aquel tono firme y seguro echándole una mano para que no tuviera que inventar alguna excusa—. Sé que no es el mejor momento, pero ya lo he hablado con AURORA.

—¿Nos dejas por Jagged? —preguntó Rose agobiada.

—No tiene nada que ver con Jagged, pero sí que os dejo temporalmente.

Marinette alzó la mirada, se topó con los ojos de Juleka y Rose clavados en ella, Luka le sonrió.

—Serán tres meses, tengo que ir a Praga con el conservatorio.

—Pero...

—No es algo que pueda rechazar, Rose. Son las prácticas del curso, no he sabido la fecha hasta hace un par de días.

—¿Vamos a hacer un parón? —preguntó Adrien a quien la idea de perder la libertad que había ganado con Kitty Section le preocupaba.

—No tenéis porqué parar, AURORA traerá a una buena guitarrista para cubrirme.

—Pero Luka, tú eres el alma del grupo, ¿qué vamos a hacer sin ti?

Suspiró y le revolvió el pelo corto y rubio a Rose.

—Sólo soy un guitarrista, Rose. No soy insustituible.

Adrien estaba de acuerdo con lo que decía, en parte, porque un músico se podía sustituir por otro con un nivel y calidad igual, superior o parecida, pero lo que Luka le aportaba al grupo era imposible de reemplazar. Miró a Marinette de reojo que volvía a mirar las tablas del suelo, parecía estar a punto de echarse a llorar y quebrarse en pedazos. Sabía que había pasado algo entre Luka y Marinette, aunque no sabía qué. Ella evitaba su mirada y se le veía demasiado triste como para que fuera una simple discusión. Llevaba días sin participar en las conversaciones del chat, sin seguir las bromas y lo más significativo, Juleka y Rose no habían hecho ningún comentario sobre la separación temporal de su pareja preferida.

Sous le ciel de ParisWhere stories live. Discover now