Hacia la cima (I-land)

{11} Nuestras Navidades

Antes de empezar. Para escribir este capítulo, me basé en las costumbres que se tienen en España (donde vivo) al celebrar Navidad o Reyes, por lo que puede que no coincida exacto con las cosas que se hagan en otros países. Una vez dicho esto, ya empiezo :D
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(Nicholas POV)

- ¡Hyung! - me despertó Yoonwon - ¡Hyung, levanta, ya es hora de los regalos!

- ¿Ya? ¿Qué hora es? - bostecé, aún sin levantarme de la cama

- Las ocho y cuarto, parece que se te han pegado las sábanas, hyung - me hablo...

- ¿Kyungmin? ¿Ya estás despierto? - Jaeho entró por la puerta, encontrándose con nuestro hermano ya en pie a esta hora, esto solo sucede una o dos veces al año

- ¡Ya está el desayuno listo, como no bajéis se os enfriará el chocolate caliente! - nos gritó Taki desde abajo

Cuando finalmente me destapé y me preparé, me dirigí a la primera planta para comer lo que preparó nuestro hermano menor, siempre se esmera mucho a diario, pero en fiestas como esta siempre hacía grandes platos dignos de un restaurante.

- Ya quiero abrir mi regalo, ¿tenemos que comer ahora? - Daniel hizo un puchero

- Si, como esperes va a estar todo frío, así que no hay peros que valgan. Siéntate ya y así acabas antes - le respondió la señora Kim con una sonrisa, aunque sus palabras sonaban como una amenaza más bien

- ¿Y el roscón? - preguntó Jungwon

- Aquí... está - el señor Kim soltó la pesada bandeja con aquel bizcocho tan grande para alimentar veintitrés estómagos hambrientos

Luego de comernos todo lo que era comestible y se encontraba en la mesa, pasamos al salón, donde estaban los regalos repartidos por todo el piso. No sabría decir que fue más caótico, si el jaleo que creamos al ver tantos paquetes, o si la batalla que se creó en aquella sala al buscar cuál era de cada quien.

- ¿A quién se le ocurrió esta brillante idea? - un molesto EJ estaba sosteniendo una bolsa de carbón dulce con su nombre

- Necesito unas tijeraaaas - se quejó Jake, quien no podía abrir el nuevo juego de supervivencia para la Nintendo que le habían regalado

- ¿Qué es esto? - se escuchó a Sunghoon desde una esquina de la sala, con una caja en la mano

- Unos patines nuevos, los que tenías ya estaban muy gastados, además de que nos dijiste que te venían un poco apretados - le sonrió Hanbin, quien fue el encargado de comprar algunas de las cosas que estaban allí envueltas - ¿Y esto? No puede ser lo que creo, ¿verdad? - parecía que el mayor iba a explotar de la felicidad en cualquier momento

- Como tú te encargaste de los nuestros, nos pusimos de acuerdo y entre todos hicimos el tuyo. No es lo mejor ni más caro, pero esperamos que te guste - Heesung recibió un gran abrazo del mayor al decir esas palabras - y habrán unas personas que tal vez conozcas esperándote cuando llegues

- Conseguimos hablar con uno de tus antiguos hermanos, Thian, él y un par de personas más irán al aeropuerto a recogerte - le explicó K al ver la cara de confusión del extranjero. Habíamos conseguido unos billetes de avión para que Hanbin pudiera ir a su ciudad natal, donde podría reencontrarse con su primera familia adoptiva. Siempre que puede hablaba de ellos, así que pensamos que le gustaría poder pasar allí un par de semanas enteras

- ¿Y esta cosa para qué me sirve? - Niki miró extrañado aquella tabla con ruedas

- Es para que la montes y vayas a los sitios ahí subido - le respondió Geonu con obviedad

(Sunoo POV)

- No encuentro ninguno que ponga mi nombre - inflé un poco los mofletes para que me prestaran atención

- ¿Qué le pasa al pequeño Sunoo? - se me acercó mi madre - ¿Buscaste en todos lugares? Ya sabes que el tuyo suele estar...

- ¡Detrás del árbol! ¡Claro! - fui corriendo a la esquina donde se encontraba aquél abeto de plástico que estaba en la esquina de la sala de estar, encontrando una gran caja

- No es justo, todos tenemos paquetes enanos y tú tienes uno enorme, ¿me lo cambias? - Youngbin me ofreció sus cascos sin cable para el móvil

- Nop, esta caja es solamente mía. Mía y de nadie más - le saqué la lengua, volviendo a lo mío y rompiendo el envoltorio de perritos que tenía

Era el escritorio que llevaba tiempo pidiendo, pues compartir mesa con otros cuatro hermanos apenas te deja espacio para poder hacer tus deberes sin que te den un codazo o algo así. Además es grande, por lo que caben dos personas.

- ¿A qué vas a compartirla con tu hermano favorito? ¿Verdad que sí, Sunoo?- llegó Taeyong a mi lado

- ¿Por qué compartiría la mesa conmigo? Quiero decir, ya no estoy en la escuela - le habló Jimin

- ¿Y esta carta? - preguntó Jay levantándose de golpe del sofá, donde se acababa de sentar, aplastando algo de papel

"Con esta tarjeta podréis ir al arcade todos juntos sin presupuesto
límite, así que no tenéis que llevar dinero"

- Ya me veo dándoos una paliza en la bolera - rio Jaebom, aunque no mentía, se le da extrañamente bien jugar a los bolos

- Y yo sacando aquel peluche de la máquina esa del gancho, llevo tiempo intentándolo, pero nunca lo atrapo, siempre cojo el que no es - Sungchul se secó una lágrima falsa

- ¿Y esto? - Seon miró un libro sin saber exactamente para qué le serviría

- ¿Recuerdas que estuviste diciendo que querías el carné de moto? - cuando el pelinegro asintió, Hanbin continuó hablando - Pues finalmente los señores Kim te dejaron entrar a la autoescuela

- ¿En serio? ¡Graciaaas! - y luego de eso, todos nos fuimos esparciendo por la casa, probando nuestras nuevas cosas. Algunos en la cocina, otros en los dormitorios, Niki y Sunghoon salieron con nuestro padre y fueron a la pista de patinaje, aprovechando para que el japonés aprendiera un poco a manejar su skate.

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Hola a todos! Gracias por haber leído esta historia. Estuve un tiempo decidiendo qué haría con esta y decidí dejarla tal y como está. Por lo que esto es todo, en serio os agradezco millones por todo el apoyo que he recibido.

En este mes o el siguiente, comenzaré a editarla, para corregir los posibles fallos.

Os quiero mucho, nos vemos~