16 años

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-¿Y entonces si te gusta?- Preguntó su única amiga.

-Desde los once Nat.- Le confesó Mabel.

-¿Y por qué no se lo has dicho?

-¿Estás loca?- Dijo levantándose de un brinco de la cama.- Soy horrible, jamás me haría caso, además el solo me ve como su mejor amiga, casi como su hermana.- Dijo tristemente.

-Ay no es verdad, te mira como si se le saliera la baba, yo lo he visto con estos ojos que se han de comer los gusanos, además eres bellísima.

-Él jamás me miraría así, me habría dado cuenta de eso.- Dijo.- Además todas tienen mejor cuerpo que yo, solo mírame.

-No estoy de acuerdo contigo, solo tienes dieciséis años, es obvio que aún no terminas de desarrollarte bien y no creo que eso le importe a Charlie, se ve que la pasa muy bien cuando está contigo, digo solo nota cuando las demás chicas se lo comen con la mirada o le hablan, ni siquiera les presta la atención que te da a ti, de verdad serás muy tonta si lo dejas ir, se ve que es un chico increíble y vale la pena.

-¿Y si me rechaza?

-Pues será un idiota si te rechaza.

-Pero se arruinaría nuestra amistad, lo perdería todo.

-No, el te perdería a ti, eres increíble.- Dijo mirándola.- Aunque te confieso que un cambio de look no estaría nada mal.

-¿Me estás diciendo fea y mal vestida?

-No, tú ropa es linda, pero creo que él terminaría hincado a tus pies si cambias repentinamente tu estilo.

-No lo sé.- Dijo pensativa y muy dudosa.

-¿Que puedes perder?

-Mi dignidad.

-Esa la perderás tarde o temprano, así que andando.- Dijo tomando la mano de su amiga para sacarla de la casa. Las dos fueron al centro comercial y entraron a distintas tiendas para elegir la nueva ropa de Mabel. Llevaron nuevos jeans, faldas, tops, medias y muchas cosas más.

-Definitivamente tienes que usar esto en la fiesta.- Dijo su amiga mostrándole un lindo vestido negro de delgados tirantes ajustado al cuerpo.

-Oh no, no.- Le respondió negando su amiga.- Espera ¿Qué fiesta? No hay ninguna fiesta esta noche.

-Ya la hay.- Dijo sacando su celular e invitando a muchos de sus compañeros a una gran fiesta que daría esa misma noche en su casa.- Listo, nos lo llevamos.- Mabel, no pudo negarse más pues su amiga casi la arrastro a la caja para pagar el vestido.

-Creo que fue demasiado.

-Nunca es demasiado para verse linda, además nos falta un poco de maquillaje, necesitas hacerte por lo menos un hermoso delineado.

-Pero no me se maquillar.

-Yo lo haré, luego te enseñaré y tú irás practicando.

La tarde pasó rápido y las dos se dirigieron a la casa de Natalia, claro con el permiso de la mamá de Mabel, se alistaron juntas y cuanto bajaron el timbre sonó. Las dos se miraron asombradas, pues no creían que asistirían sus compañeros por ser de primer grado. Natalia abrió la puerta y muchas personas entraron, algunos mayores con bebidas y otros con simple comida. Las saludaron como si fueran amigos de toda la vida y todos se empezaron a acomodar. La música empezó a sonar por toda la casa y el ambiente empezaba, Natalia seguía recibiendo a las personas mientras que Mabel estaba pegada a ella.

-Dios mío ahí viene.- Le dijo la rubia a su amiga refiriéndose a Charlie.- Tienes que abrir tú la puerta.

-No ¿por qué yo?- Dijo asustada y nerviosa.

-Por que te tiene que ver, anda iré a hacerme la tonta.- Dijo y se marchó por el largo pasillo.

El timbre sonó y Mabel dio un leve saltito por el susto, su corazón estaba demasiado acelerado y sentía que sus nervios crecían a cada segundo que pasaba. El timbre sonó nuevamente y ella respiro profundamente y abrió la puerta mostrando seguridad. Su amigo la miró con total asombro, cosa que le dio risa a Mabel.

-¿Tan mal me veo?- Le preguntó tratando de sonar tranquila.

-Para nada, te ves increíblemente hermosa.- Le dedico una gran sonrisa su mejor amigo sin dejar de admirarla.

-¿Y pasarás?

-Lo siento, es que... Wow sigo impactado.- Dijo entrando sin apartar sus ojos de ella.

-No creo que sea para tanto.- Le respondió cerrando la puerta.

-Créeme que sí, te miras muy bella.

-Gracias.- Dijo casi susurrando.- Tú también te miras muy bien.

-Gracias.

Los dos se habían quedado ahí parados sin decir más, la incomodidad empezó a presentarse, pues era raro que siendo mejores amigos no tuvieran un simple tema de conversación.

-Em... quieres algo de tomar o...

-Claro.- Le respondió con una sonrisa ella.

Él la tomó de la mano mirándola fijamente a los ojos, los nervios que se empezaban a irse estaban de regreso, solo lo miró a los ojos y le volvió a sonreír.

-Tienes una sonrisa muy linda.

-¿Te parece?

-Desde siempre, me has parecido una niña muy linda desde que te conozco.

-Pues... gracias.- Le dijo sonrojada y agachando su mirada, pero no fue así ya que el la levantó nuevamente para verla detalladamente.

-Hay algo que tengo que confesarte.- Le dijo él con total nerviosismo.

-¿Sí?- Le dijo ella clavando su mirada en sus labios.

-Me gustas Mabel.

-¿De... de verdad?

-Desde los 12.

-¿Por qué no me lo dijiste?

-Porque era horrible para ti, aunque lo sigo siendo.

-También me gustas Charlie.

-¿Desde cuando?

-Desde que me diste ese tierno beso.

-¿Aún lo recuerdas?

-Como podría olvidarlo.

-¿Quieres...

-Intentarlo, sí.- Él solo sonrió ampliamente y acercó su rostro hasta eliminar el poco espacio entre sus labios.




En otra vidaWhere stories live. Discover now