18 años.

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-No puedo creer que... mi mamá Charlie, mi mamá se ha ido.- Dijo soltando nuevamente un mar de lágrimas, mientras miraba la lápida donde recién habían enterrado a su madre.

-Tu mamá siempre fue una mujer increíble, era como mi segunda mamá.- Le dijo su novio y la abrazó.- Está bien, tranquila, ella está en un mejor lugar.

-La voy a extrañar muchísimo, no sé qué será de mí sin ella.

-Tienes a tu padre, tienes a mi familia, me tienes a mí.- Le respondió mirándola a los ojos mientras acunaba a su rostro con sus manos.

-Y contigo es suficiente.- Le dijo y lo besó.

La madre de Mabel había muerto trágicamente en un accidente automovilístico, su pérdida había marcado tanto a la familia que su padre había caído en los vicios del alcohol y la droga, Mabel no soportaba verlo así, pero al pasar del tiempo su padre empeoraba, ya casi no asistía a casa y desde hace mucho había dejado de lado a su hija, ella desahogaba sus problemas con su novio Charlie quien la escuchaba y apoyaba en todo momento.

Ya tenían dos años de relación y olvidando todos los problemas familiares, los dos eran muy felices, salían por lo menos cuatro veces a la semana aunque fuera a un parque y se veían todos los días, aunque Mabel trabajaba de medio turno en una librería, desde que su padre se apartó de ella para concentrarse en ahogar sus penas en alcohol, tuvo que que hacerse valer por si sola, busco un empleo para poder pagar sus estudios y alimentarse, pues su padre ya no le aportaba a nada más que no fueran sus vicios.

En esos momentos se le estaba cayendo el mundo encima, empezaba a deprimirse seguido, pero con la presencia de su novio olvidaba cada problema y desaparecía cualquier rastro de tristeza, él la hacía sentir mejor, le brindaba protección, se sentía muy diferente cuando estaba con él y por su mente pasaba que no podría vivir sin él a su lado.

-¿Nerviosa?- Le preguntó él quién se encontraba sentado a un lado de ella.

-Un poco.

-No dolerá.

-Es lo de menos.

-Esto será símbolo de mi promesa.

-¿Que promesa?- Preguntó asustada y confundida, pues no recordaba ninguna promesa.

Él solo sonrió y le dio un beso en la frente, ella de igual manera le sonrió mostrando tranquilidad, aunque en sus adentros  seguía asustada y tratando de recordar aquella promesa de la que él hablaba.

¿Quién será el primero?- Preguntó el chico que les haría los tatuajes.

-Yo.- Respondió Charlie, al notar el silencio de Mabel.

Él chico empezó con su trabajo marcando con la aguja la inicial de Mabel, en la muñeca derecha de Charlie. Cuando terminó con él empezó con la pelinegra , igualmente marcando la inicial de su novio en el dedo índice de su mano izquierda.

Salieron del lugar a toda prisa y se dirigieron a un lago al que solían ir desde pequeños, se sentaron a observar las estrellas en la orilla de este, estaban pasando uno de los mejores momentos juntos, él giró para observar los ojos de su novia que tenían un brillo gracias a la luz de la luna.

-Aquí ante esta hermosa noche te prometo que jamás te dejaré sola, eres la persona que más amo en esta vida y sonará tonto pues aún tenemos dieciocho años y no conocemos todo sobre la vida, pero no me imagino una vida sin ti, no me veo en un futuro estando con otra chica que no seas tú, te prometo que siempre te voy a proteger y si no es en esta, será en otra vida, te amo tanto Mabel.

-Siempre estaremos juntos, hasta el último segundo, eres lo mejor que me pudo haber pasado, te amo.- Le dijo y lo besó.

-Hasta el último segundo.- Miro su celular.- Felices tres años amor.- Le dijo el después de ver que ya eran las doce de la madrugada.

-Y los que se vienen.- Lo abrazó.

Después de una hora los dos decidieron marcharse a casa, subieron a la motocicleta de Charlie y tomaron su rumbo. Ella pensaba en lo afortunada que era al tenerlo a su lado y aún no creía que después de haber sido mejores amigos de la infancia ahora fueran novios y llevar tres años de relación, pero pareciera que la vida era tan injusta con ella, que una vez más le estaba arrebatando lo que más amaba, un automóvil los había tirado de la motocicleta, Charlie como pudo la abrazó para protegerla, llevándose él la mayor parte de los golpes, ella se levantó como pudo, pues sentía que sus huesos se habían roto por completo. Miró a Frank quien aún la tenía de la mano, trataba de seguir con vida, pero era imposible, sentía que cada segundo que pasaba sería el último.

-Charlie, Charlie no, quédate conmigo.- Le dijo sentándose en el pavimento y tomando el rostro de su novio quien luchaba por su vida.

-Lamento no, no poder cumplir mi... promesa.- Le dijo como pudo.

-No amor, no, no, quédate conmigo, no hables, no hagas ese esfuerzo, AYUDA!- Gritó a todo pulmón.

-Mabel, te amo, nunca lo olvides.- Le dijo sin fuerza alguna mientras una lágrima salía.

-No, no, Charlie.-

-Tal vez te pueda cumplir en otra vida.- Fue lo último que logró decirle. 

-No.- Dijo ella viendo como acababa de morir su novio en sus brazos.- NO! DESPIERTA CHARLIE.- Le gritó abrazando su cuerpo.

La ayuda había llegado, se pusieron rápidamente a la acción, como pudieron alejaron a Mabel quien se negaba a soltar el cuerpo de su novio, revisaron sus signos para averiguar si había esperanza de que siguiera con vida, pero no, él ya había muerto en los brazos de su novia.

Pasó un mes y Mabel estaba totalmente acabada, no comía, había dejado su trabajo y sus estudios. Hace una semana que no veía a su padre y no se le hacía extraño. Ya no podía con su dolor, había perdido a las únicas tres personas que amó en su vida, su razón de vivir y como ya no estaba, ella ya no le veía sentido a su vida, pues había perdido toda conexión con su padre y no era la chica de muchos amigos, esa misma noche se dirigió al lago donde pasó el último día con su novio, observó el cielo, ya no brillaban las estrellas como aquél día.

-Vas a cumplir tu promesa, lo harás.- Le gritó a la nada, miró el lago y sin pensarlo dos veces se lanzó hundiéndose por completo. Su respiración empezaba a faltar y ella no hacía ni el mínimo intento para subir a la superficie y tomar aire. Había decidido que el mejor camino era suicidarse, creía que así sería la única manera de estar con las personas más importantes de su vida, había perdido toda la esperanza, decidió arrebatarse su vida y ahí todo se terminó para volver a comenzar.

En otra vidaWhere stories live. Discover now